jueves, 23 de abril de 2009

HUELGA DE PIERNAS CRUZADAS

Guadalajara, Jal. 6 de abril de 2009.
HUELGA DE PIERNAS CRUZADAS.
Por lo general la mayoría de los hombres siempre están dispuestos a tener relaciones sexuales, sea con su pareja o con la persona que les excite, aunque en algunas ocasiones su deseo se vea mermado por diversas circunstancias, surgiendo la huelga del pene caído, imposibilitando la penetración y mermando el deseo. Por su parte, muchas mujeres requieren de sentirse deseadas y queridas para disponerse a disfrutar de las relaciones eróticas. Cuando ellas no lo desean porque están enojadas, frustradas o desanimadas debido a que su pareja no las sabe complacer, o las ha hecho enojar, emplean lo que se conoce como huelga de piernas cruzadas, consistente en negarse a abrirlas para que el otro las penetre. Su negativa impide el disfrute masculino y ellas se libran de un mal momento.
Las razones por las que una mujer se niega al sexo con su pareja son múltiples, pero dentro de las principales, está el coraje derivado de las múltiples experiencias frustrantes por haberse quedado sin haber alcanzado la satisfacción prometida y anhelada. Aunque ellas son coparticipes de dicha frustración por haber elegido a su pareja, el hecho de que ésta no sepa complacerlas las enoja y las lleva a negarse al coito, pues les resulta frustrante. En otras ocasiones, sabedoras de lo importante que es para su partenaire, emplean la huelga de piernas cruzadas como medida de chantaje o de expresión de su molestia por diversas razones. Saben que al negarse, el otro hará cosas para convencerlas de que accedan a su deseo y de esta manera ellas adquieren poder en la relación. Por ello se emplea el término de huelga de piernas cruzadas, pues se presiona para que el otro conceda el pliego petitorio. Esto conlleva que ellas se sienten como el obrero y vean a su pareja como si fuera el patrón. La lucha de poderes entre los sexos lleva a que este tipo de mujeres utilice la negativa al sexo de esta manera.
Cuando se presenta la huelga de piernas cruzadas, algunos hombres se muestran amables y atentos con su pareja, dispuestos a complacerlas en sus peticiones, lo cual hace que se establezca como un mecanismo de negociación cotidiano: cada vez que ella desea algo especial, se negará al sexo, sabiendo que de esta forma, él estará dispuesto a darle lo que pida para obtener su placer, lo cual puede llegar a mercantilizar la relación sexual. Lo interesante es que para algunos hombres, este mecanismo se vuelve algo interesante y excitante y esperan que la mujer oponga resistencia y una vez vencida ésta, se sienten más complacidos, pues es como si hubieran logrado un gran trofeo, mientras más trabajo les haya costado, más valioso se vuelve. El riesgo de la huelga de piernas cruzadas consiste en que el hombre se desespere y salga a buscar el placer que se le niega dentro de casa. En estos casos, el método pierde eficacia porque la satisfacción se obtiene en otro lugar o mediante la masturbación, en demerito de la relación conyugal. Cuando la huelga de piernas cruzadas se emplea de manera esporádica, mantiene su poder de persuasión sobre la conducta sexual del varón.
El equivalente masculino a la negativa femenina se le podría llamar huelga de brazos caídos, pero en realidad es el pene el que se mantiene flácido, sin la erección necesaria para concretar la penetración y en consecuencia el acto sexual queda sin efecto. Cuando es el hombre el que emplea la huelga del pene caído, las razones se deben a: que ha dejado de interesarse por su pareja, se encuentra muy preocupado o esta deprimido, generalmente por cuestiones económicas, que no le permiten ejercer su función de proveedor, por lo cual se le cae el ánimo sexual y se le dificulta la erección. Cuando se ha dejado de interesar por su pareja, casi siempre es porque existe otra persona en medio de ambos, aunque no es regla general que esto suceda. Puede ocurrir que los conflictos hayan deteriorado la relación y el deseo sexual haya desaparecido, pues el enojo constante impide que florezca la libido entre ambos cónyuges. Cuando el origen de dicha huelga es la preocupación laboral o económica, los hombres se sienten menos, su autoestima varonil se ve deteriorada y llegan a temer que su pareja los deje de querer y de desear. La cultura y la costumbre les enseño que su función en la vida era ser proveedores y si no lo pueden mantener, el temor al fracaso conyugal los lleva a esta situación. En el caso de que la angustia sea extrema y caigan en depresión, el problema se complica pues además de afectar su ánimo sexual, se ve afectado su rendimiento laboral, convirtiéndose esto en un círculo vicioso que agrava la situación matrimonial.
Tanto la huelga de piernas cruzadas, como la del pene caído, son malas estrategias para resolver los conflictos y lo único que provocan es acrecentar el problema que experimenta la pareja. Ni una ni otra huelga son la mejor alternativa para mejorar la convivencia sexo conyugal, pues solo desgastan el vínculo erótico y amoroso de la pareja. Cuando llega a presentarse alguno de estos comportamientos, lo recomendable es abordarlo mediante el dialogo claro y honesto, para que entre ambos busquen la solución más adecuada. Si después de haberlo intentado, no encuentran la respuesta favorable a sus expectativas, “es conveniente y hasta imprescindible, tener a mano” el teléfono de un buen terapeuta sexual que les ayude a resolver su conflictiva, antes de que ésta se haga crónica y el costo emocional los deje sin ánimos de buscar la ayuda para encontrar la salida. La inversión en una adecuada asesoría conyugal les puede ahorrar un gasto libidinal excesivo.