viernes, 17 de septiembre de 2010

COMUNICACIÓN Y SOLUCIÓN DE CONFLICTOS EN LA PAREJA.

Guadalajara, Jal. 16 de septiembre de 2010
Nos da mucho saludarlos e invitarlos al Taller sobre:
COMUNICACIÓN Y SOLUCIÓN DE CONFLICTOS
EN LA PAREJA.
TALLER DE DIALOGO Y REFLEXIÓN CONYUGAL
UN ESPACIO DEDICADO A MEJORAR
LAS RELACIONES CON LA PAREJA.
Que impartiremos el próximo sábado 25 de septiembre del presente de 10 a 14 y de 16 a 20 horas. El programa completo lo pueden ver en el archivo adjunto.
Ojala nos puedan acompañar, pero si no les es posible, les agradeceremos hacer llegar la invitación a quienes crean que les pueda interesar. Informes al 3615-1750 o a dr_perezmora@yahoo.com
Muchas y gracias.

miércoles, 21 de julio de 2010

Los sueños eróticos.

Guadalajara, Jal. 12 de enero de 2009.

La sexualidad humana tiene múltiples canales de expresión y medios de satisfacción. Los sueños eróticos son una de las formas en las que la mayoría de las personas logran obtener placer sexual sin arriesgarse al rechazo, a la pena o la vergüenza, a un embarazo no deseado o a una enfermedad de transmisión sexual. Desde los niños hasta los ancianos, los sueños eróticos son una fuente de placer inagotable que puede enriquecer la vida sexual de cualquier persona, siempre y cuando la culpa y la represión extrema no lo impidan. El erotismo onírico es una manifestación de los deseos sexuales que no han podido satisfacerse en la vida cotidiana y en ocasiones causan sorpresa, temor o culpa, aunque en muchas otras dejan un buen sabor de boca y el deseo de que el sueño se convierta en realidad.
Los sueños son la expresión de los deseos que por distintas razones no han podido ser realizados en la vida despierta. Durante el dormir el inconsciente aflora y mediante la escenificación visual, los deseos se satisfacen. En algunos casos la complacencia es mucho mayor en los sueños de lo que en la realidad hubiera sido posible, pues en el sueño el inconsciente no encuentra tanta resistencia ni censura como sucede en la vida real. Por otra parte, el deseo erótico se las ingenia para burlar las reglas y normas del superyó que intenta prohibir la manifestación y satisfacción de los deseos sexuales. En el caso de los niños y de las personas que viven con menos represiones y culpas internas, los sueños eróticos son más expresivos, placenteros y explícitos. Las personas que se sienten reprimidas hasta en el sueño, no se permiten este tipo de placeres y si los llegan a tener los transforman en pesadillas, los olvidan antes de despertarse o simplemente los niegan. Sin embargo, los sueños eróticos son parte de la naturaleza de todos los seres humanos y éstos suelen surgir con mayor frecuencia e intensidad en periodos de abstinencia forzosa, como es el caso de los adolescentes sin novia o novio, quienes están impedidos de tener una relación de pareja: seminaristas, presos, enfermos, o que por su trabajo están alejados de su pareja formal, como los emigrados, las esposas de éstos, en el post parto, etcétera.
Mediante los sueños eróticos, las personas pueden darle salida a sus necesidades sexuales que por diversas circunstancias no son satisfechas mientras están despiertas, es por eso que las personas que se sienten frustradas en su vida amorosa, recurren con mayor frecuencia a la realización de sus deseos vía el sueño erótico, aunque no siempre son capaces de reconocer que solamente así logran algo de satisfacción. Cuando el soñante no teme reconocer sus deseos sexuales, los disfruta y al analizarlos cuenta con la posibilidad de conocerse mejor a sí mismo, pues comprende que en su inconsciente existen deseos que antes ignoraba y que ahora, mediante sus sueños eróticos, puede descubrir. El erotismo onírico expresa deseos que muchas veces no se reconocen en la vida despierta, pero que son parte de la personalidad del soñante. En estos casos se encuentran los sueños de tipo homosexual en una persona heterosexual, los sueños incestuosos, los sueños de sometimiento a la pareja o frente a ésta. También están los sueños de grandeza erótica, consistentes en que el soñante se ve teniendo sexo con personas que en su vida real son inalcanzables, o con experiencias sexuales fuera de serie, como verse con un pene grandioso, eyaculaciones copiosas, mucho tiempo en la relación sexual, con varias parejas a la vez, con orgasmos interminables, con un cuerpo de ensueño o con la persona deseada pero que es la pareja de un familiar cercano o de una amistad estrecha. Es frecuente que los hombres suelan soñar con sus cuñadas, con la pareja de su jefe, como un desplazamiento del deseo edípico de la infancia cuando se deseaba a la madre y se rivalizaba con el padre. Las mujeres tienden a ser más románticas en sus sueños eróticos pero también se excitan y tienen orgasmos dormidas, similares a las poluciones nocturnas masculinas. Muchas féminas amanecen mojadas por la lubricación que el sueño erótico les provoco y en no pocas ocasiones las manifestaciones corporales del orgasmo son tan fuertes que despiertan al soñante, quien descubre que estaba teniendo un sueño erótico. Las perversiones también aprovechan el mecanismo del sueño para burlar la censura y surgen los sueños con animales o en situaciones peculiares de sado masoquismo, fetichismo, exhibicionismo o juegos eróticos especiales.
Sigmund Freud, planteo que los sueños eran los guardianes del dormir y que también eran la manifestación de los deseos que no se habían realizado durante el día, por lo que a través de ellos se podía conocer mejor a las personas, pues mediante sus sueños se accedía al inconsciente. Al conocer los sueños eróticos de alguien, se podrá saber más a fondo de sus deseos sexuales y su manera de vivir la sexualidad. Todo mundo tiene sueños eróticos, al igual que deseos y fantasías que nunca se satisfacen en la vida cotidiana. La experiencia del sueño erótico puede ser muy placentera o muy angustiante, dependiendo del superyó del soñante, quien juzga lo bueno o malo del mismo. Por otra parte, los sueños eróticos son parte de la vida cotidiana de las personas y en la medida en que se les acepte e interprete como parte de uno mismo, se enriquecerá el bagaje erótico personal y conyugal si se comparten con la pareja y ésta los entiende como parte de los deseos sexuales de su partenaire. Contarle los sueños eróticos a la pareja puede ser una buena manera de enriquecer la vida sexual de ambos, siempre y cuando exista confianza, buena comunicación y el lazo amoroso sea sólido, además de que se entienda que los sueños eróticos son parte de los deseos del soñante y que algunos se podrán hacer realidad, mientras que otros seguirán sin realizarse, formando parte del inconsciente.

Marco Antonio Pérez Mora es psicoanalista y psicoterapeuta de Parejas. E Mail dr_perezmora@yahoo.com

COMPARTIENDO FANTASÍAS.

Guadalajara, Jal. 23 de Octubre de 2007.

Ellos sueñan con ellas y ellas sueñan con él. Las fantasías sexuales son diferentes entre ambos sexos. Ellas son más enamoradizas, requieren de sentirse queridas y deseadas para disfrutar de un sexo mejor. Ellos se sienten bien con el desahogo, aunque si se sienten deseados su placer también aumenta. Ellos sueñan con un harem, ellas con un sultán. Los contrastes en los sueños y fantasías sexuales tienen que ver con las diferencias genéricas y la distinta educación sexual. La cultura siempre ha sido más permisiva con los deseos masculinos y más represiva con el erotismo femenino. Sin embargo las fantasías son parte del encanto de la relación sexual y cuando se comparten sin temores, falsos prejuicios o inhibiciones, la experiencia sexual de la pareja se enriquece.
A la mayoría de las personas se les ha educado en la consigna de que no se debe hablar del sexo, que esto es algo muy íntimo y personal, razón por la que no se comparten los deseos y fantasías con la pareja, limitándose de esta forma la posibilidad del placer compartido. Contarle las fantasías sexuales a la pareja no implica que éstas se realicen necesariamente. Al contrario, muchas veces este compartir propicia que disminuya el deseo de realizarlas, por el hecho de haberlas expresado. Simplemente se compartió la fantasía con la persona querida. Algunas parejas se sienten heridas porque su partenaire fantasea estar con alguien diferente, por querer compartirla (lo) con otro (a) o porque desea hacer cosas que él o ella no habían contemplado que alguien las pudiera realizar. La realidad es que todo el mundo tiene fantasías sexuales, el problema es que no las comparte por temor a la crítica o al rechazo.
Muchos hombres sueñan con hacer el amor con dos mujeres a la vez, algunas mujeres desean estar con dos varones al mismo tiempo. Un alto porcentaje de hombres anhelan tener sexo anal con su pareja, la mayoría de ellas se niega a esta idea por el temor al dolor, por prejuicios y por miedo al castigo divino. Muchas mujeres fantasean con experiencias sexuales románticas como una velada, un lugar especial, mientras que otras desean tener sexo en lugares peligrosos o públicos con la intención de hacer algo atrevido: en un elevador, en el baño de un avión, en un parque, en el auto en un estacionamiento público, etcétera. Los hombres fantasean con relaciones sexuales en las que duran mucho tiempo o en las que las mujeres admiran el tamaño de su pene y quedan muy satisfechas. Otros sueñan con relaciones sexuales con algún personaje de la familia: una prima, la cuñada, la tía o la comadre, porque esto les da un plus de excitación.
Cualquiera que sea la fantasía sexual, si existe suficiente confianza e intimidad emocional entre la pareja, se puede compartir, dialogar y acordar su realización, siempre que ambos estén de acuerdo y no haya reclamos posteriores. Para lograr esto es necesario que existe suficiente madurez emocional y que ambos estén conscientes de los riesgos y evalúen los pros y los contras de su realización. Si alguno no está de acuerdo en hacer algo debe existir la suficiente confianza para expresarlo y el otro deberá considerar los argumentos esgrimidos en contra de su propuesta. Si se comparten las fantasías es con la idea de mejorar la comprensión y el conocimiento mutuo, con la finalidad de enriquecer la vida sexual. Siempre que se realice alguna fantasía, es conveniente disponer de tiempo suficiente para dialogar cómo se sintió cada uno. En ocasiones el que la propuso es el menos satisfecho y quien acepto resulta que disfruto más. En otras situaciones, puede resultar afectada la relación amorosa. Si se habla de lo que cada uno experimento, podrán decidir si la repiten o la dejan de lado como una experiencia más.
En algunas fantasías sexuales se incluyen a terceros, como son los tríos o el intercambio de parejas, siempre habrá que utilizar protección para evitar cualquier susto; en otras sólo son situaciones especiales, como la inclusión de juguetes sexuales: dildos, consoladores, ropa sexy, cremas, lociones, etcétera. También se pueden proponer lugares especiales como la playa, el campo, un río, debajo de un puente, en un concierto, la sala de un cine, en el auto o en cualquier lugar que para la pareja resulte provocador y excitante. En estos casos se deben calcular los riesgos de ser descubiertos por la policía y tener que acudir a los separos o salir en el periódico.
Existen las fantasías sexuales en las que los personajes principales son la pareja misma; en éstas él o ella sueñan con hacer el amor de manera especial. Puede ser que anhelen un fin de semana para ellos solos, dedicados a complacerse mutuamente, que sueñen con relaciones muy placenteras e interminables, que alcancen más de un orgasmo en cada sesión coital, que experimenten diferentes posiciones y exploraciones corporales, etcétera.
Independientemente del tipo de fantasías, lo importante es la confianza que exista en la pareja para confiar uno en el otro y compartirlas. Cuando ambos se lo permiten, aumenta el lazo afectivo entre ellos, se sienten más comprometidos, mejora la confianza y se fortalece la intimidad. No todas las parejas tienen la capacidad de poder compartir sus fantasías sexuales, pero cuando lo hacen, mejora mucho la calidad de su vida sexual. También es importante reconocer que ambos sexos son diferentes y si fueran del mismo sexo, entender que son dos personas diferentes y que tendrán que dialogar para compartir sus fantasías sexuales, con el ánimo de mejorar su vínculo amoroso.

