miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL TEMOR AL GOCE SEXUAL.

El sexo es uno de los principales impulsos del ser humano y el causante de muchas experiencias placenteras, así como de actos de violencia y de maltrato. El placer que brinda desde la infancia y la adolescencia hasta la muerte, es muy variado en intensidad y la mayoría de las personas busca obtenerlo por diferentes medios. Sin embargo, existen `personas a las que el goce sexual les resulta amenazador y lo evitan a pesar de tener la posibilidad de disfrutarlo con el permiso familiar, social y religioso, pues sus experiencias tempranas y la represión de la que fueron objeto no les permiten experimentar el hedonismo que está al alcance de su mano.

Laura es una chica de 30 años, profesionista exitosa, enamorada de su esposo, inteligente y muy atractiva que sufre porque no ha sabido disfrutar de las relaciones sexuales con su marido. En el último año su frecuencia sexual ha sido de una vez por mes sin alcanzar el orgasmo y solo porque su esposo insiste, pues por ella se la pasaría en abstinencia por más tiempo. Durante su primera año de matrimonio no pudo sentir placer sexual pues la penetración le causaba dolor, sin que hubiera una causa física que la justificara. Al ser consciente de su temor al goce sexual y darse cuenta que con el paso del tiempo su problema no se resolvía, decidió buscar ayuda terapéutica, pues ama a su esposo y desea conservar su matrimonio. Descubrió que desde pequeña tuvo temores al sexo por la influencia recibida en el colegio religioso donde estudio la primaria y la secundaria. Recuerda que siempre le dijeron que no debía tocar su cuerpo y mucho menos experimentar placer, pues si lo hacia se condenaría al infierno. Nunca se atrevió a comentar estas cosas con sus padres pues pensó que ellos la regañarían si no obedecía a sus maestros. Creció creyendo que era malo experimentar goce sexual y al llegar virgen al matrimonio experimento muchas molestias en el coito que perduraron por varios años. Mentalmente se hizo a la idea de que el sexo no era placentero, que había que sufrirlo y lo aceptaba por complacer a su esposo. Con la ayuda terapéutica Laura cambio su visión de la sexualidad y aprendió a disfrutarlo con más frecuencia y mayor intensidad, mejorando la calidad de su vida personal y conyugal, lamentándose del tiempo que perdió creyendo que era malo disfrutar de su sexualidad.

Al igual que Laura también existen hombres que temen el placer sexual y por ello son eyaculadores precoces, pues creen que si disfrutan del sexo corren el riesgo de sufrir daño en su pene. Otras veces el temor al goce sexual es por el tipo de fijaciones edípicas que mantienen y creen que al estar disfrutando con su pareja, es como si lo estuvieran haciendo con su propia madre. Estos pensamientos les angustian y prefieren terminar apenas han empezado la penetración, dejando insatisfechas a sus mujeres y quedando con una sensación de fracaso, pero manteniendo a salvo la imagen de su madre. En otros casos, los hombres necesitan devaluar, descalificar, humillar y agredir a la mujer con la que tienen sexo, para poder disfrutar del mismo, pues solamente si creen que están con una mujer devaluada, logran excitarse y disfrutar sexualmente, lo cual resulta paradójico, pues solo pueden sentirse excitados y satisfechos si emplean la agresión para devaluar a la mujer con la que intentan gozar libidinalmente, saboteándose de esta manera un goce sexual más pleno.

El temor al goce sexual es el resultado de la inadecuada educación, de las amenazas, de los prejuicios y la mala información, así como de experiencias desagradables en la infancia. Algunas mujeres pueden llegar a temer disfrutar del sexo por haber sufrido de abuso sexual en su infancia o adolescencia; otras porque sus experiencias sexuales resultaron dolorosas, frustrantes y amenazadoras a su integridad física, emocional y sexual. La culpa por creer que se esta haciendo algo malo es otro de los motivos por los que las personas temen disfrutar del sexo, incluso, cuando este es el caso, muchas mujeres permiten que se las use para tener sexo pero sin disfrutarlo y si llegan a sentir placer buscan la manera de castigarse por otros medios. Quienes han vivido en un ambiente represor de su sexualidad y rodeados de amenazas religiosas sobre el goce que pueden obtener con su cuerpo y la interacción amorosa, sufren por no poder gozar de su sexualidad y con el paso del tiempo llegan a tener otro tipo de problemas emocionales por no poder disfrutar del placer sexual.

El temor al goce sexual puede resolverse cuando quien lo padece se arma de un poco de valor y busca ayuda profesional para hablar del origen de sus temores, con un psicoanalista o un terapeuta sexual. Mediante el análisis de su historia puede llegar a darse cuenta de lo erróneo de su pensamiento y a través del dialogo con su pareja, aprender a disfrutar del placer sexual sin el temor a recibir algún castigo. Si la mayoría de las personas adultas aprenden a disfrutar de su sexualidad, pueden ser más productivas, más sanas, más activas y más felices, pues el goce sexual les inyecta más energía para disfrutar de la vida con mayor plenitud, dejando atrás los sentimientos de culpa y la necesidad de castigo que la acompañan. El mundo será mejor cuando haya más personas que puedan gozar con su sexualidad en un ambiente de responsabilidad y respeto hacia los demás, sintiéndose agradecidos de poder hacerlo.

Marco Antonio Pérez Mora es Psicoanalista y Psicoterapeuta sexual, dr_perezmora@yahoo.com

EL ORGASMO FEMENINO.

