martes, 20 de abril de 2010

MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.

Guadalajara, Jal. 3 de marzo de 2009.
MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.
Existen algunas mujeres que sienten un gran rechazo por las relaciones sexuales, el cual es originado por la educación y experiencias sexuales de su infancia y adolescencia; aunque en otros casos se debe a las malas experiencias vividas con su pareja formal. En ciertas épocas de la vida, como es la menopausia, también se rechazan las relaciones sexuales por efecto de la falta de hormonas, sobre todo de la testosterona, pero en estos casos, la mujer si tuvo deseos sexuales previamente y con el tratamiento adecuado suele desaparecer la negativa al sexo. En las situaciones en las que la mujer ha manifestado rechazo al sexo, a pesar de haber tenido hijos y estar casada, su historia infantil es determinante para comprender las razones de su oposición.
En muchos ambientes sociales a la mujer se le enseña que el sexo es algo malo, que solo lo pueden experimentar para tener hijos pero no para disfrutar del mismo, se les hace creer que los hombres solo las buscarán para tener sexo, pero que ellas no deben acceder al placer, so pena de convertirse en prostitutas. Estas actitudes familiares provocan que tengan que reprimir sus deseos normales y naturales y vivan a la sexualidad como algo que se tiene que evitar y que cuando se ven obligadas a complacer a su marido no deben dar muestras de ningún tipo de disfrute. Por lo general las madres de estas mujeres fueron personas que no pudieron disfrutar de su sexualidad, porque les transmitieron un mensaje similar o porque sus parejas masculinas solo las utilizaron como recipientes de semen, sin miramiento y sin interés por complacerlas en su sexualidad. Las mujeres que rechazan el sexo no pudieron ver muestras de afecto amoroso entre sus padres, a su madre siempre la vieron triste o enojada y a su padre distante y poco amorosa con su madre y con ellas mismas.
En el supuesto caso de haber experimentado juegos sexuales infantiles y autoerotismo, fueron duramente reprimidas y se les hizo creer que habían pecado con su cuerpo, debiendo ofrecerlo en sacrificio para ser dignas de ser amadas, pero sin ningún tipo de placer. Por lo general no recibieron información adecuada sobre su cuerpo, sus sensaciones y deseos sexuales, mucho menos sobre la sexualidad masculina, de tal manera que llegan a la adolescencia y a la adultez en la ignorancia y el miedo sexuales. Se llegan a casar porque así toca socialmente, pero reprimiendo todo interés por la sexualidad, de tal manera que no sienten ningún placer en la relación con su marido. Esto provoca que en muchos matrimonios, el hombre se sienta rechazado y salga a buscar otro tipo de mujeres que no se muestren reacias al sexo, con los consecuentes problemas de celos e infidelidades. Sin embargo, algunas de estas mujeres llegan a decirles a sus maridos que las dejen en paz y que se busquen otras mujeres para el sexo, sin por ello dejarlos. Ellas valoran el matrimonio y a los hijos, pero no les gusta ser asediadas sexualmente por sus esposos, ya que no disfrutan en lo más mínimo de las relaciones. En algunos casos de rechazo al sexo, existió abuso sexual en la infancia, lo cual marca negativamente a la persona y si no pudo elaborar adecuadamente la mala experiencia, ésta le impedirá disfrutar de sus experiencias sexuales.
Existe otro tipo de mujeres que rechazan el sexo, pero no por malas experiencias en su infancia, sino porque su esposo no supo hacerlas disfrutar de la experiencia desde la luna de miel, ya que no tomo en cuenta sus necesidades sexuales y amorosas, utilizándolas solamente como objetos en donde depositar su pene y su semen. En estos casos, las mujeres no sienten ningún deseo, pues las experiencias son malas y frustrantes y con el paso del tiempo prefieren anular sus deseos, pues las constantes frustraciones las decepcionan. Rechazan al sexo porque no les satisface la manera en que su partenaire las trata, como sucede con las parejas de eyaculadores precoces, que cansadas de tener esos contactos fugaces y sin disfrute, prefieren darse la vuelta y dormirse, rechazando esas manifestaciones truncas, que solo les genera malos ratos y tragos amargos.
Pero no toda la culpa es de los hombres, existen parejas en las que ellos son amables, amorosos y preocupados por el bienestar de ellas, pero no pueden luchar contra la historia de represiones, prejuicios, inhibiciones y experiencias negativas que su mujer vivió en su infancia y adolescencia, razón por la que se hace necesaria una terapia de pareja que les ayude a modificar sus patrones de conducta sexual y que ellas aprendan a experimentar la sexualidad de manera placentera, sin miedos, sin inhibiciones y sin culpas. En muchos casos, los hombres de estas mujeres se desahogan en otras relaciones, pero mantienen el vínculo afectivo con su esposa, por los hijos, la costumbre, las conveniencias económicas y sociales y en ocasiones porque las siguen queriendo a pesar de que los rechazan en la cama.