LAS FANTASIAS SEXUALES.

Guadalajara, Jal. 5 de junio de 2007

Todos los seres humanos tienen fantasías sexuales a lo largo de su vida. Desde el pequeño que fantasea con ser el galán de mamá y la niña que quiere ser la princesa de su papá, el adolescente que sueña con su maestra, con la mamá de su amiga o con una compañera que no le hace caso, hasta el adulto que en la relación sexual con su pareja se está imaginando miles de situaciones que le ayudan a incrementar su excitación y placer en la relación con ella. Las fantasías sexuales ayudan a contrarrestar la rutina que invade a las parejas con el paso del tiempo y a incrementar la pasión y el placer en su intercambio libidinal.
Existen personas que no se permiten tener fantasías sexuales porque se sienten culpables, se angustian por el contenido de las mismas o creen que son unos perversos por desear situaciones que los excitan. Es importante señalar que todo mundo desea tener algo más y diferente a lo que tiene a la mano, y que es normal y sano. Tanto los hombres como las mujeres fantasean con experiencias nuevas y más excitantes, lo cual no implica ser infiel a su pareja, ni es señal de insatisfacción conyugal. Las fantasías pueden ayudar a mejorar las relaciones con la pareja y pueden ser múltiples. Pueden ser con el partenaire o con otras personas, heterosexuales u homosexuales. En las fantasías sexuales no hay más límite que el de la propia imaginación y creatividad. Una persona puede recurrir a la fantasía para incrementar su excitación o para aguantar más tiempo el momento de la descarga eyaculatoria u orgásmica. Las fantasías le ayudarán a ser diferente en su interacción con la pareja, enriqueciendo su experiencia. Pueden ser individuales o compartidas.
Las fantasías individuales solo las conoce el autor y únicamente él o ella saben en lo que están pensando y lo que les excita más. Se pueden cambiar de acuerdo con las circunstancias y a la velocidad de la luz. Una persona puede estarse imaginando con una actriz o actor, con una amiga (o), ser un potente seductor, tener un cuerpo fabuloso, ser incansable en el sexo, ser súper deseado por su pareja y todo ello en una misma relación sexual. Al terminar se podrá quedar callado (a) y no compartir su fantasía con su pareja, sin que esto implique nada anormal. En cambio, las fantasías compartidas conllevan dialogarlas para llevarlas a cabo juntos. Tal es el caso de quien se imagina que hace el amor con su pareja y alguien los observa o está presente en la experiencia, o de quienes juegan a que uno de los dos es un determinado personaje, como es el caso en el que él juega el rol del alumno que es seducido por su maestra o su jefa laboral y ella, desempeña dicho rol. Esta fantasía, llevada a la realidad a través del juego de roles conlleva compartir con el otro (a) qué partes del juego son más excitantes y qué se espera que haga cada uno para que resulte realmente excitante y placentera.
En las fantasías individuales, cada participante se imagina las cosas como mejor le parecen y puede cambiar de una escena a otra sin tomar en cuenta al otro (a). De él o ella depende el flujo de ideas, imaginaciones, cuadros mentales, escenas o situaciones que más le complacen y las puede manejar a voluntad. Tienen la libertad de conservarlas en la intimidad o de compartirlas con su pareja.
Lo relevante de las fantasías sexuales, sean individuales o compartidas, es que contribuyan a incrementar el deseo, la excitación y el placer en la experiencia, de tal manera que fortalezcan el vínculo amoroso e inviten a repetir la experiencia libidinal. Es importante que la persona no se sienta culpable por lo que ha fantaseado y que entienda que aquello que se ha imaginado es algo agradable y que no le hace daño a nadie. Si alguna fantasía le resulta desagradable, tendrá que reprimirla para que no lo dañe haciéndolo sentirse malo por ello.
Cuando no se tienen a la mano una pareja o se tienen problemas con ella y no se puede llegar a tener sexo por tales dificultades, las fantasías son buenas opciones para practicar el auto erotismo. Incluso pueden ayudar a evitar las infidelidades, pues quien fantasea se excita y complace con la imaginación, sin tener que pasar a la acción. En algunos casos las fantasías pueden dar pie a que la pareja realice nuevas experiencias que enriquezcan su vida sexual. Como sería el caso en el que ambos planean irse de vacaciones a algún sitio especial y dedicarse todo el tiempo a sí mismos. Quienes planean hacer un intercambio de parejas, primero juegan en la fantasía y de esta manera se van preparando para su realización. Otras parejas suelen quedarse en la fantasía y de esta manera enriquecen su vida sexual, sin necesitar pasar a la realidad lo que han imaginado.
Sean del tipo que sean, las fantasías son un elemento que enriquecen la vida sexual de todas las personas. Hay quienes son más ambiciosos que otros, pero todos se imaginan cosas agradables y desean experimentar nuevas situaciones. Quienes se dejan llevar por sus fantasías sexuales para enriquecer su vida intima, logran mayor placer y variedad en sus relaciones. Cuando la pareja se sabe comunicar con franqueza y confianza y se participan sus fantasías sexuales, pueden jugar a que las realizan a través del juego de roles o practicarlas en la realidad si así lo acuerdan.
La mente es el órgano sexual más poderoso y si se fortalece la sexualidad a través de la imaginación y las fantasías, el placer puede llegar a ser infinito y servir para fortalecer y enriquecer el vínculo amoroso de los amantes.

miércoles, 7 de julio de 2010

LOS NIÑOS Y SU SEXUALIDAD.

Guadalajara, Jal. 22 de abril de 2008.


Desde que Sigmund Freud publico sus “Tres ensayos de una teoría sexual” en 1905 y el caso de Juanito “Análisis de la fobia de un niño de cinco años” en 1909, los descubrimientos sobre la sexualidad infantil han corroborado y ampliado los planteamientos del creador del psicoanálisis. No se puede discutir si tienen o no sexualidad los niños, pues es algo evidente y solo quienes no quieren verlo se mantienen ciegos ante las manifestaciones libidinales de los pequeños. Desde la época de Freud muchas personas se han angustiado ante la idea de reconocer que los pequeños tienen deseos sexuales, además de la curiosidad por conocer su cuerpo y el mundo que los rodea. La sexualidad infantil es la precursora de la sexualidad adolescente y adulta y en función de lo sano o patológico que haya sido su desarrollo, será la vida sexual de los adultos. Por eso la importancia de conocer sus manifestaciones.

La sexualidad de los pequeños esta influida por sus padres desde antes de nacer, pues las fantasías y deseos de éstos por tener un hijo o una hija, influirán sobre la identidad sexual genérica de sus vástagos. Si los padres, especialmente la madre, adecuan rápidamente sus fantasías y deseos preconceptivos y previos al parto, a la realidad del sexo biológico de sus hijos, éstos no verán afectado su proceso de identificación sexual, como sucede en los casos en los que hay insatisfacción paterna y materna por el sexo de sus hijos. Una vez nacido el bebé, los padres deben aceptarlo y quererlo tal como es. Si se sienten frustrados porque no es del sexo que ellos deseaban, el pequeño (a) lo resentirá y correrá el riesgo de querer ser del otro sexo desde su infancia, tal como le sucede a Dominique, el niño de la película “la vida en rosa”, que creía que Dios se había equivocado al mandar su alma de niña a un cuerpo de varón.

Los seres humanos desde bebés han sentido el placer que los cuidados higiénicos les proporcionan su madre y sus cuidadoras, pues para limpiarlos y bañarlos los estimulan corporalmente. Si dichos cuidados se realizan con amor y gusto por el pequeño, éste asocia el afecto con las sensaciones corporales y guarda en su memoria la experiencia como placentera. Desde que comienzan a tener la capacidad para moverse libremente y explorar su cuerpo, los niños sienten curiosidad por experimentar tocándose donde mayor placer sienten. Más grandecito, entre los dos y medio y los seis años de edad, él repetirá este tipo de caricias y entrara al mundo del autoerotismo, junto con las fantasías edípicas, consistentes en fantasear con tener un contacto sexualmente placentero con el padre del sexo contrario: el varón con su madre y la niña con su padre.

Los pequeños sienten la curiosidad por saber su origen y preguntan acerca de su vida como un acercamiento temprano al conocimiento del mundo que los rodea. Ellos quieren saber cómo llegaron al seno familiar, en dónde estaban antes, porqué son diferentes los niños de las niñas, cómo nacen sus hermanitos, qué hacen los padres en su recamara y porqué tienen sensaciones muy especiales en su zona genital. Estas dudas las plantean desde los dos años, solo que muchos padres se hacen los sordos y no responden, otros contestan con regaños y rechazo y los menos, que son los más atinados, responden adecuadamente, estimulando el deseo de sus hijos por conocer más de sí mismos y del mundo que los rodea. Los niños que son reprendidos por su curiosidad y exploración sexuales, tienden a ser más inhibidos en la escuela y a reprimir su espíritu epistemofilico, por lo cual tienen problemas con el aprendizaje y el deseo por conocer más de la vida, además de que le pierden la confianza a sus padres.

Además de las preguntas típicas para conocer más su cuerpo y descubrir los misterios de la vida, los pequeños también tienen juegos peculiares, que intentan emular el comportamiento de los adultos. Jugar al papá y a la mamá, al dr y a la enfermera, al maestro y la alumna, son algunos ejemplos. Pero también juegan en solitario a explorar su cuerpo y a disfrutar de las experiencias que el auto contacto les brinda y es así como descubren el autoerotismo que provoca reacciones furibundas en algunos padres y en otros angustia. La realidad es que en todo el mundo y en todas las culturas, hombres y mujeres se han auto explorado y gozado en la infancia, pero el mecanismo de la represión provoca que con el paso del tiempo, los adultos se olviden de que ellos también lo hicieron. Los padres que no lo olvidaron, orientan a sus pequeños para que su autoerotismo lo realicen en privado, sin hacerlos sentirse culpables ni avergonzados por estar vivos y disfrutar con su cuerpo.

Los padres que son consientes de la importancia y valor de una buena y sana educación sexual de su hijos, les responden sus preguntas sin angustiarse, sin pena ni vergüenza, los orientan para que conozcan los misterios de la sexualidad conforme su edad y dudas, les proporcionan libros ilustrados y les muestran con el ejemplo amoroso, que la sexualidad es algo agradable, que tiene que ejercerse con responsabilidad, madurez y conocimiento. Los enseñan a cuidarse y respetarse a sí mismos para que no sean víctimas de abusos por parte de niños mayores o de adultos: parientes, maestros o clérigos. También les permiten el sano ejercicio del autoerotismo sin amenazarlos con castigos divinos o demoníacos y no los hacen sentirse mal por querer disfrutar del placer que les brinda su propio cuerpo. En cuanto a sus deseos edipicos, les ponen límites de manera firme y amorosa, para que aprendan a posponer la satisfacción de los mismos, sin hacerlos sentirse culpables. Las dudas e inquietudes sexuales de los pequeños son un buen motivo para establecer un dialogo, acorde a su edad, sobre lo maravilloso que es el mundo de la sexualidad.

Para saber más: F Dolto. “¿Tiene el niño derecho a saberlo todo?”

EL CUIDADO SEXUAL DE LOS NIÑOS.

Guadalajara, Jal. 4 de abril de 2006.