Si todas las mujeres pudieran experimentar el orgasmo con la frecuencia deseada, el mundo sería más agradable de lo que es hoy en día. Se calcula que el 45% de las mujeres mexicanas no conocen lo que es un orgasmo y se sabe que todas las mujeres cuentan con la capacidad para lograrlo, no una, sino varias veces en una sesión sexual. ¿Porqué entonces tanta dificultad para obtenerlo? La respuesta esta en el tipo de educación sexual recibida por hombres y mujeres, la cual ha hecho que millones de personas en el mundo experimenten con miedo e ignorancia su sexualidad y por ello no sepan cómo sacarle el mejor jugo a sus experiencias sexuales.

El hombre obtiene placer con la eyaculación y ésta es necesaria para la reproducción, sin embargo no siempre que tiene relacione sexuales espera embarazar a su pareja, aunque el riesgo existe, salvo que este esterilizado. En cambio en la mujer el orgasmo solo sirve para su placer y nada tiene que ver con la fertilidad de ella. En el hombre el pene sirve para obtener placer, para la micción y para la eyaculación. En la mujer el clítoris esta solamente para su placer. Además la mujer tiene toda la vulva, parte de la vagina y el famoso punto G para completar su goce sexual, siempre y cuando cuente con una buena pareja o en su defecto no tenga inhibiciones para practicar el auto erotismo, en cuyo caso solo requiere de “una buena mano amiga” y la disposición emocional para disfrutar de su propio cuerpo.

La naturaleza biológica femenina esta diseñada para que ellas disfruten plenamente y sin limitaciones en la interacción sexual, solo se necesita de un amante conocedor, experto y paciente que las sepa llevar por los laberintos de la pasión sin freno, hasta que ellas se sientan completamente satisfechas. Para ello es necesario que el hombre aprenda a conocer la respuesta sexual femenina y comprenda que ellas son diferentes, que no les tema a su capacidad para disfrutar, que sepa esperarlas antes de complacerse el mismo y que este dispuesto a complacerlas conforme ellas se lo pidan. Las mujeres pueden tener un orgasmo tras otro, hasta saciar su apetito. Los prejuicios, las amenazas masculinas y la mala educación sexual, son las barreras que se los impiden.

Las mujeres que logran satisfacer sus deseos sexuales mediante el orgasmo completamente placentero, tienden a vivir con más alegría, son más creativas, menos neuróticas, más amables, más amorosas, más comprensivas, cuentan con más energía para realizar sus actividades, sonríen con más frecuencia. Son más fuertes, tienen una mejor condición física, están más dispuestas al sexo, comen menos, están más lozanas, se enferman menos, viven más años y disfrutan con mayor plenitud de todo lo que hacen cotidianamente. El orgasmo femenino es una maravilla de la naturaleza, quien lo diseño solamente para el placer de las mujeres, el cual puede ser compartido por los varones, pues una mujer satisfecha sexualmente es una amante magnifica.
El orgasmo femenino se puede alcanzar sin tener una pareja sexual y aún antes de iniciar la vida sexual activa. Mediante la auto estimulación adecuada, que implica el conocimiento del cuerpo, las mujeres son capaces de disfrutar consigo mismas de una manera más intensa que los hombres. Para lograr estos objetivos es conveniente que no se sientan culpables y que no piensen que por hacerlo pierden valor como personas y como mujeres. Las habilidades autoeróticas femeninas le ayudan a conocerse mejor y a orientar a su pareja sexual para que le proporcione el placer anhelado. Es por ello que debe aprender a conocer sus reacciones ante diferentes tipos de estimulación: táctil, visual, auditiva, olfativa y gustativa. Si la mujer no tiene prejuicios ni inhibiciones sexuales, no se sentirá culpable por disfrutar con las reacciones de su propio cuerpo y será capaz de gozar de su vida más plenamente.

Las reacciones que se producen en el orgasmo femenino incluyen prácticamente todo su cuerpo. Su piel se ruboriza y suda, sus senos crecen y los pezones se ponen turgentes y más coloreados. Sus labios mayores se hinchan con la sangre, su clítoris se erecta, su vagina y útero se contraen rítmicamente, su pulso se acelera, sus pies y manos se crispan, la respiración se hace más agitada, sus ojos se ponen en blanco y emite sonidos fuertes que manifiestan el placer que está experimentando en esos 10 o 15 segundos de gloria. Si la estimulación continúa de manera adecuada, es capaz de reponerse rápidamente y volver a tener otro orgasmo. Algunas féminas suelen experimentar varios orgasmos, sin tener que esperar tanto tiempo como le sucede al hombre para volver a tener una segunda o tercera eyaculación. Para ciertas mujeres, el segundo y tercer orgasmo suelen ser más intensos y placenteros que el primero. Desafortunadamente, la mayoría no pasa del primero.

Si los hombres lograran educarse mejor en su sexualidad, se preocuparían por conocer mejor el cuerpo femenino y no se quedarían en el rudimentario deseo del mismo. Al conocer la anatomía y psicología femenina, contarían con mayores herramientas para complacerlas y lograr una mejor disposición de ellas para las relaciones sexuales que tanto anhelan. Estos conocimientos les ayudarían a comprender la curva del orgasmo femenino, a tener paciencia y a ser más hábiles en sus caricias manuales y orales, así como en el coito y el en uso de los vibradores.

Las mujeres que conocen su cuerpo y no le temen a sus reacciones, se sienten más seguras de sí mismas, poseen una mejor auto estima sexual y disfrutan más plenamente de todo lo que realizan. El orgasmo femenino es una maravilla de la naturaleza humana que hay que saber prodigar y disfrutar para vivir el paraíso en esta vida. Para conocer una técnica infalible y muy tonificante de cómo lograr un buen orgasmo sin una pareja al lado, consulte la siguiente dirección: http://www.tu.tv/videos/orgasmo-femenino-en-bicicleta

EL ORGASMO.