Por lo general las mujeres que rechazan el sexo viven amargadas, frustradas, enojadas, deprimidas y son exigentes con la limpieza, el orden y el control. Algunas suelen ser muy trabajadoras y eficientes en lo que realizan, pero la represión de su sexualidad les dificulta disfrutar de las demás cosas de la vida. Cuando estas mujeres se deciden a buscar ayuda profesional y dejan de rechazar el sexo, descubren que han estado viviendo en el error, logrando romper con esas inhibiciones, represiones, prejuicios y aprenden a disfrutar de su sexualidad en beneficio de su vida personal y conyugal.

LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.

Guadalajara, Jal. 24 de febrero de 2009.
LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.
Algunas de las grandes preguntas que se plantean la mayoría de los padres es ¿cómo y a qué edad hablar con los hijos de la sexualidad? ¿Se les debe contestar a todo los qué preguntan?, ¿lo deben hacer ambos padres o a la niña la mamá y al varón el padre?, ¿se les debe decir la verdad o hay que matizarla? Las respuestas a estas preguntas es que se les debe hablar con claridad, a la edad en que preguntan, que es desde muy pequeños, de preferencia deben estar presentes ambos padres y no se les debe ocultar nada, pero la información debe dárselas de manera que sea comprensible para ellos. La información sexual se consigue en la escuela, en la calle y en los medos de comunicación, pero la mejor educación sexual se obtiene en casa con el ejemplo paterno.
Los pequeños comienzan a preguntar sobre la sexualidad desde temprana edad. Cuando quieren saber ¿en dónde estaban antes de nacer, si estaban en el vientre de mamá, cómo salieron y cómo entraron? ¿Por qué son diferentes los niños de las niñas en la zona genital? ¿Es posible que un niño se transforme en niña y viceversa? Son algunas de las preguntas que tienen que ver con la curiosidad sexual infantil. Las respuestas a estas preguntas deben ser claras y con una actitud natural, como cuando se les responde a las inquietudes de ¿por qué hay sol y hay luna? Claro que se les debe decir que ellos estuvieron en el vientre de su madre y que al crecer tuvieron que salir al mundo por vía vaginal, que fueron hechos con amor entre papá y mamá y que el padre puso su semillita dentro del cuerpo de la madre, juntándola con el ovulo de ésta. Las explicaciones no deben ser muy complejas, se debe responder una pregunta por vez para no confundirlos y al hablar de la semillita del papá no se debe hablar de los millones de espermatozoides que arroja el hombre en una eyaculación, ni del proceso de la ovulación materna, esas explicaciones se dejan para cuando el niño y la niña ya están en la preadolescencia y su mente es capaz de comprender todo el proceso de la concepción. Para explicar las diferencias sexuales, solo basta decirle que así es el mundo: hay hombre y mujeres, papás y mamás, niños y niñas y que unos tienen pene y las otras vulva y vagina. Que no es posible que un varón se transforme en niña ni ésta en niño. Si se les explica todo esto en un clima de confianza y armonía, sin asustarse con el tema, los niños reaccionaran con naturalidad y se irán animando a hacer más preguntas, conforme crezca su curiosidad por saber más de sí mismos, esto facilitará su interés en el aprendizaje escolar.
Es recomendable que ambos padres estén presentes para explicar estas dudas, pero si el niño las hace a uno solo de ellos, éste (a) debe responderlas y posteriormente dialogar con el otro (a) para retomar la pregunta del hijo (a) y abundar en las respuestas, de tal manera que los hijos sientan que pueden hacer este tipo de preguntas a cualquiera de los dos. Un padre debe estar preparado y no apenarse para explicarse a su niña porqué los varones tienen pene, lo mismo que la mamá deberá saber decirle a su hijo porqué las mujeres tienen vulva y senos. Los padres no deben avergonzarse al hablar con sus hijas sobre el proceso de la menstruación cuando llega el momento de hacerlo, lo cual debe ocurrir antes de la primera menarca de la hija, explicándoles que es un hecho normal y natural de la feminidad. No se les debe infundir miedo, ni hacer creer que será algo doloroso ni vergonzoso. A los chicos se les debe decir, previo a la pubertad, que tendrán poluciones nocturnas de las cuales no deben angustiarse, que es un proceso normal y que indica que están madurando, dejando de ser niños para transformarse en adolescentes.