El abuso sexual infantil ha existido siempre y en todas las culturas. Aunque en la actualidad se denuncia cada vez con mayor frecuencia, con la intención de aplicar las leyes a quienes dañan tan severamente a los pequeños, muchos de estos abusadores de menores no son denunciados porque son familiares cercanos o personas con autoridad sobre la víctima; porque a los padres les da vergüenza hacerlo público, porque las autoridades no son capaces de responder adecuadamente ante estas situaciones y, en la mayoría de los casos, porque los y las pequeñas se abstienen de denunciar al abusador porque éste los y las ha amenazado hasta con la muerte, de tal manera que el pánico los paraliza, permitiendo así que el abusador se aproveche de esto para continuar con sus felonías. Para prevenir estas situaciones no hay nada mejor que enseñar a los pequeños a saberse cuidar y a denunciar a quien sea que intente abusar de ellos.
Los medios de comunicación son uno de los pilares en los que se apoya la sociedad civil para que este tipo de denuncia sea tomado en cuenta y los abusadores sepan que el castigo puede ser ejemplar, también han ayudado a que la población tome conciencia de los riesgos que tienen los niños, tanto en la casa, como en la escuela. Ni siquiera en los colegios religiosos están a salvo de una experiencia tan dañina como el abuso sexual, por parte de quienes se supone deben velar por su integridad física, moral y emocional. Es por eso que se deben tomar cartas en el asunto y estar conscientes del riesgo que corren los pequeños; sin que esto se convierta en una situación de paranoia, hay que estar alertas a la menor señal de que algo pueda andar mal en la conducta y estado de ánimo de los niños. Algunos de los síntomas de abuso sexual son: trastornos en el sueño y en la alimentación, se hacen más huraños y cabizbajos, mojan la cama o se defecan en los calzones, problemas en la escuela, se angustian frente al abusador, lloran sin saber decir el motivo, tienden a auto castigarse, se aíslan de la familia, se sienten malos y alguno empiezan a hablar de la muerte o a preguntar sobre lo que sucede cuando alguien se muere. Manifiestan dolor en la zona genital o en zona anal, a veces hay irritación en las zonas genitales, manchas extrañas en los calzones o las pantaletas deben investigarse con tacto y a fondo. Cualquier síntoma de estos o alguno parecido merecen la atención de la familia y la consulta con el experto si el problema no cede fácilmente o perdura por más de un mes.
Quienes abusan de los pequeños se escudan en el anonimato y emplean su autoridad moral para amedrentarlos y bajo amenazas muy fuertes conseguir el objetivo de manosear o violar a sus víctimas. Son personas que están enfermas de su sexualidad, lo cual no les da derecho a lo que hacen ni los disculpa del daño realizado. Ellos lo saben y por eso amenazan a sus víctimas. Los abusadores suelen ser familiares cercanos, tales como hermanos mayores, primos, tíos, abuelos o los mismos padres, en el noventa por ciento de los casos. El resto, son amistades, maestros o personas cercanas a la familia, que conocen a su víctima y por eso se le pueden acercar e imponer sus condiciones. Algunos abusadores suelen ser muy seductores con sus víctimas, haciéndoles sentirse realmente amados y tomados en cuenta por un adulto. Sin embargo la sobre excitación de que son objeto por parte del abusador los daña en su sexualidad.
Para que los pequeños sepan defenderse de estos riesgos se les debe brindar una buena crianza y una sólida educación sexual, que los provea de confianza en sí mismos y en sus padres, que les dé un conocimiento de lo que si se debe y de lo que no, en materia del contacto con su cuerpo y con terceros y sobre todo que sepan que pueden recurrir a sus padres y a las personas de mayor confianza de ellos, como las abuelas, la madre o algún familiar que no sea abusivo y que los pueda escuchar, defender y comprender.
La educación sexual de los pequeños comprende el enseñarles que, además de los padres, nadie tiene derecho a tocar su cuerpo bajo amenazas, ni a escondidas. Que ellos tienen todo el derecho de denunciar cualquier intento de este tipo, sin hacer caso a las amenazas del abusador. Que cualquier duda al respecto de su sexualidad o de la de otros la pueden manifestar sin ningún tipo de temor. Que cualquier molestia física que tengan en sus genitales la deben decir para que un médico los revise y que no deben avergonzarse por ello. Que si alguna persona, de la índole que sea, les pide tocar su cuerpo o que ellos les toquen sus genitales, deben informarles a sus padres de inmediato, inclusive si ya sucedió alguna vez. Que no deben sentirse culpables si se le castiga al abusador y que a pesar de lo que el abusador les haya dicho, ellos siguen siendo personas valiosas y queridas por sus padres, pues haber vivido una experiencia de abuso sexual no los hace menos. Es muy importante resaltar este aspecto porque muchos niños se sienten devaluados, culpables y malos por haber experimentado una situación de abuso sexual. Los abusadores sexuales suelen hacerles creer que ellos han provocado su deseo y que si los denuncian nadie les creerá lo que dicen, que si acaso les creen, de cualquier manera ellos son malos por haber incitado su pasión. Si a los pequeños (as) se les educa en un ambiente en el que se pueda hablar de su curiosidad sexual sin prejuicios ni falsas morales, ellos aprenderán a cuidarse por sí mismos y a no permitir que nadie abuse de su cuerpo y de su mente. Si acaso alguien lo hace, serán capaces de denunciarlo sin miedos y sin culpas, para que dicha persona reciba el castigo requerido por la falla en el control de sus patológicos impulsos sexuales y de esta manera los pequeños que denuncien los intentos o los abusos sexuales, estarán evitando que otros pequeños (as) pasen por experiencia similares.
Un niño (a) que denuncia a un abusador sexual debería ser tratado como un héroe y no como un delincuente, se le debe agradecer que haya tenido el valor de negarse al abuso o que lo haya denunciado, sin importar el nexo familiar, educativo o amistoso con el victimario. A un niño (a) que haya sido víctima de un abuso sexual, deberá escuchársele, apoyársele y comprenderlo en sus emociones tantas veces lo necesite para elaborar la situación traumática experimentada. En la mayoría de los casos es necesaria la asesoría de un profesional en la salud mental para ayudar a la familia en el manejo de la crisis y en la superación del trauma sexual que deja en todos los involucrados. Cuando la ayuda emocional es recibida a tiempo, los pequeños (as) y sus familias logran restablecer el equilibrio emocional perdido por la mala experiencia sexual.

sábado, 8 de mayo de 2010

SOLAS PERO CONTENTAS.

La sexualidad femenina en soledad.

En la historia de la humanidad, nunca se había dado el caso de que hubiera tantas mujeres con estudios, preparación cultural, capacidad económica y que paradójicamente estuvieran solas, con grandes dificultades para encontrar a una pareja masculina que las aprecie, valore, ame y desee, como en los cuentos de hadas de antaño. Los cambios en la dinámica socioeconómica, la revolución sexual de los sesentas, el acceso de las féminas a las universidades, su acceso al campo laboral y político, han propiciado que cada vez sean más las mujeres que acceden al poder, que antes era privilegio masculino solamente. Las mujeres están logrando el sueño de millones de sus antepasadas, Sor Juana estaría orgullosa de sus congéneres contemporáneas, lo mismo que Juana de Arco o cualquiera de aquellas miles de mujeres que alguna vez fueron rechazadas y hasta colgadas en la hoguera por atreverse a demostrar ser más inteligentes que muchos hombres de su época. Sin embargo, esta situación también ha traído aparejada la soledad conyugal en la que se encuentran muchas de ellas, debido al pánico que generan en los hombres, que se sienten amenazados de perder su posición ancestral de poder y dominio, solo por el hecho de poseer un pene, aunque en muchas ocasiones no lo sepan emplear adecuadamente.

Para este tipo de varones, enfrentar a una mujer inteligente, capaz, culta, económicamente solvente, con iniciativa personal y sexual, resulta un reto muy difícil de vencer, ya que se educaron en la idea de que ellos eran los inteligentes y los que deberían tomar las decisiones de qué, cuándo y cómo hacer las cosas. Ellos deberían decidir el auto a comprar, a dónde ir de vacaciones y cuándo y de qué manera tener las relaciones sexuales. Al toparse con mujeres que no están dispuestas a continuar desempeñando el rol de sumisión, les huyen y prefieren quedarse solos, refugiarse en la compañía de los amigos, volver a las faldas de sus madres o encontrarse a la mujer sumisa y abnegada, tan elogiada en el cine mexicano de los años cincuentas y sesentas.

Muchas mujeres se encuentran con la dificultad de encontrar a una pareja masculina que las acepte, valore y desee con todas sus cualidades, sin luchar contra ellas por el poder. Se sienten solas y salen a los bares con la idea de encontrarse al príncipe azul en algún rincón escondido. Algunas han tenido una pareja formal y se han tenido que divorciar para poder seguir siendo ellas mismas, so pena de someterse a los temores de sus parejas y dejar de luchar por ser mejores en todo lo que saben hacer. Estas mujeres llegan a creer que tienen algún defecto y que por eso los hombres no las voltean a ver. Se equivocan, no tienen defectos, poseen demasiadas cualidades para ser apreciadas por la mayoría de los varones que han sido criados para ser servidos por ellas y no para amarlas con todas sus virtudes. Al no encontrar una pareja que las acompañe y con la cual sentirse queridas, suelen clausurar su sexualidad y de esta manera se empobrecen en su intimidad. Cancelan sus anhelos sexuales porque les han hecho creer que las chicas buenas no pueden gozar del sexo si no tienen una pareja formal. Al privarse de tales placeres, aumenta su ansiedad y sus depresiones, disminuye su autoestima y no rinden laboralmente lo mismo que cuando se sienten satisfechas con su sexualidad, tengan o no una pareja sexual estable y/o formal.

A estas mujeres solas, les quedan varias opciones para desahogar su sexualidad: el autoerotismo, que incluye la masturbación, la cual puede ser vaginal o clitoridiana; el acariciarse todo su cuerpo y buscar que les den masajes corporales para relajarse; salir en busca de algún galán que no les tema y les pueda brindar placer por una o varias noches, según se dé la relación; hacerse de algún amigo que este dispuesto a compartir con ellas el sexo, sin la amenaza de que ella le pedirá matrimonio al día siguiente, pues esto apánica a la mayoría de los hombres. Tener un novio con derechos sexuales por parte de ambos, sin crearse mayores expectativas, a menos que la relación prospere y decidan vivir juntos, lo cual terminara con la soledad. Por otra parte, si estas mujeres pudieran pensar que “es mejor solas pero contentas”, no saldrían a la calle en busca de marido, sino de un amante con el cual poder compartir los buenos momentos e intercambiar placer sexual, como lo hacen muchas mujeres hoy en día en Europa.

Parte del problema para encontrar un compañero sexual, es la educación recibida en la que se le ha hecho creer a la mujer que solo puede y debe tener relaciones sexuales con quien se case. No se le dice que debe ser con quien ame y desee. Por siglos, se ha temido a la sexualidad femenina y se han establecido muchos controles sociales y religiosos para hacerla sentir culpable cuando logra desahogar sus deseos sexuales fuera de un matrimonio, sin la anuencia del varón. Pero no se rechaza del mismo modo a los hombres que sufren de incapacidad amatoria, de eyaculación precoz o de impotencia. Si las mujeres logran aumentar su cultura sexual, descubrirán que pueden darse mucho placer a sí mismas, refugiándose en el autoerotismo, pero también que pueden lograr su satisfacción sexual con un compañero que las admire, respete, complazca y desee, aunque no sea su marido o pareja formal; de esta manera estarán solas pero contentas y no acompañadas y amargadas por una mala relación conyugal. Las cosas están cambiando y las relaciones sexuales de las mujeres también, los hombres deberán comprender dichos cambios para no convertirse en unos anacrónicos sexuales.

viernes, 7 de mayo de 2010

COMUNICACIÓN EN LA PAREJA

COMUNICACIÓN Y SOLUCIÓN DE
CONFLICTOS EN LA PAREJA.
TALLER DE DIALOGO Y REFLEXIÓN CONYUGAL
UN ESPACIO DEDICADO A MEJORAR
LAS RELACIONES CON LA PAREJA.