EL ORGASMO.

Para muchas personas el mecanismo fisiológico del orgasmo sigue siendo un misterio y para otras alcanzarlo es una odisea. Sin embargo casi todo el mundo busca lograrlo en cada experiencia sexual, pues se reconoce como una experiencia sumamente placentera, aunque no dure más allá de 4 a 10 segundos. Es una respuesta que se acompaña de convulsiones involuntarias, que alivia la tensión acumulada en las fases previas de excitación y meseta y es la cima de la satisfacción sexual y emocional y la antesala del fin de la experiencia sexual.

La diferencia principal entre el orgasmo femenino y el masculino es la eyaculación en éste último. Las investigaciones realizadas por Kinsey y Masters y Johnson, reportaron que las descripciones realizadas por hombres y mujeres no mostraban diferencias significativas en relación a cómo ven el orgasmo uno y otro sexo, lo cual confirma el hecho de que las sensaciones son muy similares en ambos sexos.

La respuesta orgásmica se caracteriza por un aumento de la presión arterial y del pulso, la respiración es más profunda y rápida, los tejidos de la pelvis se congestionan con la sangre y se experimenta una sensación de liberación de la tensión en la explosión orgásmica, que retorna a los órganos genitales a su estado natural de relajación. La experiencia orgásmica se registra en el varón en el pene, los testículos, la próstata, las vesículas seminales y la zona pélvica. En la mujer son la vagina, el clítoris, el útero y la zona pélvica, aunque también intervienen los senos con sus pezones.

Al principio de la vida conyugal algunas mujeres no alcanzan el orgasmo por falta de experiencia y de conocimiento sobre el funcionamiento de su cuerpo. Si las cosas marchan bien en la relación de pareja, éstas logran tenerlo con el paso del tiempo y mediante la desinhibición que les da la confianza y el conocimiento de su pareja. Sin embargo, cuando los conflictos y desavenencias conyugales hacen su aparición, los problemas psicológicos afectan la capacidad orgásmica de muchas féminas. Algunas de éstas prefieren mantener una relación amorosa, basada en la comprensión el dialogo y el entendimiento, aunque no alcancen el orgasmo, pues para ellas es más importante la intima relación emocional que la descarga tensional. Sin embargo muchos varones se sienten incómodos si saben que su mujer no alcanza el orgasmo, pues creen que no son lo suficientemente capaces para excitarla y poderla complacer, razón por la que algunas mujeres suelen fingirlo para no preocupar a sus hombres.

Los hombres tienden a asociar la eyaculación con el orgasmo porque la descarga eyaculatoria suele coincidir con éste, pero hoy en día se sabe que los hombres pueden adquirir la habilidad de experimentar varios orgasmos antes de eyacular y de esta forma gozar más de su vida sexual. Eyaculación y orgasmo no son necesariamente sinónimos.
El orgasmo se puede alcanzar de diferentes formas: mediante la fantasía, a través de la masturbación, con el empleo de algunos consoladores y mediante el coito. La mayoría de las personas reconoce que los mejores orgasmos son los que se tienen con la persona amada mediante un intercambio sexual placentero y amoroso. A pesar de que muchas mujeres refieren que la penetración vaginal es muy placentera, el orgasmo lo alcanzan más fácilmente mediante la estimulación manual u oral de su clítoris. No existe una sola manera de alcanzar el orgasmo, ni una sola forma de estimular a la pareja, pues lo que para un persona puede resultar muy excitable y placentero para otra puede ser incómodo y hasta molesto, por ello es importante el dialogo para conocer los gustos y preferencias de la pareja y no tratar de generalizar, creyendo que lo que para alguien fue bueno, tiene que serlo para el resto del mundo.

Las mujeres han dejado de ser el famoso “sexo débil”, pues se ha demostrado que la mayoría puede ser multi orgásmica, ya que bien estimuladas y excitadas por la relación con su pareja masculina, o femenina, según sea el caso, pueden tener más de cinco orgasmos en una sola experiencia sexual. Muchas de ellas refieren que el segundo o tercer orgasmo suelen ser más intensos que el primero. Las mujeres que han practicado la masturbación antes de su vida sexual activa, tienden a tener el orgasmo con mayor facilidad que aquellas que se reprimieron o inhibieron en su autoerotismo.

Algunos hombres logran tener más de un orgasmo antes de la eyaculación, pero son los menos. La mayoría se centra en el placer eyaculatorio y el periodo refractario es mucho más prolongado que el de la mujer. Mientras que ésta puede continuar en la fase de meseta por varios minutos más si la estimulación continua y es placentera, el varón necesita de un periodo de reposo antes de volver a tener una erección. Con la edad se le va dificultando cada vez más por los problemas circulatorios y la capacidad muscular para sostener la erección.

La persona, el ambiente y las condiciones emocionales en las que se tienen las relaciones sexuales inciden sobre la calidad y cantidad de orgasmos que se puedan tener. La pareja debe estar de acuerdo en las situaciones en las que desea tener sexo para que las cosas se faciliten y propicien alcanzar el orgasmo, el cual no necesariamente debe ser simultáneo, aunque se recomienda que primero lo tenga ella y después el varón, ya que si éste eyacula primero suele caer en un estado de relajación que lo duerme y lo lleva a dar por terminada la faena, dejando a su pareja sin la satisfacción anhelada. Para lograr buenos orgasmos, la pareja debe mantener una adecuada comunicación que les facilite el entendimiento, comprensión y fortalecimiento de sus lazos amorosos, los cuales coronaran con el placer orgásmico mutuo.

martes, 3 de noviembre de 2009

COMPLEJOS SEXUALES.