También es importante hablar con los niños sobre la masturbación y hacerles sentir que es un proceso natural, que es normal que sientan placer al tocarse sus genitales, pero que es algo que deben hacer en privado y con higiene. Si se les llega a ver masturbándose, no deben regañarlos ni espantarlos, se deben hacer de la vista gorda y después abordar el tema en un ambiente de respeto y de clarificación, para que los hijos no se sientan culpables por su auto erotismo. Tampoco deben poner el grito en el cielo cuando los descubran en juegos sexuales infantiles, con los amiguitos, primos o entre hermanos, siempre y cuando sean de la misma edad. En el caso de sospechar de que haya habido algún abuso sexual por parte de alguien mucho mayor que ellos, se debe explorar en qué consistió dicho abuso y no hace sentir culpable al niño o niña que lo haya experimentado, pero si tomar cartas en el asunto para protegerlos del abusador, que por regla general suele ser un familiar cercano y, en muchas ocasiones, alguien de respeto en la familia.
Cuando estén por entrar a la pubertad es momento de aclarar muchas dudas sobre la sexualidad: las relaciones sexuales, el embarazo, los anticonceptivos, el preservativo, las enfermedades de transmisión sexual, el riesgo de los abusos sexuales, aunque desde pequeños es conveniente enseñarlos a cuidar de su cuerpo y a no permitir que nadie se los toque ni que los obliguen a hacer algo bajo amenazas. Es muy recomendable hablar sobre el noviazgo y los deseos sexuales, así como los riesgos de un embarazo no deseado. También se les debe hablar sobre las emociones, el afecto y el amor que se siente por la pareja. Que las relaciones sexuales conllevan un compromiso y una gran responsabilidad, por lo que se requiere de madurez para tenerlas sin riesgos innecesarios.
Si los padres no se sienten preparados para responder las preguntas sexuales de sus hijos, deben investigar en la literatura o consultar con un profesional de la salud sexual para que los oriente y calme sus ansiedades.

LA INFIDELIDAD: ¿ES INEVITABLE?

Guadalajara, Jal. 29 de enero de 2009.
LA INFIDELIDAD: ¿ES INEVITABLE?
Distintas encuestas hablan de que los porcentajes de la infidelidad, tanto masculina como femenina, rondan o superan el 50%, lo cual quiere decir que una de cada dos personas son o han sido infieles alguna vez en su vida. La infidelidad se entiende como la ruptura del pacto establecido, tácitamente, entre dos personas de que no establecerán relaciones ni amorosas, afectuosas ni sexuales con otra persona. Cuando cualquiera de los dos establece una relación de este tipo sin el conocimiento y el consentimiento de la pareja, existe infidelidad.
La infidelidad suele romper matrimonios y corazones porque resulta traumático para quien sufre de la misma, enterarse de que ya no es la persona más importante para el otro (a). Darse cuenta de que el ser amado no corresponde por igual y que ha decidido establecer relaciones sexuales con un tercero (a) es muy doloroso para la mayoría de las personas, quienes llevadas por la desesperación se deprimen o piden el divorcio al infiel. En un alto porcentaje de casos de infidelidad, las causas son muy variadas y por lo general no existe un solo elemento. Tanto el infiel como la persona engañada, son coautores de la situación, aunque en la mayoría de las situaciones, la persona engañada no atina a reconocer cuál fue su participación en el proceso que gesto la infidelidad. Este proceso inicia con sentimientos de insatisfacción por parte del infiel, que puede o no haber manifestado a su pareja. El hecho es que el infiel ha venido arrastrando frustraciones en la relación que pueden ser de distinta índole, pero siempre afectando el vínculo que lo liga con la pareja engañada.
Cuando se da la infidelidad sexual y amorosa, el problema se ha salido de control y el infiel ha decidió invertir parte de su libido en otra relación, en mayor demerito de la que tenia con su pareja engañada. Por regla general, el infiel se justifica argumentando soledad, incomprensión, agresión, insatisfacción sexual, carencia de valor propio dentro de la relación formal, falta de reconocimiento, etcétera. La persona engañada, cree que es víctima de la mala leche del infiel, sin atinar a comprender que puso su parte en el proceso de la infidelidad. Cuando cualquiera de los dos decide establecer relaciones sexuales con otra persona, está poniendo en riesgo la continuidad de su relación formal y en algunos casos lo hace para romper con ella. Incluso algunos infieles dejan pistas para ser descubiertos y de esta manera ser reclamados y corridos de la relación por la persona engañada. Así se pueden desprender de la relación sin mayores problemas. Otros buscan una relación extraconyugal, porque no son capaces de enfrentar el fracaso matrimonial sin antes tener una nueva relación. La infidelidad se produce como una forma de salir de un matrimonio insatisfactorio. Muchos infieles llegan a sentirse culpables pues la sociedad no acepta estas conductas, además de que ver sufrir a la persona que antes se amo, o peor aún, que se sigue amando, es también dolorosa para el infiel, quien llega a buscar ser castigado por su deslealtad.