COORDINADORES DEL TALLER:
Dr. Marco Antonio Pérez Mora: Psicoanalista de Adultos, Niños y Adolescentes, Psicoterapeuta de Parejas, de Grupos y de Familias.
Experiencia clínica de más de veinticinco años, atendiendo a adultos, niños, adolescente, parejas y familias.
Conferencista en diferentes foros locales y nacionales, colaborador en el Programa El Expresso de las Diez y Servicio a Domicilio de Radio Universidad de Guadalajara, colaborador en Radio Mujer y en Radio Formula, sobre aspectos de salud mental y sexualidad.
Colaborador del periódico Público Milenio durante más de diez años con una columna dominical sobre sexualidad humana.
Ma. Elizabeth Zermeño Muñoz.
Psicóloga clínica, atiende a niños, adolescentes y adultos. Evaluaciones psicométricas, imparte cursos y talleres sobre comportamiento humano. Colaboradora en Radio Mujer en programas de salud mental y de orientación a padres.
CUPO LIMITADO
LUGAR E INFORMES:
Nelson 80, entre Justo Sierra e Hidalgo, Col. Vallarta Norte, a tres cuadras de la glorieta Minerva, Teléfonos 3615-1750 y 1593-8172
E mail: dr_perezmora@yahoo.com
liz_zermeno@hotmail.com

COOPERACION: $700.00 por persona



OBJETIVOS:
Que los participantes reflexionen sobre la satisfacción y/o frustración que les brinda su relación conyugal.
Que analicen el tipo de comunicación que han establecido en sus años de convivencia y que definan cómo quieren comunicarse en el futuro cercano.
Que aprendan a solucionar sus conflictos de manera exitosa.
Que re-descubran las características que posee su pareja y qué los hace amarla.
Que reflexionen sobre el grado de satisfacción sexual que han vivido y que viven.
Conocerán los deseos, anhelos y frustraciones de su pareja.
DIRIGIDO A:
Personas dinámicas, reflexivas y pro activas que desean mejorar la calidad de su vida conyugal actual y futura., sin importar la edad que tengan. Que posean el valor de revisar lo que han logrado y lo que desean alcanzar a corto plazo con su pareja sexual.
Que cuenten con el valor de hacer cambios para modificar sus patrones de conducta que les han impedido mejorar la calidad de su relación amorosa y sexual.
TEMARIO
El ciclo vital de la pareja. Etapas por la que pasan las parejas
Estilos de comunicación conyugal.
El manejo de conflictos conyugales
Causas de la infelicidad conyugal
Tipos de cónyuges. ¿De tal familia tal pareja?
¿Dios los hace y Freud los junta?
El conocimiento del cuerpo y las relaciones sexuales.
La curva del orgasmo: femenino y masculino.
Los bemoles de la sexualidad. Los hijos y la sexualidad conyugal
El contrato matrimonial: formas de llegar a acuerdos exitosos
Reflexiones y conclusiones finales.
DINÁMICA DEL TALLER:
Se harán exposiciones dinámicas de los temas, se aplicarán algunos cuestionarios de auto evaluación y se espera que las parejas compartan sus experiencias con el grupo, de manera voluntaria. Se les otorgará una carpeta con material escrito para su análisis y revisión con su pareja.

EL EDIPO EN LA PAREJA SEXUAL.

Desde siempre, los pueblos han tenido un conocimiento sobre la naturaleza de las emociones humanas. Pero es a los griegos a quienes se les debe el haber plasmado en la literatura muchas de ellas, tal como sucede con el Edipo de Sófocles, del cual Freud toma el modelo para explicar la conducta sexual de los niños, entre los tres y los cinco años de edad, cuando se enamoran del padre del sexo contario y desean la desaparición del padre de su mismo sexo. La genialidad de Freud consistió en describir de qué manera esta conducta se presenta en los niños y cómo influye en el desarrollo de su sexualidad y en la elección de pareja, así como sus manifestaciones y repercusiones en la sexualidad adulta.
Dependiendo de la intensidad, la gratificación y/o frustración experimentada en esta etapa, de las vivencias de la adolescencia y de la necesidad de revivir la experiencia infantil, será el tipo de relación conyugal que se elija en la adultez. Si la experiencia estuvo marcada por la madurez de los padres y el sujeto se sintió querido, sin ser sobre gratificado en sus deseos, ni ser amenazado por tenerlos, las posibilidades de elegir una pareja más sana, son mayores que en el caso contrario. El niño que en su infancia fue sobreprotegido por su madre y llego a creer que él era el amante perfecto para su madre, que no tuvo el temor a la represalia por parte de su padre ante sus deseos de posesión materna, porque éste no se interesaba en su mujer, corre el riesgo de quedarse fijado en la figura materna y buscar en su pareja una réplica de su propia madre. En este caso, esperará que su pareja adulta sea maternal con él, que lo sobre proteja como hacia su madre en la infancia, que lo provea de satisfactores sin hacer mayor esfuerzo y él no se preocupara por complacer a su mujer, pues la verá como a un sustituto de su propia madre. Si corre con la suerte de haber elegido a una mujer que cree que su función es complacer al hombre sin esperar que éste la complazca a ella, el binomio será el de una esposa madre con un esposo hijo y obviamente la sexualidad se verá afectada, pues aunque en la infancia se haya deseado sexualmente a la madre, ciertos vestigios de represión instalados por ésta misma, harán que el hombre se sienta culpable de tener relaciones sexuales con su esposa, porque le recuerda a su propia madre y la angustia del incesto lo llevará a evitar en lo posible disfrutar de las relaciones sexuales. Gozará de otras cosas con ella, como el hecho de que sea la madre de sus hijos, que lo atienda, pero en lo sexual, la culpa inconsciente, le impedirá disfrutar del sexo, por lo que buscará su desahogo en los brazos de otra mujer, que no le recuerde a su propia madre.
En el caso de la mujer que se quedo prendada de su padre, el caso es similar, aunque con sus diferencias. Una mujer edípica elegirá a un hombre mayor que ella, con conductas paternales y sobre protectoras, mientras que ella se someterá y lo vivirá como a una especie de semidiós. Permitirá que él haga lo que quiera y en muchos casos aceptará pasivamente que le sea infiel, pues considera que él puede irse con otras mujeres, tal como veía que su padre lo hacía con su propia madre. Obviamente que en la cama, ella se limitará a sentir plenamente y el sentimiento inconsciente de culpa de haberle ganado a la madre, al quedarse con el marido, le impedirá el cabal disfrute de su sexualidad. También es muy probable que el marido de una mujer edípica tienda a tratarla como niña, la descalifique y la rechace sexualmente por verla muy infantil, cerrándose el circulo en donde inicio.
De hecho en la vida real de las parejas con fijaciones edípicas el lenguaje deja entrever los resabios de las mismas. Decirse “mami” o “papi” “mijo” o “mija” son ejemplos de estas situaciones. Cuando los hombres se refieren a las mujeres atractivas diciéndoles “mamacita” o ellas a ellos “papacito”, están reflejando este tipo de fijaciones infantiles. Algunas parejas suelen jugar en la cama a roles en los que se revive este tipo de anhelo edípico: él es el jefe y ella la secretaria, ella la maestra y él el alumno, él el Dr. y ella la enfermera. Freud decía que todo encuentro es un reencuentro, haciendo alusión a que todos los seres humanos buscan en la pareja sexual revivir las relaciones que tuvieron en la infancia, no todo mundo siente el mismo deseo infantil, pues en el transcurso del desarrollo se maduro, además de que en muchos casos, el Edipo se reprime adecuadamente, sobre todo cuando la relación entre los padres ha sido sana y madura. En un buen proceso edípico, se espera que el niño abandone sus deseos de posesión hacia la madre, se identifique con su padre y decida que cuando sea grande tendrá una novia como su mamá. La niña por su parte, dejará de competir con su madre por las atenciones del padre y regresará a identificarse con ella, pensando, de manera similar al varón, que cuando sea grande se casará con alguien como su papá. Esto es lo que Freud llamó la resolución del Edipo. Quienes se quedan fijados al deseo del padre del sexo opuesto, corren el riesgo de buscar en su pareja adulta una réplica de lo que vivieron en su infancia, con las consecuencias ya mencionadas.
Cuando una pareja se da cuenta que está repitiendo patrones impropios de su infancia, que les impide disfrutar plenamente de su sexualidad, requieren de hacer un análisis de la situación y mediante la comunicación franca y abierta, tratar de modificarlos. Cuando lo han intentado sin resultados, deben contemplar la ayuda profesional, que les permitirá madurar y disfrutar con mayor plenitud su sexualidad, dejando atrás los anhelos edípicos de la infancia.

COMPARTIENDO LA PAREJA.

La mayoría de las personas se casan o unen en una relación exclusiva, de la que queda proscrita la idea de que cualquiera de los dos mantenga relaciones sexuales y/o amorosas con un tercero (a). Sin embargo, la realidad desmiente estos sueños e ideales de posesión exclusiva, pues como es sabido por los estudios estadísticos, la infidelidad ocurre en más del cincuenta por ciento de la población y ésta ya no es privativa del género masculino: las mujeres están aumentando su participación. Compartir a la pareja, es una idea que casi todo mundo rechaza, pero que muchos viven como una realidad, aunque la niegan o evaden para no enfrentarse al hecho de la separación.
Algunas personas gustan de compartir a su pareja con otras personas de manera consciente y hasta premeditada. En estos casos no se puede hablar de infidelidad, pues si ambos lo han acordado, cualquiera de ellos puede tener relaciones sexuales con otra persona, como sucede con los que practican el intercambio de parejas o swingers. En estas situaciones, compartir a la pareja resulta excitante y en algunas circunstancias es una manera de abatir el aburrimiento, en otros casos, la pareja se fortalece con la experiencia y en otros se extingue en la aventura.
Pero existen millones de personas que se ven obligadas a compartir a su pareja en contra de su voluntad consciente. En estos casos quien se mantiene fiel a la relación es quien sufre por la conducta del otro (a), que busca en otra cama lo que no encuentra en su casa. Es el caso de la señora que sabe que su esposo tiene otra pareja y no se atreve a reclamarle por el miedo a que éste la rechace y decida irse a vivir de planta con la otra. La famosa frase de que “no me importa con quien ande siempre y cuando no me deje” o la otra “mientras yo sea la catedral que tenga las capillas que quiera”. En ambos casos hay una aceptación tácita de que el otro es compartido con extrañas, o a veces conocidas. Por cuestiones culturales y de imposición masculina, es más común que sean las mujeres las que acepten tacita o calladamente el compartir a su hombre. En cambio éstos se revuelcan contra la idea; aunque también están los que por miedo a ser reclamados en su insuficiencia masculina o a ser abandonados, se hacen de la vista gorda y permiten que su mujer tenga amoríos con terceros. Es el famoso cornudo feliz.
Pero también está el caso inverso. El hombre que tienen amoríos con una mujer casada, la tiene que compartir con el marido, pues quiera que no, al seguir siendo la esposa está expuesta a tener relaciones sexuales con él, aunque este enamorada del amante. Las mujeres que salen con casados, también se ven en la situación de que éstos tienen que llegar a su casa y cumplir sexualmente con su mujer, aunque sea esporádicamente. Pero la compartición no solo es sexual, sino también emocional. Quien tiene un amorío extra conyugal comparte a ambas mujeres y si la mujer con la que engaña a su esposa es casada, pues entonces la comparte con el marido, de tal manera que los tres o los cuatro se comparten entre sí. En el caso del hombre casado, que sale con otra mujer casada, éste comparte a la amante y a su vez él se comparte entre su mujer y al amante y si se da el caso de que el esposo de la amante, a su vez salga con otra mujer, la compartición de parejas es múltiple.
El deseo de posesión exclusiva de la pareja está fundado en los resabios de la infancia, cuando se tenía a la madre para uno solo y el narcisismo primario impedía compartirla con nadie más. Agregado a esto están las normas culturales que imponen la idea de la monogamia para preservar la transmisión de los bienes y para asegurar la paternidad de los hijos. Sin embargo, debido a que tanto como hombres como mujeres se guían por sus afectos y apetitos sexuales, cuando la relación conyugal no es todo lo satisfactorio que se desea, surge la opción del affaire con un tercero, con la ilusión de encontrar algo de consuelo y satisfacción en dicha relación, aunque también se tenga que compartir al otro (a). Algunas personas solo pueden continuar la relación formal insatisfactoria, cuando tienen un amante a la mano, pues sin ese desahogo, sienten que explotan por al agobio conyugal, el cual no se atreven a romper, argumentando mil razones: los hijos, las propiedades, la economía, el afecto a la pareja, aunque se le engañe, etcétera.
Así pues, son muchas más las personas que terminan compartiendo a su pareja, que aquellas que realmente se entregan en cuerpo, alma y corazón en una relación exclusiva. Una de las maneras de poder asegurar la fidelidad conyugal consiste en mantener viva la llama del amor, de la pasión sexual y del compromiso como pareja. Para lo cual es menester establecer una buena comunicación en todos los aspectos: emocional, sexual, económico, amoroso, personal y contar con disposición para quererse a pesar de las diferencias. Las parejas se unen porque desean tener sexo entre si y se separan o se distancian porque el sexo deja de ser tan placentero como lo anhelaban. Por ello es de vital importancia mantenerse muy activo y creativo en las relaciones sexuales y estar pendientes de que la pareja quede gratamente satisfecha. Cuando se sospecha de que algo anda mal, se debe dialogar y aclarar la situación. Si la pareja no lo puede hacer por sí misma, es el momento de buscar ayuda profesional, que permita continuar con la vida de la pareja, habiendo aprendido de la experiencia y resuelto los mal entendidos y los rencores destructivos.

