miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL TEMOR AL GOCE SEXUAL.

El sexo es uno de los principales impulsos del ser humano y el causante de muchas experiencias placenteras, así como de actos de violencia y de maltrato. El placer que brinda desde la infancia y la adolescencia hasta la muerte, es muy variado en intensidad y la mayoría de las personas busca obtenerlo por diferentes medios. Sin embargo, existen `personas a las que el goce sexual les resulta amenazador y lo evitan a pesar de tener la posibilidad de disfrutarlo con el permiso familiar, social y religioso, pues sus experiencias tempranas y la represión de la que fueron objeto no les permiten experimentar el hedonismo que está al alcance de su mano.

Laura es una chica de 30 años, profesionista exitosa, enamorada de su esposo, inteligente y muy atractiva que sufre porque no ha sabido disfrutar de las relaciones sexuales con su marido. En el último año su frecuencia sexual ha sido de una vez por mes sin alcanzar el orgasmo y solo porque su esposo insiste, pues por ella se la pasaría en abstinencia por más tiempo. Durante su primera año de matrimonio no pudo sentir placer sexual pues la penetración le causaba dolor, sin que hubiera una causa física que la justificara. Al ser consciente de su temor al goce sexual y darse cuenta que con el paso del tiempo su problema no se resolvía, decidió buscar ayuda terapéutica, pues ama a su esposo y desea conservar su matrimonio. Descubrió que desde pequeña tuvo temores al sexo por la influencia recibida en el colegio religioso donde estudio la primaria y la secundaria. Recuerda que siempre le dijeron que no debía tocar su cuerpo y mucho menos experimentar placer, pues si lo hacia se condenaría al infierno. Nunca se atrevió a comentar estas cosas con sus padres pues pensó que ellos la regañarían si no obedecía a sus maestros. Creció creyendo que era malo experimentar goce sexual y al llegar virgen al matrimonio experimento muchas molestias en el coito que perduraron por varios años. Mentalmente se hizo a la idea de que el sexo no era placentero, que había que sufrirlo y lo aceptaba por complacer a su esposo. Con la ayuda terapéutica Laura cambio su visión de la sexualidad y aprendió a disfrutarlo con más frecuencia y mayor intensidad, mejorando la calidad de su vida personal y conyugal, lamentándose del tiempo que perdió creyendo que era malo disfrutar de su sexualidad.

Al igual que Laura también existen hombres que temen el placer sexual y por ello son eyaculadores precoces, pues creen que si disfrutan del sexo corren el riesgo de sufrir daño en su pene. Otras veces el temor al goce sexual es por el tipo de fijaciones edípicas que mantienen y creen que al estar disfrutando con su pareja, es como si lo estuvieran haciendo con su propia madre. Estos pensamientos les angustian y prefieren terminar apenas han empezado la penetración, dejando insatisfechas a sus mujeres y quedando con una sensación de fracaso, pero manteniendo a salvo la imagen de su madre. En otros casos, los hombres necesitan devaluar, descalificar, humillar y agredir a la mujer con la que tienen sexo, para poder disfrutar del mismo, pues solamente si creen que están con una mujer devaluada, logran excitarse y disfrutar sexualmente, lo cual resulta paradójico, pues solo pueden sentirse excitados y satisfechos si emplean la agresión para devaluar a la mujer con la que intentan gozar libidinalmente, saboteándose de esta manera un goce sexual más pleno.

El temor al goce sexual es el resultado de la inadecuada educación, de las amenazas, de los prejuicios y la mala información, así como de experiencias desagradables en la infancia. Algunas mujeres pueden llegar a temer disfrutar del sexo por haber sufrido de abuso sexual en su infancia o adolescencia; otras porque sus experiencias sexuales resultaron dolorosas, frustrantes y amenazadoras a su integridad física, emocional y sexual. La culpa por creer que se esta haciendo algo malo es otro de los motivos por los que las personas temen disfrutar del sexo, incluso, cuando este es el caso, muchas mujeres permiten que se las use para tener sexo pero sin disfrutarlo y si llegan a sentir placer buscan la manera de castigarse por otros medios. Quienes han vivido en un ambiente represor de su sexualidad y rodeados de amenazas religiosas sobre el goce que pueden obtener con su cuerpo y la interacción amorosa, sufren por no poder gozar de su sexualidad y con el paso del tiempo llegan a tener otro tipo de problemas emocionales por no poder disfrutar del placer sexual.