Cuando la infidelidad es solamente sexual y el infiel no se involucra afectivamente con la otra persona, el conflicto conyugal se puede resolver relativamente más fácil. De hecho muchas mujeres suelen perdonar una infidelidad sexual, con menor resentimiento, si están seguras de que su pareja no se enamoro de la otra mujer. A los hombres les resulta más difícil perdonar la infidelidad de su mujer, pues la cultura los ha educado para permitirse ser infieles pero no ser cornudos. Con el cambio de conductas sexuales, originado por el acceso de las mujeres al trabajo remunerado, cada vez hay más féminas que le dan salida a sus frustraciones conyugales, siendo infieles. Mantienen la relación conyugal por conveniencias sociales, por los hijos o por la economía, pero establecen relaciones extraconyugales que les resultan sexualmente más satisfactorias.
A las mujeres les resulta más fácil ser infieles que los hombres. Ellas saben ocultar mejor cuando tienen un amorío, los hombres son más obvios y más fácilmente se delatan. Las mujeres pueden haber estado con el amante y aceptar tener relaciones sexuales con el marido y éste no se da cuenta, en cambio si ellos han tenido placer sexual con la amante, difícilmente podrán tener sexo con su mujer: porque no la desean y/o porque no pueden tener varios coitos en el corto plazo. En cambio las féminas son más hábiles para ocultar sus sentimientos cuando se han decidido a ser infieles. Sin embargo, muchas mujeres se involucran afectivamente con el nuevo amante, en cambio los varones lo hacen principalmente por el sexo, el afecto surge después. Por otra parte, ellos reflejan más fácilmente cuando están involucrados en otra relación, pues cambian sus hábitos higiénicos, sus rituales, sus horarios y su manera de arreglarse. Se ausentan sin motivo de casa y suelen ser más descuidados en los detalles que delatan su infidelidad, como los olores, los horarios, etcétera.
La infidelidad puede ser evitada cuando se fortalece el vínculo amoroso y sexual mediante el dialogo, la convivencia cercana y afectiva, cuando la pareja aclara los malos entendidos y cuando unen esfuerzos para salir de sus crisis. Cuando se escuchan ambos en sus necesidades sexuales y amorosas y cuando tienen deseos de complacer al otro por el simple placer de complacerlo (a). También se evita cuando ambos deciden que pueden establecer otros vínculos sexuales o amorosos con la anuencia de la pareja. En estos casos no existe la infidelidad pues no hay el engaño que la define.
Cuando se ha dado la infidelidad, es recomendable buscar ayuda profesional para ayudar a la pareja a restaurar la relación después del daño emocional experimentado. En este auxilio se debe buscar las causas que motivaron la infidelidad y ayudar a la pareja a tomar conciencia de las mismas para evitar su repetición en el futuro. Es importante ayudarlos a reconciliarse y a comprender las motivaciones del infiel, el dolor del engañado (a) y la coparticipación de ambos en el proceso. La infidelidad no debería ser causa de la ruptura conyugal, cuando así sucede, es porque la relación ya estaba deteriorada, solo fue la gota que derramo el vaso.

EL SEXO NUESTRO DE CADA DIA.

Guadalajara, Jal. 17 de febrero de 2009.
EL SEXO NUESTRO DE CADA DIA.
La sexualidad humana es mucho más que el simple coito y el deseo de reproducción biológica. La calidad de las relaciones sexuales cambia en cada persona, lugar, época y hasta estación del año, pero lo fundamental sigue siendo lo mismo: el deseo de compartir los cuerpos y tener placer mediante el intercambio sexual y amoroso. Por eso es algo tan cotidiano, como el pan nuestro de cada día.
Algunas personas pueden vivir sin tener relaciones sexuales coitales, pero no es posible vivir sin sexo, entendido éste en su más amplia expresión: el deseo por vivir y trascender con gusto. La sexualidad es algo que al ser humano le permite trascenderse a sí mismo, no solo mediante la reproducción biológica, sino especialmente a través de las experiencias amorosas del intercambio sexual con las otras personas, especialmente cuando se les ama y se les quiere complacer. Nacemos, vivimos y morimos rodeados de la sexualidad. El coito de los padres da origen a los hijos y las fantasías de aquellos influencian sobre las conductas sexuales de éstos, independientemente de su sexo biológico, dando lugar al sexo genérico. Los padres aman a sus hijos en función al sexo de éstos. Ser niño o niña determina en alto grado la aceptación o rechazo paterno y materno con importantes consecuencias para la salud mental y sexual de la persona.
La vida cotidiana está rodeada de sexualidad, el mundo se ve en términos femeninos o masculinos. Se es hombre o se es mujer, hay sillas y sillones, mesas y bancos, zapatos y zapatillas y desde pequeños, los niños aprenden que así es el mundo. Las niñas tienen vulva y los varones pene y testículos a la vista. Las mujeres tienen senos y los hombres barba y bigote, unas usan faldas y vestidos, los otros pantalones y camisas. El sexo está en todas partes y a todas horas, pero ciertos ámbitos culturales, políticos y religiosos pretenden tapar el sol con un dedo y hacer creer a los demás que la sexualidad solo se manifiesta en la alcoba y a oscuras, en demerito de la riqueza emocional y placentera que brinda el ejercicio responsable y maduro de la sexualidad sin mitos, prejuicios ni tabúes.
