viernes, 7 de mayo de 2010

DIFERENCIAS DE EDAD EN LA PAREJA.

Por tradición ancestral en casi todas las culturas y épocas, el hombre suele ser mayor que la mujer a la hora de escoger pareja. Esto se debe a que el varón era el principal proveedor económico y material del hogar. Un hombre de menor edad que su mujer, difícilmente podría proveerla de sus necesidades materiales. Hoy en día, con el acceso de las mujeres al trabajo bien remunerado, algunas parejas han invertido las edades, siendo ellos menores que ellas, con lo cual se ganan algunas críticas de su alrededor. Sin embargo, por cuestiones biológicas, lo ideal sería que el hombre fuera más joven que la mujer, para que éste le rindiera mejores y mayores satisfacciones sexuales.
Por cuestiones culturales de privilegio a los varones, muchas mujeres han escogido a hombres que en ocasiones les doblan la edad, lo cual, a pesar del amor que les hayan profesado, las deja en una situación de desventaja sexual, pues un hombre de cuarenta años que se casa con una chica de veinte, la podrá complacer los primeros diez años de vida conyugal, pero cuando ella tenga treinta, él tendrá cincuenta y comenzará a reflejarse el efecto del tiempo en la calidad de sus erecciones y en la frecuencia de las relaciones sexuales. En cambio, las mujeres tienden a tener su mejor época en la década de los treintas. El atractivo sexual que ejercen algunos hombres que peinan canas sobre las chicas jóvenes, tiene que ver con los resabios de su complejo de Edipo, que las lleva a buscar una relación de protección paternal. A estas chicas les agrada estar con un hombre mucho mayor porque fantasean, a nivel inconsciente, que están con su padre. Además de esto, creen que le han ganado la partida a su madre, las mujeres de la edad de él, pues al ser elegidas por un cuarentón o cincuentón, sienten que han dejado atrás a la mujer que tiene una edad similar a la de su madre. Otro aspecto que atrae a estas chicas, que prefieren hombres mucho mayores que ellas, es el sentir que serán protegidas por alguien a quien ven seguro de sí mismo, exitoso, maduro, con bienes materiales y un trabajo e ingreso estables, tal como veían a su propio padre cuando ellas eran niñas.
A los hombres maduros les atraen las chicas jóvenes porque eso les levanta la auto estima, porque las ven más lozanas y libidinales que a las de su misma edad. Muchos hombres de edad prefieren a las jovencitas porque creen que al andar con ellas se rejuvenecen. Al llegar a los cincuenta años de edad, algunos hombres se sienten viejos o temen llegar a serlo y el tener una pareja femenina mucho más joven contrarresta sus temores. Narcisistamente sienten que son más poderosos y potentes en su sexualidad, aunque en muchos casos ellas estén en la relación por otras razones y no necesariamente por lo que ellos creen.
Cuando los hombres son mucho más jóvenes que ellas, los problemas surgen cuando las mujeres comienzan a dar muestras de envejecimiento o cuando ellas esperan que ellos maduren y se comporten de manera más adulta y menos infantil y dependiente, como lo han hecho anteriormente. Los hombres jóvenes que eligen a mujeres mucho mayores que ellas, están buscando una relación como la que tuvieron con su madre en la infancia. Es una manera de actualizar su Edipo con una mujer que representa a su progenitora pero sin las angustias incestuosas, aunque en la relación ella se comporte como si lo fuera. A veces son protectoras y proveedoras de las necesidades de ellos, a cambio de sentirse amadas y deseadas. Si la relación es buena, ellas suelen ser beneficiadas con la potencia sexual de ellos, pero si éstos son infantiles y dependientes, esperaran que ellas los complazcan sin interesarse por sus necesidades, por lo que serán eyaculadores rápidos y no se preocuparan por complacerlas. Como ellas se sienten bien por el hecho de haber sido elegidas por un hombre mucho más joven, no les importa tanto el placer sexual, sino la simple compañía y el poder gratificar a su hombre-bebé con cosas materiales.
Para evitar conflictos mayores y problemas derivados de la brecha generacional, es recomendable que las diferencias de edad no sean mayores de cinco años, para arriba o para abajo. Cuando hay diez o más años de diferencia, se presentan dificultades para la convivencia cultural y social, que contribuyen a incrementar los problemas cotidianos que genera la vida en pareja por sí misma. Sin embargo, como la relación de pareja implica muchos más factores que la simple edad, también hay casos en los que el abismo cronológico no es un impedimento para que ambos disfruten de su compañía, pues las ganancias secundarias que ambos obtienen, mitigan las pérdidas primarias. Ejemplo de esto es el caso de la pareja en donde él es veinte años mayor y se comporta de manera paternal con ella, quien a su vez perdió a su padre cuando era muy pequeña. Ahora ella lo mima, lo cuida y lo admira porque lo ve como le hubiera gustado ver a su padre. A su vez, a él le gusta sentirse admirado y le encanta cuidarla y protegerla, se comporta con ella como si fuera un padre protector y la trata como “a su niña”. Una relación así de complementaria puede durar toda la vida, solo que no podrán compartir muchas otras cosas. Aunque tal vez no les interese eso, pues se satisfacen con lo que se dan mutuamente.
Una pareja en la que ella sea veinte años mayor que él suele presentar mayores problemas que cuando él es el mayor, pues la sociedad no lo acepta con la misma facilidad. Aunque muchas personas, sobre todo cuando están enamoradas no le dan importancia a la diferencia de edades, cuando ésta es muy grande, propicia conflictos adicionales, de los cuales hay que estar consciente y preparados para enfrentarlos de manera adecuada. En el enamoramiento la diferencia de edades no cuenta, en la vida real si afecta.