DIFERENCIAS DE EDAD EN LA PAREJA.

Por tradición ancestral en casi todas las culturas y épocas, el hombre suele ser mayor que la mujer a la hora de escoger pareja. Esto se debe a que el varón era el principal proveedor económico y material del hogar. Un hombre de menor edad que su mujer, difícilmente podría proveerla de sus necesidades materiales. Hoy en día, con el acceso de las mujeres al trabajo bien remunerado, algunas parejas han invertido las edades, siendo ellos menores que ellas, con lo cual se ganan algunas críticas de su alrededor. Sin embargo, por cuestiones biológicas, lo ideal sería que el hombre fuera más joven que la mujer, para que éste le rindiera mejores y mayores satisfacciones sexuales.
Por cuestiones culturales de privilegio a los varones, muchas mujeres han escogido a hombres que en ocasiones les doblan la edad, lo cual, a pesar del amor que les hayan profesado, las deja en una situación de desventaja sexual, pues un hombre de cuarenta años que se casa con una chica de veinte, la podrá complacer los primeros diez años de vida conyugal, pero cuando ella tenga treinta, él tendrá cincuenta y comenzará a reflejarse el efecto del tiempo en la calidad de sus erecciones y en la frecuencia de las relaciones sexuales. En cambio, las mujeres tienden a tener su mejor época en la década de los treintas. El atractivo sexual que ejercen algunos hombres que peinan canas sobre las chicas jóvenes, tiene que ver con los resabios de su complejo de Edipo, que las lleva a buscar una relación de protección paternal. A estas chicas les agrada estar con un hombre mucho mayor porque fantasean, a nivel inconsciente, que están con su padre. Además de esto, creen que le han ganado la partida a su madre, las mujeres de la edad de él, pues al ser elegidas por un cuarentón o cincuentón, sienten que han dejado atrás a la mujer que tiene una edad similar a la de su madre. Otro aspecto que atrae a estas chicas, que prefieren hombres mucho mayores que ellas, es el sentir que serán protegidas por alguien a quien ven seguro de sí mismo, exitoso, maduro, con bienes materiales y un trabajo e ingreso estables, tal como veían a su propio padre cuando ellas eran niñas.
A los hombres maduros les atraen las chicas jóvenes porque eso les levanta la auto estima, porque las ven más lozanas y libidinales que a las de su misma edad. Muchos hombres de edad prefieren a las jovencitas porque creen que al andar con ellas se rejuvenecen. Al llegar a los cincuenta años de edad, algunos hombres se sienten viejos o temen llegar a serlo y el tener una pareja femenina mucho más joven contrarresta sus temores. Narcisistamente sienten que son más poderosos y potentes en su sexualidad, aunque en muchos casos ellas estén en la relación por otras razones y no necesariamente por lo que ellos creen.
Cuando los hombres son mucho más jóvenes que ellas, los problemas surgen cuando las mujeres comienzan a dar muestras de envejecimiento o cuando ellas esperan que ellos maduren y se comporten de manera más adulta y menos infantil y dependiente, como lo han hecho anteriormente. Los hombres jóvenes que eligen a mujeres mucho mayores que ellas, están buscando una relación como la que tuvieron con su madre en la infancia. Es una manera de actualizar su Edipo con una mujer que representa a su progenitora pero sin las angustias incestuosas, aunque en la relación ella se comporte como si lo fuera. A veces son protectoras y proveedoras de las necesidades de ellos, a cambio de sentirse amadas y deseadas. Si la relación es buena, ellas suelen ser beneficiadas con la potencia sexual de ellos, pero si éstos son infantiles y dependientes, esperaran que ellas los complazcan sin interesarse por sus necesidades, por lo que serán eyaculadores rápidos y no se preocuparan por complacerlas. Como ellas se sienten bien por el hecho de haber sido elegidas por un hombre mucho más joven, no les importa tanto el placer sexual, sino la simple compañía y el poder gratificar a su hombre-bebé con cosas materiales.
Para evitar conflictos mayores y problemas derivados de la brecha generacional, es recomendable que las diferencias de edad no sean mayores de cinco años, para arriba o para abajo. Cuando hay diez o más años de diferencia, se presentan dificultades para la convivencia cultural y social, que contribuyen a incrementar los problemas cotidianos que genera la vida en pareja por sí misma. Sin embargo, como la relación de pareja implica muchos más factores que la simple edad, también hay casos en los que el abismo cronológico no es un impedimento para que ambos disfruten de su compañía, pues las ganancias secundarias que ambos obtienen, mitigan las pérdidas primarias. Ejemplo de esto es el caso de la pareja en donde él es veinte años mayor y se comporta de manera paternal con ella, quien a su vez perdió a su padre cuando era muy pequeña. Ahora ella lo mima, lo cuida y lo admira porque lo ve como le hubiera gustado ver a su padre. A su vez, a él le gusta sentirse admirado y le encanta cuidarla y protegerla, se comporta con ella como si fuera un padre protector y la trata como “a su niña”. Una relación así de complementaria puede durar toda la vida, solo que no podrán compartir muchas otras cosas. Aunque tal vez no les interese eso, pues se satisfacen con lo que se dan mutuamente.
Una pareja en la que ella sea veinte años mayor que él suele presentar mayores problemas que cuando él es el mayor, pues la sociedad no lo acepta con la misma facilidad. Aunque muchas personas, sobre todo cuando están enamoradas no le dan importancia a la diferencia de edades, cuando ésta es muy grande, propicia conflictos adicionales, de los cuales hay que estar consciente y preparados para enfrentarlos de manera adecuada. En el enamoramiento la diferencia de edades no cuenta, en la vida real si afecta.

martes, 20 de abril de 2010

MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.

Guadalajara, Jal. 3 de marzo de 2009.
MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.
Existen algunas mujeres que sienten un gran rechazo por las relaciones sexuales, el cual es originado por la educación y experiencias sexuales de su infancia y adolescencia; aunque en otros casos se debe a las malas experiencias vividas con su pareja formal. En ciertas épocas de la vida, como es la menopausia, también se rechazan las relaciones sexuales por efecto de la falta de hormonas, sobre todo de la testosterona, pero en estos casos, la mujer si tuvo deseos sexuales previamente y con el tratamiento adecuado suele desaparecer la negativa al sexo. En las situaciones en las que la mujer ha manifestado rechazo al sexo, a pesar de haber tenido hijos y estar casada, su historia infantil es determinante para comprender las razones de su oposición.
En muchos ambientes sociales a la mujer se le enseña que el sexo es algo malo, que solo lo pueden experimentar para tener hijos pero no para disfrutar del mismo, se les hace creer que los hombres solo las buscarán para tener sexo, pero que ellas no deben acceder al placer, so pena de convertirse en prostitutas. Estas actitudes familiares provocan que tengan que reprimir sus deseos normales y naturales y vivan a la sexualidad como algo que se tiene que evitar y que cuando se ven obligadas a complacer a su marido no deben dar muestras de ningún tipo de disfrute. Por lo general las madres de estas mujeres fueron personas que no pudieron disfrutar de su sexualidad, porque les transmitieron un mensaje similar o porque sus parejas masculinas solo las utilizaron como recipientes de semen, sin miramiento y sin interés por complacerlas en su sexualidad. Las mujeres que rechazan el sexo no pudieron ver muestras de afecto amoroso entre sus padres, a su madre siempre la vieron triste o enojada y a su padre distante y poco amorosa con su madre y con ellas mismas.
En el supuesto caso de haber experimentado juegos sexuales infantiles y autoerotismo, fueron duramente reprimidas y se les hizo creer que habían pecado con su cuerpo, debiendo ofrecerlo en sacrificio para ser dignas de ser amadas, pero sin ningún tipo de placer. Por lo general no recibieron información adecuada sobre su cuerpo, sus sensaciones y deseos sexuales, mucho menos sobre la sexualidad masculina, de tal manera que llegan a la adolescencia y a la adultez en la ignorancia y el miedo sexuales. Se llegan a casar porque así toca socialmente, pero reprimiendo todo interés por la sexualidad, de tal manera que no sienten ningún placer en la relación con su marido. Esto provoca que en muchos matrimonios, el hombre se sienta rechazado y salga a buscar otro tipo de mujeres que no se muestren reacias al sexo, con los consecuentes problemas de celos e infidelidades. Sin embargo, algunas de estas mujeres llegan a decirles a sus maridos que las dejen en paz y que se busquen otras mujeres para el sexo, sin por ello dejarlos. Ellas valoran el matrimonio y a los hijos, pero no les gusta ser asediadas sexualmente por sus esposos, ya que no disfrutan en lo más mínimo de las relaciones. En algunos casos de rechazo al sexo, existió abuso sexual en la infancia, lo cual marca negativamente a la persona y si no pudo elaborar adecuadamente la mala experiencia, ésta le impedirá disfrutar de sus experiencias sexuales.
Existe otro tipo de mujeres que rechazan el sexo, pero no por malas experiencias en su infancia, sino porque su esposo no supo hacerlas disfrutar de la experiencia desde la luna de miel, ya que no tomo en cuenta sus necesidades sexuales y amorosas, utilizándolas solamente como objetos en donde depositar su pene y su semen. En estos casos, las mujeres no sienten ningún deseo, pues las experiencias son malas y frustrantes y con el paso del tiempo prefieren anular sus deseos, pues las constantes frustraciones las decepcionan. Rechazan al sexo porque no les satisface la manera en que su partenaire las trata, como sucede con las parejas de eyaculadores precoces, que cansadas de tener esos contactos fugaces y sin disfrute, prefieren darse la vuelta y dormirse, rechazando esas manifestaciones truncas, que solo les genera malos ratos y tragos amargos.
Pero no toda la culpa es de los hombres, existen parejas en las que ellos son amables, amorosos y preocupados por el bienestar de ellas, pero no pueden luchar contra la historia de represiones, prejuicios, inhibiciones y experiencias negativas que su mujer vivió en su infancia y adolescencia, razón por la que se hace necesaria una terapia de pareja que les ayude a modificar sus patrones de conducta sexual y que ellas aprendan a experimentar la sexualidad de manera placentera, sin miedos, sin inhibiciones y sin culpas. En muchos casos, los hombres de estas mujeres se desahogan en otras relaciones, pero mantienen el vínculo afectivo con su esposa, por los hijos, la costumbre, las conveniencias económicas y sociales y en ocasiones porque las siguen queriendo a pesar de que los rechazan en la cama.
Por lo general las mujeres que rechazan el sexo viven amargadas, frustradas, enojadas, deprimidas y son exigentes con la limpieza, el orden y el control. Algunas suelen ser muy trabajadoras y eficientes en lo que realizan, pero la represión de su sexualidad les dificulta disfrutar de las demás cosas de la vida. Cuando estas mujeres se deciden a buscar ayuda profesional y dejan de rechazar el sexo, descubren que han estado viviendo en el error, logrando romper con esas inhibiciones, represiones, prejuicios y aprenden a disfrutar de su sexualidad en beneficio de su vida personal y conyugal.

LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.

Guadalajara, Jal. 24 de febrero de 2009.
LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.
Algunas de las grandes preguntas que se plantean la mayoría de los padres es ¿cómo y a qué edad hablar con los hijos de la sexualidad? ¿Se les debe contestar a todo los qué preguntan?, ¿lo deben hacer ambos padres o a la niña la mamá y al varón el padre?, ¿se les debe decir la verdad o hay que matizarla? Las respuestas a estas preguntas es que se les debe hablar con claridad, a la edad en que preguntan, que es desde muy pequeños, de preferencia deben estar presentes ambos padres y no se les debe ocultar nada, pero la información debe dárselas de manera que sea comprensible para ellos. La información sexual se consigue en la escuela, en la calle y en los medos de comunicación, pero la mejor educación sexual se obtiene en casa con el ejemplo paterno.
Los pequeños comienzan a preguntar sobre la sexualidad desde temprana edad. Cuando quieren saber ¿en dónde estaban antes de nacer, si estaban en el vientre de mamá, cómo salieron y cómo entraron? ¿Por qué son diferentes los niños de las niñas en la zona genital? ¿Es posible que un niño se transforme en niña y viceversa? Son algunas de las preguntas que tienen que ver con la curiosidad sexual infantil. Las respuestas a estas preguntas deben ser claras y con una actitud natural, como cuando se les responde a las inquietudes de ¿por qué hay sol y hay luna? Claro que se les debe decir que ellos estuvieron en el vientre de su madre y que al crecer tuvieron que salir al mundo por vía vaginal, que fueron hechos con amor entre papá y mamá y que el padre puso su semillita dentro del cuerpo de la madre, juntándola con el ovulo de ésta. Las explicaciones no deben ser muy complejas, se debe responder una pregunta por vez para no confundirlos y al hablar de la semillita del papá no se debe hablar de los millones de espermatozoides que arroja el hombre en una eyaculación, ni del proceso de la ovulación materna, esas explicaciones se dejan para cuando el niño y la niña ya están en la preadolescencia y su mente es capaz de comprender todo el proceso de la concepción. Para explicar las diferencias sexuales, solo basta decirle que así es el mundo: hay hombre y mujeres, papás y mamás, niños y niñas y que unos tienen pene y las otras vulva y vagina. Que no es posible que un varón se transforme en niña ni ésta en niño. Si se les explica todo esto en un clima de confianza y armonía, sin asustarse con el tema, los niños reaccionaran con naturalidad y se irán animando a hacer más preguntas, conforme crezca su curiosidad por saber más de sí mismos, esto facilitará su interés en el aprendizaje escolar.
Es recomendable que ambos padres estén presentes para explicar estas dudas, pero si el niño las hace a uno solo de ellos, éste (a) debe responderlas y posteriormente dialogar con el otro (a) para retomar la pregunta del hijo (a) y abundar en las respuestas, de tal manera que los hijos sientan que pueden hacer este tipo de preguntas a cualquiera de los dos. Un padre debe estar preparado y no apenarse para explicarse a su niña porqué los varones tienen pene, lo mismo que la mamá deberá saber decirle a su hijo porqué las mujeres tienen vulva y senos. Los padres no deben avergonzarse al hablar con sus hijas sobre el proceso de la menstruación cuando llega el momento de hacerlo, lo cual debe ocurrir antes de la primera menarca de la hija, explicándoles que es un hecho normal y natural de la feminidad. No se les debe infundir miedo, ni hacer creer que será algo doloroso ni vergonzoso. A los chicos se les debe decir, previo a la pubertad, que tendrán poluciones nocturnas de las cuales no deben angustiarse, que es un proceso normal y que indica que están madurando, dejando de ser niños para transformarse en adolescentes.
También es importante hablar con los niños sobre la masturbación y hacerles sentir que es un proceso natural, que es normal que sientan placer al tocarse sus genitales, pero que es algo que deben hacer en privado y con higiene. Si se les llega a ver masturbándose, no deben regañarlos ni espantarlos, se deben hacer de la vista gorda y después abordar el tema en un ambiente de respeto y de clarificación, para que los hijos no se sientan culpables por su auto erotismo. Tampoco deben poner el grito en el cielo cuando los descubran en juegos sexuales infantiles, con los amiguitos, primos o entre hermanos, siempre y cuando sean de la misma edad. En el caso de sospechar de que haya habido algún abuso sexual por parte de alguien mucho mayor que ellos, se debe explorar en qué consistió dicho abuso y no hace sentir culpable al niño o niña que lo haya experimentado, pero si tomar cartas en el asunto para protegerlos del abusador, que por regla general suele ser un familiar cercano y, en muchas ocasiones, alguien de respeto en la familia.
Cuando estén por entrar a la pubertad es momento de aclarar muchas dudas sobre la sexualidad: las relaciones sexuales, el embarazo, los anticonceptivos, el preservativo, las enfermedades de transmisión sexual, el riesgo de los abusos sexuales, aunque desde pequeños es conveniente enseñarlos a cuidar de su cuerpo y a no permitir que nadie se los toque ni que los obliguen a hacer algo bajo amenazas. Es muy recomendable hablar sobre el noviazgo y los deseos sexuales, así como los riesgos de un embarazo no deseado. También se les debe hablar sobre las emociones, el afecto y el amor que se siente por la pareja. Que las relaciones sexuales conllevan un compromiso y una gran responsabilidad, por lo que se requiere de madurez para tenerlas sin riesgos innecesarios.
Si los padres no se sienten preparados para responder las preguntas sexuales de sus hijos, deben investigar en la literatura o consultar con un profesional de la salud sexual para que los oriente y calme sus ansiedades.

LA INFIDELIDAD: ¿ES INEVITABLE?

Guadalajara, Jal. 29 de enero de 2009.
LA INFIDELIDAD: ¿ES INEVITABLE?
Distintas encuestas hablan de que los porcentajes de la infidelidad, tanto masculina como femenina, rondan o superan el 50%, lo cual quiere decir que una de cada dos personas son o han sido infieles alguna vez en su vida. La infidelidad se entiende como la ruptura del pacto establecido, tácitamente, entre dos personas de que no establecerán relaciones ni amorosas, afectuosas ni sexuales con otra persona. Cuando cualquiera de los dos establece una relación de este tipo sin el conocimiento y el consentimiento de la pareja, existe infidelidad.
La infidelidad suele romper matrimonios y corazones porque resulta traumático para quien sufre de la misma, enterarse de que ya no es la persona más importante para el otro (a). Darse cuenta de que el ser amado no corresponde por igual y que ha decidido establecer relaciones sexuales con un tercero (a) es muy doloroso para la mayoría de las personas, quienes llevadas por la desesperación se deprimen o piden el divorcio al infiel. En un alto porcentaje de casos de infidelidad, las causas son muy variadas y por lo general no existe un solo elemento. Tanto el infiel como la persona engañada, son coautores de la situación, aunque en la mayoría de las situaciones, la persona engañada no atina a reconocer cuál fue su participación en el proceso que gesto la infidelidad. Este proceso inicia con sentimientos de insatisfacción por parte del infiel, que puede o no haber manifestado a su pareja. El hecho es que el infiel ha venido arrastrando frustraciones en la relación que pueden ser de distinta índole, pero siempre afectando el vínculo que lo liga con la pareja engañada.
Cuando se da la infidelidad sexual y amorosa, el problema se ha salido de control y el infiel ha decidió invertir parte de su libido en otra relación, en mayor demerito de la que tenia con su pareja engañada. Por regla general, el infiel se justifica argumentando soledad, incomprensión, agresión, insatisfacción sexual, carencia de valor propio dentro de la relación formal, falta de reconocimiento, etcétera. La persona engañada, cree que es víctima de la mala leche del infiel, sin atinar a comprender que puso su parte en el proceso de la infidelidad. Cuando cualquiera de los dos decide establecer relaciones sexuales con otra persona, está poniendo en riesgo la continuidad de su relación formal y en algunos casos lo hace para romper con ella. Incluso algunos infieles dejan pistas para ser descubiertos y de esta manera ser reclamados y corridos de la relación por la persona engañada. Así se pueden desprender de la relación sin mayores problemas. Otros buscan una relación extraconyugal, porque no son capaces de enfrentar el fracaso matrimonial sin antes tener una nueva relación. La infidelidad se produce como una forma de salir de un matrimonio insatisfactorio. Muchos infieles llegan a sentirse culpables pues la sociedad no acepta estas conductas, además de que ver sufrir a la persona que antes se amo, o peor aún, que se sigue amando, es también dolorosa para el infiel, quien llega a buscar ser castigado por su deslealtad.
Cuando la infidelidad es solamente sexual y el infiel no se involucra afectivamente con la otra persona, el conflicto conyugal se puede resolver relativamente más fácil. De hecho muchas mujeres suelen perdonar una infidelidad sexual, con menor resentimiento, si están seguras de que su pareja no se enamoro de la otra mujer. A los hombres les resulta más difícil perdonar la infidelidad de su mujer, pues la cultura los ha educado para permitirse ser infieles pero no ser cornudos. Con el cambio de conductas sexuales, originado por el acceso de las mujeres al trabajo remunerado, cada vez hay más féminas que le dan salida a sus frustraciones conyugales, siendo infieles. Mantienen la relación conyugal por conveniencias sociales, por los hijos o por la economía, pero establecen relaciones extraconyugales que les resultan sexualmente más satisfactorias.
A las mujeres les resulta más fácil ser infieles que los hombres. Ellas saben ocultar mejor cuando tienen un amorío, los hombres son más obvios y más fácilmente se delatan. Las mujeres pueden haber estado con el amante y aceptar tener relaciones sexuales con el marido y éste no se da cuenta, en cambio si ellos han tenido placer sexual con la amante, difícilmente podrán tener sexo con su mujer: porque no la desean y/o porque no pueden tener varios coitos en el corto plazo. En cambio las féminas son más hábiles para ocultar sus sentimientos cuando se han decidido a ser infieles. Sin embargo, muchas mujeres se involucran afectivamente con el nuevo amante, en cambio los varones lo hacen principalmente por el sexo, el afecto surge después. Por otra parte, ellos reflejan más fácilmente cuando están involucrados en otra relación, pues cambian sus hábitos higiénicos, sus rituales, sus horarios y su manera de arreglarse. Se ausentan sin motivo de casa y suelen ser más descuidados en los detalles que delatan su infidelidad, como los olores, los horarios, etcétera.
La infidelidad puede ser evitada cuando se fortalece el vínculo amoroso y sexual mediante el dialogo, la convivencia cercana y afectiva, cuando la pareja aclara los malos entendidos y cuando unen esfuerzos para salir de sus crisis. Cuando se escuchan ambos en sus necesidades sexuales y amorosas y cuando tienen deseos de complacer al otro por el simple placer de complacerlo (a). También se evita cuando ambos deciden que pueden establecer otros vínculos sexuales o amorosos con la anuencia de la pareja. En estos casos no existe la infidelidad pues no hay el engaño que la define.
Cuando se ha dado la infidelidad, es recomendable buscar ayuda profesional para ayudar a la pareja a restaurar la relación después del daño emocional experimentado. En este auxilio se debe buscar las causas que motivaron la infidelidad y ayudar a la pareja a tomar conciencia de las mismas para evitar su repetición en el futuro. Es importante ayudarlos a reconciliarse y a comprender las motivaciones del infiel, el dolor del engañado (a) y la coparticipación de ambos en el proceso. La infidelidad no debería ser causa de la ruptura conyugal, cuando así sucede, es porque la relación ya estaba deteriorada, solo fue la gota que derramo el vaso.