La sexualidad es algo que antecede al ser humano, pues para que éste exista, se da primero la sexualidad de los padres. Una vez lograda la concepción, las fantasías preconceptivas de los padres influirán sobre la futura vida de la persona. Si el bebé es del sexo biológico que anhelaban los progenitores, éste no tendrá mayores problemas en su proceso de identificación con su rol sexual genérico, pero si el sexo no corresponde a los deseos de los padres o de alguno de ellos y no se acoplan rápidamente para aceptar al bebé con su sexo biológico, sufrirá serias dificultades para tener una adecuada identificación sexual, con el riesgos de sufrir alteraciones en su autoestima y en su salud sexual y mental. La sexualidad es algo que influye y determina las conductas de las personas a lo largo de toda su existencia.
Debido a que la sexualidad humana es muy compleja, ha estado acompañada de mitos y prejuicios perjudiciales para su sano ejercicio a lo largo de la historia. El miedo a lo desconocido ha propiciado que se establezcan reglas de conducta que prohíben hablar de ella, que limitan su práctica sin explicaciones y que provocan serios daños en la salud mental, dando origen a las perversiones y disfunciones sexuales que empobrecen a los individuos en su capacidad de gozar.
Sin la sexualidad, el ser humano no podría trascenderse a sí mismo. Se requiere de ésta para la reproducción biológica, pero también para disfrutar en compañía de la pareja. El sexo nuestro de cada día es algo que las personas experimentan a diario, de una manera u otra todos los seres humanos están influenciados por su sexo y por el de los demás. No se reacciona de la misma manera ante una mujer que ante un hombre. Las féminas son capaces de realizar cosas que los varones no pueden y viceversa, por ello se han asignado ciertos roles laborales y sociales, que con el paso del tiempo han ido pasando a la historia. A pesar de ello, el sexo sigue influyendo en lo que se espera que pueda realizar una mujer o un hombre, de tal manera que logren ser complementarios.
Cuando las personas no pueden desahogar normalmente su sexualidad, se enferman de sexo. Aparecen los abusadores sexuales, los violadores de niños y mujeres, el exhibicionismo, el voyeurismo, las disfunciones sexuales como la eyaculación precoz o la impotencia sexual, la anorgasmia, la frigidez o el coito doloroso, por citar solo algunas de las más comunes. Cuando esto sucede se requiere de orientación profesional y de psicoterapia para ayudar a la persona a rescatar su capacidad libidinal que se he enfermado por tanta represión.
Una sociedad que enferma la sexualidad de sus habitantes mediante la represión, el engaño, el ocultamiento de la información adecuada, de los prejuicios y las amenazas, es una sociedad enferma de amor, que solo procreara individuos frustrados, insatisfechos, enojados y violentos. Es una sociedad en la que la agresión predominará, en demerito de la libido, las manifestaciones amorosas y el ejercicio de una sexualidad responsable, sana y placentera. Las familias y sociedades que comprenden la importancia de informar y de formar a sus habitantes en el sano, responsable y placentero ejercicio de su sexualidad, tienen menos problemas sociales y de salud mental que aquellas que prefieren reprimirlo y/o negarlo. Disfrutar del sexo nuestro de cada día es una necesidad básica y fundamental para un sano, creativo y productivo desarrollo de los individuos.

SEXO APASIONADO.

Guadalajara, Jal. 10 de febrero de 2009.
SEXO APASIONADO.
El sexo apasionado implica un fuerte deseo y excitación por realizar la relación sexual, sea en forma auto erótica o con una pareja. Las personas que son apasionadas en el sexo tienden a ser impetuosas, fogosas, impulsivas y en ocasiones llegan a lastimar a su pareja por la forma tan apasionada con la que realizan sus actos, les urge la descarga. La pasión sexual es un ingrediente que casi siempre está presente al inicio de las relaciones, debido a la novedad de la experiencia y a la idealización que se hace de la otra persona, así como el deseo vehemente de mantener relaciones sexuales con ella. Con el paso de los años, a veces unos meses, la pasión tiende a disminuir y en ocasiones a desaparecer, dejando un gran vacío en la relación de la pareja.