El temor al goce sexual puede resolverse cuando quien lo padece se arma de un poco de valor y busca ayuda profesional para hablar del origen de sus temores, con un psicoanalista o un terapeuta sexual. Mediante el análisis de su historia puede llegar a darse cuenta de lo erróneo de su pensamiento y a través del dialogo con su pareja, aprender a disfrutar del placer sexual sin el temor a recibir algún castigo. Si la mayoría de las personas adultas aprenden a disfrutar de su sexualidad, pueden ser más productivas, más sanas, más activas y más felices, pues el goce sexual les inyecta más energía para disfrutar de la vida con mayor plenitud, dejando atrás los sentimientos de culpa y la necesidad de castigo que la acompañan. El mundo será mejor cuando haya más personas que puedan gozar con su sexualidad en un ambiente de responsabilidad y respeto hacia los demás, sintiéndose agradecidos de poder hacerlo.

Marco Antonio Pérez Mora es Psicoanalista y Psicoterapeuta sexual, dr_perezmora@yahoo.com

EL ORGASMO FEMENINO.

Si todas las mujeres pudieran experimentar el orgasmo con la frecuencia deseada, el mundo sería más agradable de lo que es hoy en día. Se calcula que el 45% de las mujeres mexicanas no conocen lo que es un orgasmo y se sabe que todas las mujeres cuentan con la capacidad para lograrlo, no una, sino varias veces en una sesión sexual. ¿Porqué entonces tanta dificultad para obtenerlo? La respuesta esta en el tipo de educación sexual recibida por hombres y mujeres, la cual ha hecho que millones de personas en el mundo experimenten con miedo e ignorancia su sexualidad y por ello no sepan cómo sacarle el mejor jugo a sus experiencias sexuales.

El hombre obtiene placer con la eyaculación y ésta es necesaria para la reproducción, sin embargo no siempre que tiene relacione sexuales espera embarazar a su pareja, aunque el riesgo existe, salvo que este esterilizado. En cambio en la mujer el orgasmo solo sirve para su placer y nada tiene que ver con la fertilidad de ella. En el hombre el pene sirve para obtener placer, para la micción y para la eyaculación. En la mujer el clítoris esta solamente para su placer. Además la mujer tiene toda la vulva, parte de la vagina y el famoso punto G para completar su goce sexual, siempre y cuando cuente con una buena pareja o en su defecto no tenga inhibiciones para practicar el auto erotismo, en cuyo caso solo requiere de “una buena mano amiga” y la disposición emocional para disfrutar de su propio cuerpo.

La naturaleza biológica femenina esta diseñada para que ellas disfruten plenamente y sin limitaciones en la interacción sexual, solo se necesita de un amante conocedor, experto y paciente que las sepa llevar por los laberintos de la pasión sin freno, hasta que ellas se sientan completamente satisfechas. Para ello es necesario que el hombre aprenda a conocer la respuesta sexual femenina y comprenda que ellas son diferentes, que no les tema a su capacidad para disfrutar, que sepa esperarlas antes de complacerse el mismo y que este dispuesto a complacerlas conforme ellas se lo pidan. Las mujeres pueden tener un orgasmo tras otro, hasta saciar su apetito. Los prejuicios, las amenazas masculinas y la mala educación sexual, son las barreras que se los impiden.