EL SEXO NUESTRO DE CADA DIA.

Guadalajara, Jal. 17 de febrero de 2009.
EL SEXO NUESTRO DE CADA DIA.
La sexualidad humana es mucho más que el simple coito y el deseo de reproducción biológica. La calidad de las relaciones sexuales cambia en cada persona, lugar, época y hasta estación del año, pero lo fundamental sigue siendo lo mismo: el deseo de compartir los cuerpos y tener placer mediante el intercambio sexual y amoroso. Por eso es algo tan cotidiano, como el pan nuestro de cada día.
Algunas personas pueden vivir sin tener relaciones sexuales coitales, pero no es posible vivir sin sexo, entendido éste en su más amplia expresión: el deseo por vivir y trascender con gusto. La sexualidad es algo que al ser humano le permite trascenderse a sí mismo, no solo mediante la reproducción biológica, sino especialmente a través de las experiencias amorosas del intercambio sexual con las otras personas, especialmente cuando se les ama y se les quiere complacer. Nacemos, vivimos y morimos rodeados de la sexualidad. El coito de los padres da origen a los hijos y las fantasías de aquellos influencian sobre las conductas sexuales de éstos, independientemente de su sexo biológico, dando lugar al sexo genérico. Los padres aman a sus hijos en función al sexo de éstos. Ser niño o niña determina en alto grado la aceptación o rechazo paterno y materno con importantes consecuencias para la salud mental y sexual de la persona.
La vida cotidiana está rodeada de sexualidad, el mundo se ve en términos femeninos o masculinos. Se es hombre o se es mujer, hay sillas y sillones, mesas y bancos, zapatos y zapatillas y desde pequeños, los niños aprenden que así es el mundo. Las niñas tienen vulva y los varones pene y testículos a la vista. Las mujeres tienen senos y los hombres barba y bigote, unas usan faldas y vestidos, los otros pantalones y camisas. El sexo está en todas partes y a todas horas, pero ciertos ámbitos culturales, políticos y religiosos pretenden tapar el sol con un dedo y hacer creer a los demás que la sexualidad solo se manifiesta en la alcoba y a oscuras, en demerito de la riqueza emocional y placentera que brinda el ejercicio responsable y maduro de la sexualidad sin mitos, prejuicios ni tabúes.
La sexualidad es algo que antecede al ser humano, pues para que éste exista, se da primero la sexualidad de los padres. Una vez lograda la concepción, las fantasías preconceptivas de los padres influirán sobre la futura vida de la persona. Si el bebé es del sexo biológico que anhelaban los progenitores, éste no tendrá mayores problemas en su proceso de identificación con su rol sexual genérico, pero si el sexo no corresponde a los deseos de los padres o de alguno de ellos y no se acoplan rápidamente para aceptar al bebé con su sexo biológico, sufrirá serias dificultades para tener una adecuada identificación sexual, con el riesgos de sufrir alteraciones en su autoestima y en su salud sexual y mental. La sexualidad es algo que influye y determina las conductas de las personas a lo largo de toda su existencia.
Debido a que la sexualidad humana es muy compleja, ha estado acompañada de mitos y prejuicios perjudiciales para su sano ejercicio a lo largo de la historia. El miedo a lo desconocido ha propiciado que se establezcan reglas de conducta que prohíben hablar de ella, que limitan su práctica sin explicaciones y que provocan serios daños en la salud mental, dando origen a las perversiones y disfunciones sexuales que empobrecen a los individuos en su capacidad de gozar.
Sin la sexualidad, el ser humano no podría trascenderse a sí mismo. Se requiere de ésta para la reproducción biológica, pero también para disfrutar en compañía de la pareja. El sexo nuestro de cada día es algo que las personas experimentan a diario, de una manera u otra todos los seres humanos están influenciados por su sexo y por el de los demás. No se reacciona de la misma manera ante una mujer que ante un hombre. Las féminas son capaces de realizar cosas que los varones no pueden y viceversa, por ello se han asignado ciertos roles laborales y sociales, que con el paso del tiempo han ido pasando a la historia. A pesar de ello, el sexo sigue influyendo en lo que se espera que pueda realizar una mujer o un hombre, de tal manera que logren ser complementarios.
Cuando las personas no pueden desahogar normalmente su sexualidad, se enferman de sexo. Aparecen los abusadores sexuales, los violadores de niños y mujeres, el exhibicionismo, el voyeurismo, las disfunciones sexuales como la eyaculación precoz o la impotencia sexual, la anorgasmia, la frigidez o el coito doloroso, por citar solo algunas de las más comunes. Cuando esto sucede se requiere de orientación profesional y de psicoterapia para ayudar a la persona a rescatar su capacidad libidinal que se he enfermado por tanta represión.
Una sociedad que enferma la sexualidad de sus habitantes mediante la represión, el engaño, el ocultamiento de la información adecuada, de los prejuicios y las amenazas, es una sociedad enferma de amor, que solo procreara individuos frustrados, insatisfechos, enojados y violentos. Es una sociedad en la que la agresión predominará, en demerito de la libido, las manifestaciones amorosas y el ejercicio de una sexualidad responsable, sana y placentera. Las familias y sociedades que comprenden la importancia de informar y de formar a sus habitantes en el sano, responsable y placentero ejercicio de su sexualidad, tienen menos problemas sociales y de salud mental que aquellas que prefieren reprimirlo y/o negarlo. Disfrutar del sexo nuestro de cada día es una necesidad básica y fundamental para un sano, creativo y productivo desarrollo de los individuos.

SEXO APASIONADO.

Guadalajara, Jal. 10 de febrero de 2009.
SEXO APASIONADO.
El sexo apasionado implica un fuerte deseo y excitación por realizar la relación sexual, sea en forma auto erótica o con una pareja. Las personas que son apasionadas en el sexo tienden a ser impetuosas, fogosas, impulsivas y en ocasiones llegan a lastimar a su pareja por la forma tan apasionada con la que realizan sus actos, les urge la descarga. La pasión sexual es un ingrediente que casi siempre está presente al inicio de las relaciones, debido a la novedad de la experiencia y a la idealización que se hace de la otra persona, así como el deseo vehemente de mantener relaciones sexuales con ella. Con el paso de los años, a veces unos meses, la pasión tiende a disminuir y en ocasiones a desaparecer, dejando un gran vacío en la relación de la pareja.
Por lo general la pasión sexual es más fuerte en la juventud y con el paso de los años las personas se van haciendo cada vez menos apasionadas y más mesuradas. Sin embargo, cuando se tiene una nueva relación sexual, suele reaparecer la pasión que ya se consideraba perdida, tal como les sucede a los protagonistas de la película Elsa y Fred en el zenit de sus vidas. La mayoría de las parejas deja que la pasión se vaya apagando pues se inmiscuyen en un sinfín de actividades que les restan fuerza para el desahogo de la pasión, que se queda sin energía. El embarazo antes del matrimonio o durante el primer año de casados, es un enemigo mortal de la pasión sexual, pues los cambios bioquímicos y corporales que experimenta la mujer, influyen en la disminución de la pasión por tener relaciones sexuales. El involucrarse en los arreglos de la casa, los compromisos económicos derivados del matrimonio, los hijos, el trabajo, las dificultades para compartir más tiempo juntos, el sentir que la cosa ya está segura, son algunos de los factores que influyen en la merma de la pasión sexual, que muchas veces se apaga dentro del primer año de matrimonio, con el consiguiente enfriamiento de la relación conyugal.
Mantener el apasionamiento sexual es vital para asegurar una buena convivencia de la pareja y que ésta dure muchos años en buenos términos. Para esto es menester que ambos dialoguen de manera franca y honesta sobre sus gustos y temores sexuales, que se puedan compartir las fantasías, que mantengan un nivel de frecuencia y calidad sexual mutuamente satisfactoria, que sean capaces de innovar, de ser creativos en sus relaciones sexuales y que no permitan que disminuya el deseo por mantenerse activos. Es recomendable que cuiden su arreglo e higiene personal, que preparen adecuadamente el ambiente en el que mantengan relaciones sexuales, que se elogien y motiven por lo que hacen y piensen en la manera de mejorarlo. Para mantener la pasión sexual viva, deben cuidar el cuerpo y la alimentación, hacer ejercicio regularmente y proponerse no dejar pasar la semana sin haber disfrutado de su mutua compañía en la cama.
La pasión sexual es algo que surge al inicio de las relacione sexuales, pero que si no se mantiene viva puede morir de inanición. También es algo que puede recuperarse si se ha perdido por algún descuido, por apatía, indiferencia o aburrimiento debido a la rutina cotidiana. Cuando la pareja continua amándose, es más factible que la pasión se mantenga viva, aunque en algunos casos, ciertas parejas suelen cambiar el apasionamiento sexual por lo que llaman enamoramiento espiritual y se conforman con compartir los gastos de la casa y la crianza de los hijos. Si la pareja anhela aquellos años de apasionamiento sexual, es posible recuperarlos si se lo proponen ambos. Para ello deben recordar lo que hacían y el gusto que experimentaban al hacerlo. Aunque hayan pasado los años, cualquier pareja puede recuperar la pasión por el sexo y vivir con mayor placer y agrado la relación. Lo más seguro es que ya no sean tan enjundiosos en el sexo, que las fuerzas no les permitan las peripecias de la juventud, pero si rescatan la pasión sexual, podrán experimentar un rejuvenecimiento que les motivará a esforzarse por practicar más y mejor su sexualidad.
El apasionamiento sexual es una parte importante de la vida conyugal y como tal debería mantenerse activo, es la chispa que ayuda a que la pareja se mantenga unida a pesar de las adversidades. La pasión sexual sirve de elemento adhesivo y cohesivo para la unión de la pareja, así como para garantizar su permanencia. Las parejas que mantienen viva la pasión sexual corren menos riesgos de sufrir el dolor de la infidelidad, pues no necesitan recurrir al engaño para disfrutar de su sexualidad. Se mantienen más vitales, más sanas, más contentas, se sienten más realizadas y disfrutan más y mejor de su mutua compañía, pues se sienten socios en la búsqueda y mantenimiento de su pasión sexual.
Quienes viven el sexo de manera apasionada, sin importar los años que lleven juntos, son personas más plenas, más satisfechas y que pueden dirimir mejor sus diferencias en los otros ámbitos de su relación conyugal. También les trasmiten a sus hijos el amor y pasión por la vida. Son más creativas y productivas y más comprometidas con el cuidado de su medio ambiente. La sexualidad apasionada retroalimenta su libido y los mantiene comprometidos con la preservación de la vida. Ojala hubiera cada vez más gente apasionada por el sexo y que viviera su sexualidad con más pasión, habría menos agresión.

EL SEXO SENTIDO.