COMPLEJOS SEXUALES.

Los complejos son actitudes psicológicas derivadas de experiencias vividas en la infancia y que han dejado una huella inconsciente, que propician comportamientos inadecuados en lo sexual o en lo emocional. Dentro de la teoría psicoanalítica los complejos más reconocidos son el de Edipo y el de castración, sin ser los únicos, pero si los que más se han estudiado por las repercusiones en la vida sexual y amorosa de hombres y mujeres. Una persona que vive con complejos sexuales no se desarrolla satisfactoriamente en ningún campo de su vida, por lo que requiere de un proceso psicoterapéutico para poder romper con dichas ataduras.

El complejo de Edipo fue postulado por Freud para explicar que todos los niños y las niñas, de entre los tres y los cinco años de edad, pasan por una serie de experiencias amorosas y sexuales que giran alrededor de sus padres. El varoncito desea poseer sexualmente a su madre y eliminar a su padre, tal como sucede en la saga griega que da su nombre a dicho complejo, en tanto que las niñas desean al padre y rivalizan con su madre. Si el desarrollo es sano, al término de los cinco años, cada niño se identificará con el padre de su mismo sexo y dejará de desear al de sexo contrario. Para ello será necesario que ambos padres actúen con firmeza y con afecto para prohibirles la relación incestuosa. Cuando una persona se ha quedado fijada en esta etapa de su vida, se habla de que tiene el complejo de Edipo sin resolver y correrá el riesgo de establecer relaciones amorosas con otras personas confundiéndolas con sus propios padres. El hombre tendrá problemas para relacionarse con su mujer si la ve como si fuera su madre, pues no disfrutará del sexo cabalmente porque a nivel inconsciente estará creyendo que se acuesta con su madre, o usará el Edipo para evitar tener relacione sexuales con su pareja formal.

El complejo de castración tiene que ver con los miedos que los niños tienen a que sus padres les corten el pene durante el periodo del Edipo, en el que suelen masturbarse fantaseando con su propia madre. El miedo al castigo por sus deseos sexuales y agresivos, los lleva a creer que si son descubiertos el padre los castrara. Este temor los puede llevar a tener inhibiciones sexuales tales como la eyaculación precoz, que los hace terminar muy rápido por el temor a ser dañados en el interior de la vagina, a sufrir de impotencia sexual por creer que serán castigados por alguien, tal como sentían en la infancia o simplemente evitarán tener sexo con su esposa cuando ésta se haya convertido en madre, porque al asociarla con la maternidad, la relacionan con su propia madre y temen un fuerte castigo si tienen sexo con ella. A nivel inconsciente prefieren no exponer su sagrado miembro y no logran la erección, aunque conscientemente la desean.

Otro tipo de complejos sexuales está relacionado con el tamaño y la forma del pene. Algunos hombres creen que su pene es muy pequeño o que esta deforme o chueco y que no serán capaces de complacer a la mujer, por lo que manifiestan conductas anormales en su sexualidad. En el caso de las mujeres, lo más común es que crean que su vulva es fea y se nieguen a ser vistas por su pareja, lo que provoca inhibiciones en su deseo y excitación, creando situaciones de molestia que pueden afectar seriamente su desempeño sexual. En otras ocasiones se escudan en la idea de que sus senos, vientre o nalgas no son atractivas y se oponen a ser vistas a la luz por su pareja masculina, mermando la capacidad de goce de ambos. Tanto los hombres como las mujeres pueden llegar a disminuir su actividad sexual si creen que su cuerpo no es tan atractivo como quisieran a la vista del otro (a). Sobre todo cuando existe un sobrepeso importante, muchas parejas dejan el sexo en segundo o tercer término en sus relaciones amorosas, por la inhibición que les provoca su exceso de grasa que los hacer verse menos sexys.

Otros complejos tienen que ver con la forma, lugar, cantidad y calidad de las relaciones sexuales. Hay quienes se sienten acomplejados (as) al grado de no permitirse variaciones en sus relaciones sexuales. Establecen lugares, tiempos y formas muy específicas para el desahogo del sexo sin darse la oportunidad de disfrutarlas cabalmente. Los complejos de inferioridad o de superioridad, también afectan negativamente el desempeño la capacidad de goce sexual.

La mejor manera de disfrutar plenamente de la sexualidad es sin este tipo de complejos y en caso de tenerlos, lo recomendable es buscar ayuda profesional para eliminarlos del camino.

PERSONALIDAD Y SEXO.

PERSONALIDAD Y SEXO.

La personalidad es el conjunto de rasgos físicos, psicológicos y sociales que distinguen a una persona de otra, haciéndola única. Para Allport la personalidad “es la organización dinámica de los sistemas psicofísicos que determina una forma de pensar y de actuar, única en cada sujeto en su proceso de adaptación al medio”. Tomando como base estas definiciones es de entender que el sexo forma parte de la personalidad de cualquier individuo, comenzando por definirlo como mujer u hombre; lo cual influirá en el desempeño de su sexualidad: cómo piensa respecto de sí mismo y del sexo opuesto, cómo actúa en relación con el sexo contrario y cómo se adapta al medio físico y social para establecer relaciones sexuales, depende de la personalidad de cada quien, por eso el sexo y la personalidad van de la mano.

