jueves, 26 de julio de 2012

Inconsciente, sexualidad y albures.

Guadalajara, Jal. 5 de junio de 2012. Articulo para el programa de Radio U de G del jueves 7 de junio de 2012 Freud postulo que la mayor parte de nuestros actos están motivados por razones inconscientes, queriendo decir son ello que desconocemos el origen que motiva lo que hacemos. También planteo que muchos de nuestros deseos sexuales y amorosos tienden a ser reprimidos porque la familia y la sociedad los rechazan, de tal manera que se hunden en el inconsciente y tendemos a olvidarnos de ellos. Pero por otra parte, hablo de la fuerza de los deseos a través de la libido y de la agresión, lo que los hace aflorar por diferentes caminos: el cuerpo, los sueños, las fantasías, los actos fallidos y los chistes, son algunas de las manera en las que el Yo burla la censura impuesta por el Superyó y permite que afloren en la conducta y en la conciencia los contenidos que se han mantenido en el inconsciente. La sexualidad, en todos sus aspectos, suele ser reprimida desde la infancia y solo se le permiten ciertos desahogos. Si los padres son comprensivos, no regañaran al niño que explora sus aéreas genitales, ni amenazara al adolescente que se masturba, al contrario, los orientara y educara en el ejercicio libre y responsable de su sexualidad, para que sean adultos maduros y capaces de ejercer una vida sexual placentera y responsable. Pero la mayoría de la población tiende e a asustarse con las expresiones de la sexualidad de los niños y los reprime con amenazas muy fuertes para que abandonen sus intereses eróticos desde temprana edad. En los casos en los que la educación es permisiva y no agresiva, aun así los pequeños reprimirán una buena parte de sus deseos, como los edípicos que implican el deseo de posesión del padre del sexo opuesto y el anhelo de ocupar el lugar del padre del mismo sexo en el lecho conyugal. También reprimirán sus deseos de practicar una sexualidad para la que aun no están preparados. Los adolescentes tendrán que conformarse con la exploración autoerótica antes de iniciarse en la práctica de su sexualidad con alguna pareja, por lo que también reprimirán sus deseos, fantasías y curiosidad de exploración. En la vida adulta, los contenidos reprimidos buscaran aflorar a la conciencia y harán que la persona intente darle satisfacción a lo que se reprimió en el pasado. Si logran hacerlo adecuadamente y dentro de los cánones permitidos por la sociedad, desahogaran sus deseos sexuales sin consecuencias negativas y alcanzaran cierto grado de satisfacción que los dejará complacidos. Pero si la realidad se interpone o la conciencia de culpa es muy represora, cualquier deseo que aflore a la conciencia, vía sueños, albures, lapsus o fantasías, serán reprimidos nuevamente y en el caso en el que la persona se de permiso de expresar esos deseos, la culpa le pasará una factura con altos intereses, a menos que su conciencia moral no esté muy fortalecida, entonces dejará que afloren sus deseos sin control. Es el caso de los sociópatas sexuales que no les importa el daño que puedan causar con tal de obtener su satisfacción. Los hombres y las mujeres tienen maneras de burlar la censura impuesta por el superyó y de esta forma logran darle salida a sus deseos sexuales, que de otra manera permanecerían atrapados en el inconsciente. Mediante los chistes colorados, los albures, los actos fallidos y los lapsus linguae, así como a través de los sueños y de las fantasías, se pueden manifestar esos deseos, sin correr mayores riesgos. Los chistes sexuales, las bromas y los albures son una manera socialmente permitida para hablar del sexo, sin angustiarse. Se pueden burlar de la forma de los genitales, del valor masculino o femenino, de la potencia sexual, de la orientación genérica, etc. Ya Freud lo describía en su artículo “El chiste y su relación con el inconsciente” de 1905. A través de los sueños y de las fantasías, se puede disfrutar de lo que en la realidad está prohibido y no se encuentra al alcance de la mano, sin angustia, pues el soñante se justifica diciendo “solo fue un sueño” y tiende a no darle importancia. Los chistes, los albures, las bromas, las fantasías y los sueños nos ayudan a darle salida a nuestros deseos sexuales reprimidos, los cuales no nos atrevemos a reconocer por el temor a nuestra conciencia moral o “al qué dirán los demás”. Son opciones que nos facilitan el desahogo sexual sin poner en riesgo nuestra integridad ni la de los demás. En el caso de los chistes, las bromas y los albures, la risa es un complemento que aumenta el placer por permitirnos burlar al superyó, permitiendo que afloren los deseos que tenemos en el inconsciente. Las personas que no son capaces de reírse de sí mismas, que se enojan con los chistes, las bromas y los albures sexuales, tienden a enfermarse de su sexualidad o de su mente, en grados mayores que quienes si disfrutan la expresión sexual mediante estos mecanismos. Los actos fallidos, los lapsus linguae y los sueños y las fantasías son una herramienta que tenemos para dejar salir nuestra imaginación y darle cumplimiento a los deseos que se han mantenido insatisfechos porque la realidad no lo permite o porque en algún momento de la vida decidimos que era malo hacerlo. Marco Antonio Pérez Mora es Psicoanalista y psicoterapeuta de parejas. dr_perezmora@yahoo.com www.perezmora.blogspot.mx