Guadalajara, Jal. 3 de febrero de 2009.
EL SEXO SENTIDO.
En las relaciones sexuales intervienen los cinco sentidos para conformar el sexo sentido que los integra en una especie de gestalt y facilita la experiencia orgásmica que tanto placer brinda. La vista, el olor, el tacto, el gusto y el oído intervienen en una buena relación sexual. Juntos provocan un placer que es mayor que la suma de todos ellos y que se sintetiza en el orgasmo.
Desde principios del siglo XX Sigmund Freud planteo que el desarrollo de la sexualidad era por etapas, iniciándose con la oral en el primer año de vida de los seres humanos, continuando con la anal durante la época del control de los esfínteres, alrededor del año y medio y hasta los tres años, fecha en la que surge la etapa fálica y el conflicto edípico, para pasar luego a una etapa de latencia, antes de entrar a la adolescencia y llegar a la adultez. En cada una de estas etapas predominan ciertos estímulos y zonas corporales que son privilegiadas para experimentar placer erótico. Freud descubrió que todas estas etapas brindaban un placer sexual parcial y que al llegar a la adultez todas se ponían al servicio de la relación sexual madura mediante la descarga sexual genital. Algo similar ocurre con los sentidos, solo que todos ellos tienen un estatus equitativo en la interacción sexual, aunque en algunas personas predominan unos sobre otros. En el caso de los hombres, la vista es primordial para la excitación sexual, en cambio para las mujeres es el oído y el olfato. La mayoría de los hombres se excita al pensar en tocar un buen cuerpo y creer que a la mujer le gustaran sus caricias, ellas por su parte, disfrutan de ser tocadas, pero debe existir un ambiente agradable a la vista y al olfato y son muy sensibles al oído. Cualquier ruido o mal olor las distrae y les baja la excitación.
Para que pueda darse una buena experiencia sexual, deben conocerse y conjugarse los cinco sentidos según el gusto de ambos participantes. Ellos deben comprender que a ellas les gustan cosas diferentes. Por ejemplo si a un hombre le atrae una mujer, es probable que los ruidos y el olor no sean tan importantes para el desarrollo de su excitación. Para él la vista y el tacto, así como el gusto serán lo fundamental. En cambio para ella tal vez sean más importantes las palabras, la música y los sonidos que rodeen la experiencia sexual, así como los olores que despida el cuerpo de él. Es por ello que la higiene es básica para que la mayoría de las mujeres disfruten de la experiencia sexual. El olfato de ellas es más sensible que el de ellos. Para el hombre un buen cuerpo sexual es más que suficiente para experimentar el deseo sexual, pero para ellas se requieren otros requisitos, tales como la voz que tenga, las atenciones que le brinde a través del tacto y el olor que despida su cuerpo.
Muchos hombres son capaces de hacerle sexo oral a su pareja sin importarles el olor que despide su vulva, en cambio la mayoría de las mujeres sienten rechazo por el sexo oral si el pene no está bien aseado. En los casos en que lo hacen, no experimentan placer como lo hace el hombre. Esto no quiere decir que a los hombres no les agraden las mujeres limpias y perfumadas, claro que les encantan, pero es más importante la vista que el olfato, razón por la que a los hombres les gusta más mirar, de allí el éxito de la lencería femenina y de las película pornográficas.
Sea cual sea la preferencia por alguno de los sentidos para experimentar excitación y placer sexual, los cinco sentidos entran en juego en el intercambio amoroso. Cuando la pareja cuida los detalles de cada sentido y establece un ambiente agradable y acogedor para tener relaciones sexuales, el éxito de la experiencia aumenta considerablemente. Cuando se conocen y respetan las diferencias y las preferencias en relación a los estímulos, la pareja tienen mejores posibilidades de tener relaciones sexuales mutuamente satisfactorias. Las atenciones que ambos se tengan para considerar los estímulos visuales, táctiles, olfativos, auditivos y gustativos de la pareja, serán fundamentales para asegurar el éxito de las relaciones amorosas cada vez que se tengan. Por ello es importante prepararse y arreglar el lugar y el momento para la experiencia erótica. El baño y el arreglo personal, el perfume corporal y de la habitación, el acomodo de los muebles, de la cama con sabanas limpias, la música de fondo, los aperitivos y la comida, las caricias previas y sobre todo las palabras amorosas que se profesen los enamorados, influirán de manera importante en el éxito de la experiencia erótica. Siempre valdrá la pena cuidar estos detalles, pues el orgasmo alcanzado siempre lo valdrá. Los cinco sentidos habrán estado al servicio del sexo sentido y del placer de la pareja sexualmente amorosa.

Sexualidad responsable y placentera.

Guadalajara, Jal. 24 de enero de 2009.
Sexualidad responsable y placentera.
Para algunas personas parece difícil creer que el placer y la responsabilidad puedan ir de la mano, pero para muchas otras, que tuvieron la fortuna de tener padres amorosos y responsables, el binomio si es posible, con los consiguientes beneficios. La educación sexual no debería ser un problema si se la considerara como parte normal del sano desarrollo de todas las personas. Los mejores y los peores educadores suelen ser los padres, quienes con el ejemplo amoroso o agresivo, van moldeando la mente de sus hijos y la percepción que éstos tienen de lo que es la sexualidad. Los progenitores que saben disfrutar de su sexualidad y de su convivencia conyugal, que no experimentan la sexualidad con culpa ni prejuicios, tienden a ser más francos y claros en las actitudes y respuestas que les dan a sus hijos respecto al erotismo, garantizándoles una vida sexual más sana y placentera.
La educación sexual se mama desde la infancia y comienza desde las fantasías preconceptivas que los padres tienen sobre el sexo del futuro hijo que esta por nacer. En la mente de los padres aparece el pequeño con un sexo deseado, independiente del que realmente tenga. Si al nacer el bebé, ambos padres son capaces de adecuar sus fantasías a la realidad, éste crecerá sintiéndose amado con su sexo biológico y no tendrá grandes problemas en la conformación de su identidad sexual genérica. En los casos en que los padres o alguno de los dos no aceptan la realidad biológica de su hijo, éste o ésta crecerán con mayores desafíos para lograr una adecuada identidad sexual. Cuando los padres se adaptan fácilmente a la realidad del sexo biológico de su pequeño (a), lo educaran según los cánones sociales para ello y el hijo se irá comportando conforme a los mismos. Es importante que ambos padres estén en sintonía para responder las inquietudes que los pequeños plantean desde muy temprano y que sus respuestas sean acordes a las preguntas y situaciones que se les presentan. Lilia es una joven madre de un pequeño de 9 meses que refiere, muy contenta, la primera vez que vio a su niño tocarse el pene y como éste se observaba fascinado por las sensaciones que le generaba el tocárselo. En ningún momento se angustio, ni lo reprendió, en cambio se sintió contenta de ver el gusto que su pequeño experimentaba con el descubrimiento. Es una madre que disfruta con el desarrollo de su hijo.
Desde muy temprano en el desarrollo, los padres refuerzan o reprimen determinadas conductas sexuales de sus hijos pequeños y de esta manera les mandan mensajes de lo que aprueban y lo que desaprueban. Una vez que éstos son capaces de preguntar, plantean las dudas universales que tienen que ver con el origen de la vida: “¿cómo nací?, ¿dónde estaba antes?, ¿cómo entre a tu panza?, ¿qué hizo mi papi?, ¿Por qué son diferentes los niños de las niñas?, ¿Por qué no puedo tener un bebé contigo?, ¿puedo besar a mi papi en la boca?, ¿puedo acostarme con él y tener un bebé? Estas y muchas otras preguntas deben ser respondidas con tranquilidad y sinceridad por parte de los padres, para que se les forje y fortalezca el espíritu por explorar y conocer el mundo que los rodea, si se les reprime su curiosidad sexual, se corre el riesgo de reprimir su espíritu epistemofilico y alterar su desempeño escolar, pues llegan a temer preguntar en la escuela por creer que es malo investigar.
Es importante que los padres sepan y comprendan que los pequeños tienen una curiosidad normal y natural por explorar su cuerpo y que en este proceso experimentan placer al tocar sus genitales, surgiendo de esta manera la masturbación infantil. El autoerotismo infantil es algo que las madres propician mediante el aseo corporal del cuerpo de su pequeño(a), pues al limpiarle su zona genital la estimulan con el tacto. Cuando éste crece, tiende a hacerlo por sí mismo y a experimentar placer. Las actitudes que los padres muestren ante el autoerotismo de sus hijos y las aclaraciones que les brinden, influirán en la concepción que tengan de sí mismos y de sus cuerpos. Se sentirán buenos o malos, experimentarán placer y alegría o culpa y miedo.
En la adolescencia los chicos y chicas se ven sometidos a nuevas experiencias corporales que no comprenden, pues los cambios hormonales los toman por sorpresa. Cuando los padres han establecido una buena comunicación y han respondido con claridad y sin miedo a las preguntas sexuales de los hijos, tienen mejores posibilidades de continuar orientándolos en la adolescencia, para responder a sus inquietudes y poder trasmitirles sus normas y valores sobre el comportamiento sexual. Es recomendable que a ambos sexos se les eduque en el conocimiento del funcionamiento del otro sexo, que los chicos conozcan el proceso de la menstruación y desarrollo del cuerpo femenino y que ellas sepan de las poluciones y de cómo reacciona el cuerpo masculino frente a la estimulación sexual. Que conozcan sobre los métodos anticonceptivos, sobre las enfermedades de transmisión sexual y sobre todo, que sepan mantener un control sobre sus impulsos sexuales, sin llegar a reprimir su autoerotismo de manera culpígena. Si los padres adoptan una postura natural frente a la sexualidad, si han sido amorosos como pareja, si mantienen abierto el canal de comunicación con sus hijos, pero sobre todo, si son congruentes entre sus pensamientos y sus actos sexuales, podrán tener mejores posibilidades de éxito en su educación sexual para que sean personas responsables en el manejo de su sexualidad y erotismo y en la adultez gocen de una vida plena, placentera y sexualmente responsable.
Para saber más: “Yo sexo, tú sexo, nosotros… de Hiriart, V. editorial Grijalbo.

martes, 5 de enero de 2010

“EL PLACER DE COMPLACER”.

“EL PLACER DE COMPLACER”.

Guadalajara, Jal. 5 de enero de 2010.

Hola, me es muy grato saludarlos (as) e invitarlos (as), para que el sábado 23 de enero de 2010, asistan, de las 10 a las 14 y de las 16 a las 20 horas, al

TALLER

“EL PLACER DE COMPLACER”.

PARA ENRIQUECER LA VIDA SEXUAL.


Está dirigido a todas las personas que deseen incrementar sus conocimientos sobre la sexualidad humana, con el fin de mejorar su capacidad amatoria.

Que posean una mente abierta para el cambio.

Que estén dispuestas a explorar nuevos horizontes eróticos con su pareja y/o en su vida sexual personal. Que quieran invertir 8 horas de su tiempo para conocerse mejor y comprender a su pareja sexual.

Se puede asistir solo o con la pareja, aunque se recomienda que asistan juntos, para mejores resultados, pero quienes no tienen pareja actualmente, también pueden participar.

Se llevará a cabo en Nelson No 80, col. Vallarta norte, entre Justo Sierra e Hidalgo.

La cooperación es de $600.00 por persona, que incluye una carpeta con 48 artículos publicados en el periódico Público milenio y los coffee break.

Por ser un taller, los participantes podrán preguntar e intercambiar puntos de vista sobre los temas a revisar.

Mayores informes al 3615-1750 y al 3630-1510 o al correo dr_perezmora@yahoo.com

El cupo es limitado, por lo que recomendamos reservar el lugar con tiempo.

COORDINADORES:

Psicóloga María Elizabeth Zermeño Muñoz
Psicoanalista Marco Antonio Pérez Mora

Les agradeceré si le hacen llegar esta información a quienes consideren adecuados.

Ojala decidan dedicar 8 horas de su vida para dialogar sobre la sexualidad y el erotismo y nos puedan acompañar este día en el que abordaremos el siguiente:

TEMARIO.

¿Por qué es difícil hablar de sexo?
El miedo y la culpa por el sexo
Educar para el placer
El deseo sexual

La sexualidad infantil:
¿Cómo influye la infancia en la vida sexual adulta?

La importancia del cuerpo sexual
Sexualidad Femenina
Sexualidad Masculina

El despertar sexual
La elección de pareja
La primera vez
La sexualidad de los recién casados
La sexualidad y los hijos

Los beneficios del orgasmo
Las fantasías sexuales
Sexualmente en forma.

Cuando el amor se apaga
La soledad dentro del matrimonio
La inapetencia sexual

Diálogos de amor
El placer de complacer

Reflexiones grupales.

ATENTAMENTE.

PD. Próximamente los invitaremos al “Taller de Autoestima y Éxito en la Vida”, así como al “Taller para Mejorar las Relaciones de Pareja: dialogo y reflexión conyugal”.

Los invito a leer los artículos que les comparto en la siguiente dirección:

http://perezmora.blogspot.com/2009/04/el-sexo-y-el-vino.html


Gracias por reenviar esta información.