Las mujeres que logran satisfacer sus deseos sexuales mediante el orgasmo completamente placentero, tienden a vivir con más alegría, son más creativas, menos neuróticas, más amables, más amorosas, más comprensivas, cuentan con más energía para realizar sus actividades, sonríen con más frecuencia. Son más fuertes, tienen una mejor condición física, están más dispuestas al sexo, comen menos, están más lozanas, se enferman menos, viven más años y disfrutan con mayor plenitud de todo lo que hacen cotidianamente. El orgasmo femenino es una maravilla de la naturaleza, quien lo diseño solamente para el placer de las mujeres, el cual puede ser compartido por los varones, pues una mujer satisfecha sexualmente es una amante magnifica.
El orgasmo femenino se puede alcanzar sin tener una pareja sexual y aún antes de iniciar la vida sexual activa. Mediante la auto estimulación adecuada, que implica el conocimiento del cuerpo, las mujeres son capaces de disfrutar consigo mismas de una manera más intensa que los hombres. Para lograr estos objetivos es conveniente que no se sientan culpables y que no piensen que por hacerlo pierden valor como personas y como mujeres. Las habilidades autoeróticas femeninas le ayudan a conocerse mejor y a orientar a su pareja sexual para que le proporcione el placer anhelado. Es por ello que debe aprender a conocer sus reacciones ante diferentes tipos de estimulación: táctil, visual, auditiva, olfativa y gustativa. Si la mujer no tiene prejuicios ni inhibiciones sexuales, no se sentirá culpable por disfrutar con las reacciones de su propio cuerpo y será capaz de gozar de su vida más plenamente.

Las reacciones que se producen en el orgasmo femenino incluyen prácticamente todo su cuerpo. Su piel se ruboriza y suda, sus senos crecen y los pezones se ponen turgentes y más coloreados. Sus labios mayores se hinchan con la sangre, su clítoris se erecta, su vagina y útero se contraen rítmicamente, su pulso se acelera, sus pies y manos se crispan, la respiración se hace más agitada, sus ojos se ponen en blanco y emite sonidos fuertes que manifiestan el placer que está experimentando en esos 10 o 15 segundos de gloria. Si la estimulación continúa de manera adecuada, es capaz de reponerse rápidamente y volver a tener otro orgasmo. Algunas féminas suelen experimentar varios orgasmos, sin tener que esperar tanto tiempo como le sucede al hombre para volver a tener una segunda o tercera eyaculación. Para ciertas mujeres, el segundo y tercer orgasmo suelen ser más intensos y placenteros que el primero. Desafortunadamente, la mayoría no pasa del primero.

Si los hombres lograran educarse mejor en su sexualidad, se preocuparían por conocer mejor el cuerpo femenino y no se quedarían en el rudimentario deseo del mismo. Al conocer la anatomía y psicología femenina, contarían con mayores herramientas para complacerlas y lograr una mejor disposición de ellas para las relaciones sexuales que tanto anhelan. Estos conocimientos les ayudarían a comprender la curva del orgasmo femenino, a tener paciencia y a ser más hábiles en sus caricias manuales y orales, así como en el coito y el en uso de los vibradores.

Las mujeres que conocen su cuerpo y no le temen a sus reacciones, se sienten más seguras de sí mismas, poseen una mejor auto estima sexual y disfrutan más plenamente de todo lo que realizan. El orgasmo femenino es una maravilla de la naturaleza humana que hay que saber prodigar y disfrutar para vivir el paraíso en esta vida. Para conocer una técnica infalible y muy tonificante de cómo lograr un buen orgasmo sin una pareja al lado, consulte la siguiente dirección: http://www.tu.tv/videos/orgasmo-femenino-en-bicicleta

EL ORGASMO.

EL ORGASMO.

Para muchas personas el mecanismo fisiológico del orgasmo sigue siendo un misterio y para otras alcanzarlo es una odisea. Sin embargo casi todo el mundo busca lograrlo en cada experiencia sexual, pues se reconoce como una experiencia sumamente placentera, aunque no dure más allá de 4 a 10 segundos. Es una respuesta que se acompaña de convulsiones involuntarias, que alivia la tensión acumulada en las fases previas de excitación y meseta y es la cima de la satisfacción sexual y emocional y la antesala del fin de la experiencia sexual.

La diferencia principal entre el orgasmo femenino y el masculino es la eyaculación en éste último. Las investigaciones realizadas por Kinsey y Masters y Johnson, reportaron que las descripciones realizadas por hombres y mujeres no mostraban diferencias significativas en relación a cómo ven el orgasmo uno y otro sexo, lo cual confirma el hecho de que las sensaciones son muy similares en ambos sexos.

La respuesta orgásmica se caracteriza por un aumento de la presión arterial y del pulso, la respiración es más profunda y rápida, los tejidos de la pelvis se congestionan con la sangre y se experimenta una sensación de liberación de la tensión en la explosión orgásmica, que retorna a los órganos genitales a su estado natural de relajación. La experiencia orgásmica se registra en el varón en el pene, los testículos, la próstata, las vesículas seminales y la zona pélvica. En la mujer son la vagina, el clítoris, el útero y la zona pélvica, aunque también intervienen los senos con sus pezones.