Por lo general la pasión sexual es más fuerte en la juventud y con el paso de los años las personas se van haciendo cada vez menos apasionadas y más mesuradas. Sin embargo, cuando se tiene una nueva relación sexual, suele reaparecer la pasión que ya se consideraba perdida, tal como les sucede a los protagonistas de la película Elsa y Fred en el zenit de sus vidas. La mayoría de las parejas deja que la pasión se vaya apagando pues se inmiscuyen en un sinfín de actividades que les restan fuerza para el desahogo de la pasión, que se queda sin energía. El embarazo antes del matrimonio o durante el primer año de casados, es un enemigo mortal de la pasión sexual, pues los cambios bioquímicos y corporales que experimenta la mujer, influyen en la disminución de la pasión por tener relaciones sexuales. El involucrarse en los arreglos de la casa, los compromisos económicos derivados del matrimonio, los hijos, el trabajo, las dificultades para compartir más tiempo juntos, el sentir que la cosa ya está segura, son algunos de los factores que influyen en la merma de la pasión sexual, que muchas veces se apaga dentro del primer año de matrimonio, con el consiguiente enfriamiento de la relación conyugal.
Mantener el apasionamiento sexual es vital para asegurar una buena convivencia de la pareja y que ésta dure muchos años en buenos términos. Para esto es menester que ambos dialoguen de manera franca y honesta sobre sus gustos y temores sexuales, que se puedan compartir las fantasías, que mantengan un nivel de frecuencia y calidad sexual mutuamente satisfactoria, que sean capaces de innovar, de ser creativos en sus relaciones sexuales y que no permitan que disminuya el deseo por mantenerse activos. Es recomendable que cuiden su arreglo e higiene personal, que preparen adecuadamente el ambiente en el que mantengan relaciones sexuales, que se elogien y motiven por lo que hacen y piensen en la manera de mejorarlo. Para mantener la pasión sexual viva, deben cuidar el cuerpo y la alimentación, hacer ejercicio regularmente y proponerse no dejar pasar la semana sin haber disfrutado de su mutua compañía en la cama.
La pasión sexual es algo que surge al inicio de las relacione sexuales, pero que si no se mantiene viva puede morir de inanición. También es algo que puede recuperarse si se ha perdido por algún descuido, por apatía, indiferencia o aburrimiento debido a la rutina cotidiana. Cuando la pareja continua amándose, es más factible que la pasión se mantenga viva, aunque en algunos casos, ciertas parejas suelen cambiar el apasionamiento sexual por lo que llaman enamoramiento espiritual y se conforman con compartir los gastos de la casa y la crianza de los hijos. Si la pareja anhela aquellos años de apasionamiento sexual, es posible recuperarlos si se lo proponen ambos. Para ello deben recordar lo que hacían y el gusto que experimentaban al hacerlo. Aunque hayan pasado los años, cualquier pareja puede recuperar la pasión por el sexo y vivir con mayor placer y agrado la relación. Lo más seguro es que ya no sean tan enjundiosos en el sexo, que las fuerzas no les permitan las peripecias de la juventud, pero si rescatan la pasión sexual, podrán experimentar un rejuvenecimiento que les motivará a esforzarse por practicar más y mejor su sexualidad.
El apasionamiento sexual es una parte importante de la vida conyugal y como tal debería mantenerse activo, es la chispa que ayuda a que la pareja se mantenga unida a pesar de las adversidades. La pasión sexual sirve de elemento adhesivo y cohesivo para la unión de la pareja, así como para garantizar su permanencia. Las parejas que mantienen viva la pasión sexual corren menos riesgos de sufrir el dolor de la infidelidad, pues no necesitan recurrir al engaño para disfrutar de su sexualidad. Se mantienen más vitales, más sanas, más contentas, se sienten más realizadas y disfrutan más y mejor de su mutua compañía, pues se sienten socios en la búsqueda y mantenimiento de su pasión sexual.
Quienes viven el sexo de manera apasionada, sin importar los años que lleven juntos, son personas más plenas, más satisfechas y que pueden dirimir mejor sus diferencias en los otros ámbitos de su relación conyugal. También les trasmiten a sus hijos el amor y pasión por la vida. Son más creativas y productivas y más comprometidas con el cuidado de su medio ambiente. La sexualidad apasionada retroalimenta su libido y los mantiene comprometidos con la preservación de la vida. Ojala hubiera cada vez más gente apasionada por el sexo y que viviera su sexualidad con más pasión, habría menos agresión.

EL SEXO SENTIDO.

Guadalajara, Jal. 3 de febrero de 2009.
EL SEXO SENTIDO.
En las relaciones sexuales intervienen los cinco sentidos para conformar el sexo sentido que los integra en una especie de gestalt y facilita la experiencia orgásmica que tanto placer brinda. La vista, el olor, el tacto, el gusto y el oído intervienen en una buena relación sexual. Juntos provocan un placer que es mayor que la suma de todos ellos y que se sintetiza en el orgasmo.