Las clasificaciones de personalidad que el hombre ha realizado a lo largo de la historia son muchas y muy variadas, desde los griegos que hablaban del temperamento colérico, sanguíneo, flemático melancólico, hasta los psicoanalistas que hablan de la estructura de la personalidad formada por las instancias del ello, el yo y el superyó. Los libros de psicología describen distintos tipos de personalidad según los autores y escuelas teóricas. El manual de diagnóstico de enfermedades mentales de los Estados Unidos (DSMIV) se refiere a diferentes alteraciones de la personalidad, citando personalidades antisociales, narcisistas, obsesivo compulsivas, histriónicas, fronterizas, paranoides, esquizotípicas, por evitación y por dependencia. Desde la perspectiva psicoanalítica se puede hablar de personalidades neuróticas, histéricas, narcisistas, fronterizas, infantiles, pasivas, agresivas, dependientes, obsesivas, dominantes, antisociales, psicóticas, impulsivos, esquizoides, por mencionar algunas. Para determinar el tipo de personalidad que posee una persona es necesario realizar una serie de entrevistas clínicas a cargo de un profesional y aplicar pruebas psicológicas validas y confiables.

La sexualidad humana se ejercita conforme a la personalidad de cada individuo. Quien posee una personalidad infantil experimentará una sexualidad dependiente, oral y voraz. Esperara que su pareja se haga cargo de sus necesidades sin dar nada a cambio. Será una persona demandante y exigente, como un bebé hambriento, sin capacidad de agradecer lo recibido. En cambio, una personalidad dominante, se encargará de complacer a su pareja, tomará la iniciativa y dirigirá los movimientos. Exigirá que su pareja obedezca sus órdenes y pedirá ser complacido, aunque también tratará de complacer a su pareja, pero sin tomarla mucho en cuenta. El que posea una personalidad agresiva será violento en el sexo y tratará de hacer sufrir a su partenaire. No le importará el bienestar del otro (a) sino el desahogo de su sexualidad contaminada de agresión. Son los típicos sujetos que llegan a maltratar y a lastimar a su pareja en la relación sexual. Las personalidades dependientes esperan que el otro (a) tome la iniciativa y decida cómo y cuándo tener relaciones sexuales. Dependen de los suministros sexuales y afectivos que les den para poder sentirse bien, pero son incapaces de hacer cualquier cosa para lograrlo. Dependen de la iniciativa del otro (a). Algunas personalidades dependientes no pueden tener relaciones sexuales si no hay alcohol, drogas o películas pornográficas de por medio. Dependen de dichos estímulos para poder disfrutar de su sexualidad.

Por su parte las personalidades histriónicas suelen aparentar que son muy sexosas y/o fogosas, pero en realidad son inhibidas y no logran disfrutar plenamente de las relaciones. Difícilmente alcanzan el orgasmo y sus eyaculaciones no son muy placenteras. Disfrutan más del juego previo que de la relación sexual en sí misma, pues sus fijaciones corresponden a un periodo edípico, anterior a los tres años de edad. Popularmente se les conoce como aquellas (os) que calientan el boiler pero no se bañan. Las personalidades esquizotípicas tienen dificultades para integrar el afecto y el sexo. Pueden tener relacione sexuales siempre y cuando no sientan nada afectivo. En sus relaciones de pareja suelen ser fríos y distantes. El sexo lo tienen como un compromiso pero no se entregan amorosamente pues sus defensas no se los permiten. Los obsesivos tienen que realizar una serie de rituales previos a la relación sexual para manejar sus ansiedades, tal como le sucedía al personaje de la película “Mejor imposible”. Son muy metódicos en sus relaciones y se les dificulta dejarse llevar por la pasión y los juegos sexuales. Sienten que tienen que tener bajo control sus impulsos sexuales y se preocupan mucho por la higiene y el orden. En cambio las personalidades impulsivas son todo lo contrario. Se dejan llevar por el deseo del momento y no les importa si el otro (a) desea o no las relaciones, se arriesgan a tener sexo en lugares peligrosos o a la vista de los demás. Ellos desean darle salida a sus impulsos en el momento que éstos surgen y no tienen tolerancia a la frustración ni capacidad de espera.

Las personalidades psicóticas mezclan sus alucinaciones y delirios con sus relaciones sexuales y llegan a tener experiencias de irrealidad. En algunas ocasiones se desorganizan al grado de experimentar angustias muy fuertes o a tener relaciones sexuales muy atípicas: con animales, con muertos, con objetos, etcétera. Por su lado, las personalidades más equilibradas y maduras, saben tomar en cuenta a su pareja e integrar los deseos de ambos en su relación sexual para resultar ganadores ambos en la experiencia libidinalmente amorosa. Se toman en cuanta y se participan sus deseos, fantasías y frustraciones con el ánimo de mejorar su convivencia sexual. Dialogan sobre sus gustos y disgustos, respetándose las diferencias, tiempos y preferencias de posiciones, juegos y frecuencia sexual. La personalidad influye sobre la sexualidad y ésta sobre la primera en un círculo que puede ser virtuoso o vicioso, para bien o para mal de la pareja y de su sexualidad.