Al principio de la vida conyugal algunas mujeres no alcanzan el orgasmo por falta de experiencia y de conocimiento sobre el funcionamiento de su cuerpo. Si las cosas marchan bien en la relación de pareja, éstas logran tenerlo con el paso del tiempo y mediante la desinhibición que les da la confianza y el conocimiento de su pareja. Sin embargo, cuando los conflictos y desavenencias conyugales hacen su aparición, los problemas psicológicos afectan la capacidad orgásmica de muchas féminas. Algunas de éstas prefieren mantener una relación amorosa, basada en la comprensión el dialogo y el entendimiento, aunque no alcancen el orgasmo, pues para ellas es más importante la intima relación emocional que la descarga tensional. Sin embargo muchos varones se sienten incómodos si saben que su mujer no alcanza el orgasmo, pues creen que no son lo suficientemente capaces para excitarla y poderla complacer, razón por la que algunas mujeres suelen fingirlo para no preocupar a sus hombres.

Los hombres tienden a asociar la eyaculación con el orgasmo porque la descarga eyaculatoria suele coincidir con éste, pero hoy en día se sabe que los hombres pueden adquirir la habilidad de experimentar varios orgasmos antes de eyacular y de esta forma gozar más de su vida sexual. Eyaculación y orgasmo no son necesariamente sinónimos.
El orgasmo se puede alcanzar de diferentes formas: mediante la fantasía, a través de la masturbación, con el empleo de algunos consoladores y mediante el coito. La mayoría de las personas reconoce que los mejores orgasmos son los que se tienen con la persona amada mediante un intercambio sexual placentero y amoroso. A pesar de que muchas mujeres refieren que la penetración vaginal es muy placentera, el orgasmo lo alcanzan más fácilmente mediante la estimulación manual u oral de su clítoris. No existe una sola manera de alcanzar el orgasmo, ni una sola forma de estimular a la pareja, pues lo que para un persona puede resultar muy excitable y placentero para otra puede ser incómodo y hasta molesto, por ello es importante el dialogo para conocer los gustos y preferencias de la pareja y no tratar de generalizar, creyendo que lo que para alguien fue bueno, tiene que serlo para el resto del mundo.

Las mujeres han dejado de ser el famoso “sexo débil”, pues se ha demostrado que la mayoría puede ser multi orgásmica, ya que bien estimuladas y excitadas por la relación con su pareja masculina, o femenina, según sea el caso, pueden tener más de cinco orgasmos en una sola experiencia sexual. Muchas de ellas refieren que el segundo o tercer orgasmo suelen ser más intensos que el primero. Las mujeres que han practicado la masturbación antes de su vida sexual activa, tienden a tener el orgasmo con mayor facilidad que aquellas que se reprimieron o inhibieron en su autoerotismo.

Algunos hombres logran tener más de un orgasmo antes de la eyaculación, pero son los menos. La mayoría se centra en el placer eyaculatorio y el periodo refractario es mucho más prolongado que el de la mujer. Mientras que ésta puede continuar en la fase de meseta por varios minutos más si la estimulación continua y es placentera, el varón necesita de un periodo de reposo antes de volver a tener una erección. Con la edad se le va dificultando cada vez más por los problemas circulatorios y la capacidad muscular para sostener la erección.

La persona, el ambiente y las condiciones emocionales en las que se tienen las relaciones sexuales inciden sobre la calidad y cantidad de orgasmos que se puedan tener. La pareja debe estar de acuerdo en las situaciones en las que desea tener sexo para que las cosas se faciliten y propicien alcanzar el orgasmo, el cual no necesariamente debe ser simultáneo, aunque se recomienda que primero lo tenga ella y después el varón, ya que si éste eyacula primero suele caer en un estado de relajación que lo duerme y lo lleva a dar por terminada la faena, dejando a su pareja sin la satisfacción anhelada. Para lograr buenos orgasmos, la pareja debe mantener una adecuada comunicación que les facilite el entendimiento, comprensión y fortalecimiento de sus lazos amorosos, los cuales coronaran con el placer orgásmico mutuo.