Desde principios del siglo XX Sigmund Freud planteo que el desarrollo de la sexualidad era por etapas, iniciándose con la oral en el primer año de vida de los seres humanos, continuando con la anal durante la época del control de los esfínteres, alrededor del año y medio y hasta los tres años, fecha en la que surge la etapa fálica y el conflicto edípico, para pasar luego a una etapa de latencia, antes de entrar a la adolescencia y llegar a la adultez. En cada una de estas etapas predominan ciertos estímulos y zonas corporales que son privilegiadas para experimentar placer erótico. Freud descubrió que todas estas etapas brindaban un placer sexual parcial y que al llegar a la adultez todas se ponían al servicio de la relación sexual madura mediante la descarga sexual genital. Algo similar ocurre con los sentidos, solo que todos ellos tienen un estatus equitativo en la interacción sexual, aunque en algunas personas predominan unos sobre otros. En el caso de los hombres, la vista es primordial para la excitación sexual, en cambio para las mujeres es el oído y el olfato. La mayoría de los hombres se excita al pensar en tocar un buen cuerpo y creer que a la mujer le gustaran sus caricias, ellas por su parte, disfrutan de ser tocadas, pero debe existir un ambiente agradable a la vista y al olfato y son muy sensibles al oído. Cualquier ruido o mal olor las distrae y les baja la excitación.
Para que pueda darse una buena experiencia sexual, deben conocerse y conjugarse los cinco sentidos según el gusto de ambos participantes. Ellos deben comprender que a ellas les gustan cosas diferentes. Por ejemplo si a un hombre le atrae una mujer, es probable que los ruidos y el olor no sean tan importantes para el desarrollo de su excitación. Para él la vista y el tacto, así como el gusto serán lo fundamental. En cambio para ella tal vez sean más importantes las palabras, la música y los sonidos que rodeen la experiencia sexual, así como los olores que despida el cuerpo de él. Es por ello que la higiene es básica para que la mayoría de las mujeres disfruten de la experiencia sexual. El olfato de ellas es más sensible que el de ellos. Para el hombre un buen cuerpo sexual es más que suficiente para experimentar el deseo sexual, pero para ellas se requieren otros requisitos, tales como la voz que tenga, las atenciones que le brinde a través del tacto y el olor que despida su cuerpo.
Muchos hombres son capaces de hacerle sexo oral a su pareja sin importarles el olor que despide su vulva, en cambio la mayoría de las mujeres sienten rechazo por el sexo oral si el pene no está bien aseado. En los casos en que lo hacen, no experimentan placer como lo hace el hombre. Esto no quiere decir que a los hombres no les agraden las mujeres limpias y perfumadas, claro que les encantan, pero es más importante la vista que el olfato, razón por la que a los hombres les gusta más mirar, de allí el éxito de la lencería femenina y de las película pornográficas.
Sea cual sea la preferencia por alguno de los sentidos para experimentar excitación y placer sexual, los cinco sentidos entran en juego en el intercambio amoroso. Cuando la pareja cuida los detalles de cada sentido y establece un ambiente agradable y acogedor para tener relaciones sexuales, el éxito de la experiencia aumenta considerablemente. Cuando se conocen y respetan las diferencias y las preferencias en relación a los estímulos, la pareja tienen mejores posibilidades de tener relaciones sexuales mutuamente satisfactorias. Las atenciones que ambos se tengan para considerar los estímulos visuales, táctiles, olfativos, auditivos y gustativos de la pareja, serán fundamentales para asegurar el éxito de las relaciones amorosas cada vez que se tengan. Por ello es importante prepararse y arreglar el lugar y el momento para la experiencia erótica. El baño y el arreglo personal, el perfume corporal y de la habitación, el acomodo de los muebles, de la cama con sabanas limpias, la música de fondo, los aperitivos y la comida, las caricias previas y sobre todo las palabras amorosas que se profesen los enamorados, influirán de manera importante en el éxito de la experiencia erótica. Siempre valdrá la pena cuidar estos detalles, pues el orgasmo alcanzado siempre lo valdrá. Los cinco sentidos habrán estado al servicio del sexo sentido y del placer de la pareja sexualmente amorosa.

Sexualidad responsable y placentera.

Guadalajara, Jal. 24 de enero de 2009.
Sexualidad responsable y placentera.
Para algunas personas parece difícil creer que el placer y la responsabilidad puedan ir de la mano, pero para muchas otras, que tuvieron la fortuna de tener padres amorosos y responsables, el binomio si es posible, con los consiguientes beneficios. La educación sexual no debería ser un problema si se la considerara como parte normal del sano desarrollo de todas las personas. Los mejores y los peores educadores suelen ser los padres, quienes con el ejemplo amoroso o agresivo, van moldeando la mente de sus hijos y la percepción que éstos tienen de lo que es la sexualidad. Los progenitores que saben disfrutar de su sexualidad y de su convivencia conyugal, que no experimentan la sexualidad con culpa ni prejuicios, tienden a ser más francos y claros en las actitudes y respuestas que les dan a sus hijos respecto al erotismo, garantizándoles una vida sexual más sana y placentera.