jueves, 23 de abril de 2009

HUELGA DE PIERNAS CRUZADAS

Guadalajara, Jal. 6 de abril de 2009.
HUELGA DE PIERNAS CRUZADAS.
Por lo general la mayoría de los hombres siempre están dispuestos a tener relaciones sexuales, sea con su pareja o con la persona que les excite, aunque en algunas ocasiones su deseo se vea mermado por diversas circunstancias, surgiendo la huelga del pene caído, imposibilitando la penetración y mermando el deseo. Por su parte, muchas mujeres requieren de sentirse deseadas y queridas para disponerse a disfrutar de las relaciones eróticas. Cuando ellas no lo desean porque están enojadas, frustradas o desanimadas debido a que su pareja no las sabe complacer, o las ha hecho enojar, emplean lo que se conoce como huelga de piernas cruzadas, consistente en negarse a abrirlas para que el otro las penetre. Su negativa impide el disfrute masculino y ellas se libran de un mal momento.
Las razones por las que una mujer se niega al sexo con su pareja son múltiples, pero dentro de las principales, está el coraje derivado de las múltiples experiencias frustrantes por haberse quedado sin haber alcanzado la satisfacción prometida y anhelada. Aunque ellas son coparticipes de dicha frustración por haber elegido a su pareja, el hecho de que ésta no sepa complacerlas las enoja y las lleva a negarse al coito, pues les resulta frustrante. En otras ocasiones, sabedoras de lo importante que es para su partenaire, emplean la huelga de piernas cruzadas como medida de chantaje o de expresión de su molestia por diversas razones. Saben que al negarse, el otro hará cosas para convencerlas de que accedan a su deseo y de esta manera ellas adquieren poder en la relación. Por ello se emplea el término de huelga de piernas cruzadas, pues se presiona para que el otro conceda el pliego petitorio. Esto conlleva que ellas se sienten como el obrero y vean a su pareja como si fuera el patrón. La lucha de poderes entre los sexos lleva a que este tipo de mujeres utilice la negativa al sexo de esta manera.
Cuando se presenta la huelga de piernas cruzadas, algunos hombres se muestran amables y atentos con su pareja, dispuestos a complacerlas en sus peticiones, lo cual hace que se establezca como un mecanismo de negociación cotidiano: cada vez que ella desea algo especial, se negará al sexo, sabiendo que de esta forma, él estará dispuesto a darle lo que pida para obtener su placer, lo cual puede llegar a mercantilizar la relación sexual. Lo interesante es que para algunos hombres, este mecanismo se vuelve algo interesante y excitante y esperan que la mujer oponga resistencia y una vez vencida ésta, se sienten más complacidos, pues es como si hubieran logrado un gran trofeo, mientras más trabajo les haya costado, más valioso se vuelve. El riesgo de la huelga de piernas cruzadas consiste en que el hombre se desespere y salga a buscar el placer que se le niega dentro de casa. En estos casos, el método pierde eficacia porque la satisfacción se obtiene en otro lugar o mediante la masturbación, en demerito de la relación conyugal. Cuando la huelga de piernas cruzadas se emplea de manera esporádica, mantiene su poder de persuasión sobre la conducta sexual del varón.
El equivalente masculino a la negativa femenina se le podría llamar huelga de brazos caídos, pero en realidad es el pene el que se mantiene flácido, sin la erección necesaria para concretar la penetración y en consecuencia el acto sexual queda sin efecto. Cuando es el hombre el que emplea la huelga del pene caído, las razones se deben a: que ha dejado de interesarse por su pareja, se encuentra muy preocupado o esta deprimido, generalmente por cuestiones económicas, que no le permiten ejercer su función de proveedor, por lo cual se le cae el ánimo sexual y se le dificulta la erección. Cuando se ha dejado de interesar por su pareja, casi siempre es porque existe otra persona en medio de ambos, aunque no es regla general que esto suceda. Puede ocurrir que los conflictos hayan deteriorado la relación y el deseo sexual haya desaparecido, pues el enojo constante impide que florezca la libido entre ambos cónyuges. Cuando el origen de dicha huelga es la preocupación laboral o económica, los hombres se sienten menos, su autoestima varonil se ve deteriorada y llegan a temer que su pareja los deje de querer y de desear. La cultura y la costumbre les enseño que su función en la vida era ser proveedores y si no lo pueden mantener, el temor al fracaso conyugal los lleva a esta situación. En el caso de que la angustia sea extrema y caigan en depresión, el problema se complica pues además de afectar su ánimo sexual, se ve afectado su rendimiento laboral, convirtiéndose esto en un círculo vicioso que agrava la situación matrimonial.
Tanto la huelga de piernas cruzadas, como la del pene caído, son malas estrategias para resolver los conflictos y lo único que provocan es acrecentar el problema que experimenta la pareja. Ni una ni otra huelga son la mejor alternativa para mejorar la convivencia sexo conyugal, pues solo desgastan el vínculo erótico y amoroso de la pareja. Cuando llega a presentarse alguno de estos comportamientos, lo recomendable es abordarlo mediante el dialogo claro y honesto, para que entre ambos busquen la solución más adecuada. Si después de haberlo intentado, no encuentran la respuesta favorable a sus expectativas, “es conveniente y hasta imprescindible, tener a mano” el teléfono de un buen terapeuta sexual que les ayude a resolver su conflictiva, antes de que ésta se haga crónica y el costo emocional los deje sin ánimos de buscar la ayuda para encontrar la salida. La inversión en una adecuada asesoría conyugal les puede ahorrar un gasto libidinal excesivo.