La educación sexual se mama desde la infancia y comienza desde las fantasías preconceptivas que los padres tienen sobre el sexo del futuro hijo que esta por nacer. En la mente de los padres aparece el pequeño con un sexo deseado, independiente del que realmente tenga. Si al nacer el bebé, ambos padres son capaces de adecuar sus fantasías a la realidad, éste crecerá sintiéndose amado con su sexo biológico y no tendrá grandes problemas en la conformación de su identidad sexual genérica. En los casos en que los padres o alguno de los dos no aceptan la realidad biológica de su hijo, éste o ésta crecerán con mayores desafíos para lograr una adecuada identidad sexual. Cuando los padres se adaptan fácilmente a la realidad del sexo biológico de su pequeño (a), lo educaran según los cánones sociales para ello y el hijo se irá comportando conforme a los mismos. Es importante que ambos padres estén en sintonía para responder las inquietudes que los pequeños plantean desde muy temprano y que sus respuestas sean acordes a las preguntas y situaciones que se les presentan. Lilia es una joven madre de un pequeño de 9 meses que refiere, muy contenta, la primera vez que vio a su niño tocarse el pene y como éste se observaba fascinado por las sensaciones que le generaba el tocárselo. En ningún momento se angustio, ni lo reprendió, en cambio se sintió contenta de ver el gusto que su pequeño experimentaba con el descubrimiento. Es una madre que disfruta con el desarrollo de su hijo.
Desde muy temprano en el desarrollo, los padres refuerzan o reprimen determinadas conductas sexuales de sus hijos pequeños y de esta manera les mandan mensajes de lo que aprueban y lo que desaprueban. Una vez que éstos son capaces de preguntar, plantean las dudas universales que tienen que ver con el origen de la vida: “¿cómo nací?, ¿dónde estaba antes?, ¿cómo entre a tu panza?, ¿qué hizo mi papi?, ¿Por qué son diferentes los niños de las niñas?, ¿Por qué no puedo tener un bebé contigo?, ¿puedo besar a mi papi en la boca?, ¿puedo acostarme con él y tener un bebé? Estas y muchas otras preguntas deben ser respondidas con tranquilidad y sinceridad por parte de los padres, para que se les forje y fortalezca el espíritu por explorar y conocer el mundo que los rodea, si se les reprime su curiosidad sexual, se corre el riesgo de reprimir su espíritu epistemofilico y alterar su desempeño escolar, pues llegan a temer preguntar en la escuela por creer que es malo investigar.
Es importante que los padres sepan y comprendan que los pequeños tienen una curiosidad normal y natural por explorar su cuerpo y que en este proceso experimentan placer al tocar sus genitales, surgiendo de esta manera la masturbación infantil. El autoerotismo infantil es algo que las madres propician mediante el aseo corporal del cuerpo de su pequeño(a), pues al limpiarle su zona genital la estimulan con el tacto. Cuando éste crece, tiende a hacerlo por sí mismo y a experimentar placer. Las actitudes que los padres muestren ante el autoerotismo de sus hijos y las aclaraciones que les brinden, influirán en la concepción que tengan de sí mismos y de sus cuerpos. Se sentirán buenos o malos, experimentarán placer y alegría o culpa y miedo.
En la adolescencia los chicos y chicas se ven sometidos a nuevas experiencias corporales que no comprenden, pues los cambios hormonales los toman por sorpresa. Cuando los padres han establecido una buena comunicación y han respondido con claridad y sin miedo a las preguntas sexuales de los hijos, tienen mejores posibilidades de continuar orientándolos en la adolescencia, para responder a sus inquietudes y poder trasmitirles sus normas y valores sobre el comportamiento sexual. Es recomendable que a ambos sexos se les eduque en el conocimiento del funcionamiento del otro sexo, que los chicos conozcan el proceso de la menstruación y desarrollo del cuerpo femenino y que ellas sepan de las poluciones y de cómo reacciona el cuerpo masculino frente a la estimulación sexual. Que conozcan sobre los métodos anticonceptivos, sobre las enfermedades de transmisión sexual y sobre todo, que sepan mantener un control sobre sus impulsos sexuales, sin llegar a reprimir su autoerotismo de manera culpígena. Si los padres adoptan una postura natural frente a la sexualidad, si han sido amorosos como pareja, si mantienen abierto el canal de comunicación con sus hijos, pero sobre todo, si son congruentes entre sus pensamientos y sus actos sexuales, podrán tener mejores posibilidades de éxito en su educación sexual para que sean personas responsables en el manejo de su sexualidad y erotismo y en la adultez gocen de una vida plena, placentera y sexualmente responsable.
Para saber más: “Yo sexo, tú sexo, nosotros… de Hiriart, V. editorial Grijalbo.