LOS SUEÑOS ERÓTICOS

Guadalajara, Jal. 12 de enero de 2009.
Los sueños eróticos.
La sexualidad humana tiene múltiples canales de expresión y medios de satisfacción. Los sueños eróticos son una de las formas en las que la mayoría de las personas logran obtener placer sexual sin arriesgarse al rechazo, a la pena o la vergüenza, a un embarazo no deseado o a una enfermedad de transmisión sexual. Desde los niños hasta los ancianos, los sueños eróticos son una fuente de placer inagotable que puede enriquecer la vida sexual de cualquier persona, siempre y cuando la culpa y la represión extrema no lo impidan. El erotismo onírico es una manifestación de los deseos sexuales que no han podido satisfacerse en la vida cotidiana y en ocasiones causan sorpresa, temor o culpa, aunque en muchas otras dejan un buen sabor de boca y el deseo de que el sueño se convierta en realidad.
Los sueños son la expresión de los deseos que por distintas razones no han podido ser realizados en la vida despierta. Durante el dormir el inconsciente aflora y mediante la escenificación visual, los deseos se satisfacen. En algunos casos la complacencia es mucho mayor en los sueños de lo que en la realidad hubiera sido posible, pues en el sueño el inconsciente no encuentra tanta resistencia ni censura como sucede en la vida real. Por otra parte, el deseo erótico se las ingenia para burlar las reglas y normas del superyó que intenta prohibir la manifestación y satisfacción de los deseos sexuales. En el caso de los niños y de las personas que viven con menos represiones y culpas internas, los sueños eróticos son más expresivos, placenteros y explícitos. Las personas que se sienten reprimidas hasta en el sueño, no se permiten este tipo de placeres y si los llegan a tener los transforman en pesadillas, los olvidan antes de despertarse o simplemente los niegan. Sin embargo, los suelos eróticos son parte de la naturaleza de todos los seres humanos y éstos suelen surgir con mayor frecuencia e intensidad en periodos de abstinencia forzosa, como es el caso de los adolescentes sin novia o novio, quienes están impedidos de tener una relación de pareja: seminaristas, presos, enfermos, o que por su trabajo están alejados de su pareja formal, como los emigrados, las esposas de éstos, en el post parto, etcétera.
Mediante los sueños eróticos, las personas pueden darle salida a sus necesidades sexuales que por diversas circunstancias no son satisfechas mientras están despiertas, es por eso que las personas que se sienten frustradas en su vida amorosa, recurren con mayor frecuencia a la realización de sus deseos vía el sueño erótico, aunque no siempre son capaces de reconocer que solamente así logran algo de satisfacción. Cuando el soñante no teme reconocer sus deseos sexuales, los disfruta y al analizarlos cuenta con la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo, pues comprende que en su inconsciente existen deseos que antes ignoraba y que ahora, mediante sus sueños eróticos, puede descubrir. El erotismo onírico expresa deseos que muchas veces no se reconocen en la vida despierta, pero que son parte de la personalidad del soñante. En estos casos se encuentran los sueños de tipo homosexual en una persona heterosexual, los sueños incestuosos, los sueños de sometimiento a la pareja o frente a ésta. También están los sueños de grandeza erótica, consistentes en que el soñante se ve teniendo sexo con personas que en su vida real son inalcanzables, o con experiencias sexuales fuera de serie, como verse con un pene grandioso, eyaculaciones copiosas, mucho tiempo en la relación sexual, con varias parejas a la vez, con orgasmos interminables, con un cuerpo de ensueño o con la persona deseada pero que es la pareja de un familiar cercano o de una amistad estrecha. Es frecuente que los hombres suelan soñar con sus cuñadas, con la pareja de su jefe, como un desplazamiento del deseo edípico de la infancia cuando se deseaba a la madre y se rivalizaba con el padre. Las mujeres tienden a ser más románticas en sus sueños eróticos pero también se excitan y tienen orgasmos dormidas, similares a las poluciones nocturnas masculinas. Muchas féminas amanecen mojadas por la lubricación que el sueño erótico les provoco y en no pocas ocasiones las manifestaciones corporales del orgasmo son tan fuertes que despiertan al soñante, quien descubre que estaba teniendo un sueño erótico. Las perversiones también aprovechan el mecanismo del sueño para burlar la censura y surgen los sueños con animales o en situaciones peculiares de sado masoquismo, fetichismo, exhibicionismo o juegos eróticos especiales.
Sigmund Freud, planteo que los sueños eran los guardianes del dormir y que también eran la manifestación de los deseos que no se habían realizado durante el día, por lo que a través de ellos se podía conocer mejor a las personas, pues mediante sus sueños se accedía al inconsciente. Al conocer los sueños eróticos de alguien, se podrá saber más a fondo de sus deseos sexuales y su manera de vivir la sexualidad. Todo mundo tiene sueños eróticos, al igual que deseos y fantasías que nunca se satisfacen en la vida cotidiana. La experiencia del sueño erótico puede ser muy placentera o muy angustiante, dependiendo del superyó del soñante, quien juzga lo bueno o malo del mismo. Por otra parte, los sueños eróticos son parte de la vida cotidiana de las personas y en la medida en que se les acepte e interprete como parte de uno mismo, se enriquecerá el bagaje erótico personal y conyugal si se comparten con la pareja y ésta los entiende como parte de los deseos sexuales de su partenaire. Contarle los sueños eróticos a la pareja puede ser una buena manera de enriquecer la vida sexual de ambos, siempre y cuando exista confianza, buena comunicación y el lazo amoroso sea sólido, además de que se entienda que los sueños eróticos son parte de los deseos del soñante y que algunos se podrán hacer realidad, mientras que otros seguirán sin realizarse, formando parte del inconsciente.

miércoles, 22 de abril de 2009

EL SEXO Y EL VINO

Guadalajara, Jal. 21 de abril de 2009.
EL SEXO Y EL VINO.
El alcohol en cantidades moderadas puede servir como afrodisiaco para establecer relaciones sexuales placenteras. Sin embargo, también es el motivo de que se tengan relaciones de alto riesgo, pues en exceso diluye la conciencia moral o superyó, dejando al individuo a merced de sus impulsos, mermando el juicio de realidad y exponiéndolos a conductas que en sobriedad no realizaría. Desde tiempos remotos, el alcohol ha sido empleado para provocar o facilitar estados anímicos placenteros, tanto en actividades religiosas, ceremonias sociales o encuentros amorosos, como los facilitados por el dios Dionisos en la mitología griega o las famosas bacanales de los romanos, en las que se entregaban a las orgías y al éxtasis provocados por el abuso del alcohol.
Una fiesta dionisiaca o una bacanal, hacen referencia al uso excesivo del alcohol para diluir los controles del yo sobre la conducta cotidiana y facilitar las desinhibiciones, de tal manera que las personas se desenvuelvan con menores rigidices, pero con mayores riesgos de perder el control de sus impulsos. Cierta cantidad de alcohol puede resultar estimulante y propiciar que alguien que normalmente suele ser tímido, se comporte de manera intrépida, que quien no se atreve a hablar en público, se transforme en un orador, que el serio y callado sea el alma de la fiesta. Pero en exceso, el alcohol se transforma en un depresor del sistema nervioso y en un inhibidor de la conducta, sobre todo de la sexual. Cuando se bebe con moderación, la persona tiende a ser más suelta, se anima a decir y a hacer cosas que sin alcohol no se atrevería.
El vino es un buen estimulante del deseo sexual, sobre todo cuando se cuenta con una pareja sexual atractiva. El vino en sí mismo no es un afrodisiaco, este efecto lo realiza en combinación con la presencia de la persona deseada. Tanto en los hombres como en las mujeres, cierta cantidad de alcohol tiende a despertar los sentidos eróticos y a facilitar los intercambios amorosos. Esta cantidad depende de la constitución física y de las costumbres adquiridas por cada persona para beber. Pero en términos generales se pueden considerar dos o tres copas de vino, caballitos de tequila o cubas, como una medida promedio que facilita el encuentro sexual. En las relaciones de pareja formal, incluir estas cantidades de alcohol de manera ocasional puede ayudarlos a mejorar sus experiencias sexuales, a ser más creativos en sus relaciones y a permitirse una mejor descarga orgásmica. En los casos en los que la mujer tiene algunas inhibiciones para realizar algunas conductas sexuales, tales como posiciones, lugares para realizar el sexo o actividades dentro de la relación de pareja, el alcohol con moderación suele ayudar a que éstas desaparezcan. En otras situaciones, el vino ayuda a que ambos lo disfruten con mayor entusiasmo e intensidad pasional.
El problema aparece cuando el alcohol se vuelve imprescindible para la realización de la experiencia amorosa o cuando se emplea en exceso y llega a ser el leit motiv de la relación. Cuando el alcohol cobra mayor relevancia que la relación con la pareja, se tiene un grave problema que se debe resolver a la brevedad posible, para evitar que el vínculo se disuelva o el sexo se esfume. En el caso de los varones con adicción al alcohol, los problemas de disfunción eréctil y de eyaculación precoz no tardan en presentarse, con el consecuente daño para la relación. Cuando es la mujer la que depende del alcohol, el conflicto reside en que ella prefiere la bebida y no a su pareja. Si el vino controla a las personas, el riesgo de que surjan conductas violentas y destructivas es más alto. Pero si se ingiere de manera moderada, no se pierde la conciencia y solo se emplea para aflojar el cuerpo, el vino es una gran ayuda para incrementar el placer erótico de la pareja.
Es muy importante que la pareja aprenda a explorar el tipo de bebida alcohólica que mejor les ayude con la estimulación amorosa y la desinhibición sexual. Esto les facilitará conocer sus gustos, los cuales deberán respetarse, pues no es necesario que ambos gocen del mismo tipo de alcohol. Algunas personas afirman que para las mujeres el vino blanco o rosado es un gran afrodisiaco que les ayuda a soltarse las amarras y navegar por un ancho mar que les proporciona grandes oleadas de placer y les facilita alcanzar intensos orgasmos. En el caso de los varones es importante que el tipo de alcohol que beban no los duerma, ni los embriague, pues resultaría frustrante la experiencia sexual. Cualquiera que sea el gusto, la cantidad ingerida debe estar bajo el control consiente y no rebasarse el límite de cada quien.
Para que el alcohol sea solo un igrediente de la fiesta erótica y no el invitado principal, la pareja debe acordar el tipo y cantidad de bebida que ingerirán. Es recomendable que vaya acompañada de alimento ligero y que el olor sea agradable para ambos. Debe tomarse conciencia de que es un auxiliar para incrementar el placer sexual y no el centro de la convivencia. Con la experiencia, cada persona aprenderá a establecer sus límites y la pareja deberá respetarlos. En los casos en que los dos lo acuerden, habrá ocasiones en que decidan romperlos, pero conscientes de los riesgos y como una forma de experimentar un goce mayor. Si la pareja bebe en la intimidad de su hogar, los riesgos disminuyen. Si lo hacen fuera de casa, aumentan los riesgos de establecer relaciones sexuales con extraños o de ser violentados en su seguridad. El alcohol con moderación, puede ser bueno para la salud sexual y el vínculo conyugal.
Marco Antonio Pérez Mora es psicoanalista y psicoterapeuta de parejas. E mail: dr_perezmora@yahoo.com