martes, 20 de abril de 2010

MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.

Guadalajara, Jal. 3 de marzo de 2009.
MUJERES QUE RECHAZAN EL SEXO.
Existen algunas mujeres que sienten un gran rechazo por las relaciones sexuales, el cual es originado por la educación y experiencias sexuales de su infancia y adolescencia; aunque en otros casos se debe a las malas experiencias vividas con su pareja formal. En ciertas épocas de la vida, como es la menopausia, también se rechazan las relaciones sexuales por efecto de la falta de hormonas, sobre todo de la testosterona, pero en estos casos, la mujer si tuvo deseos sexuales previamente y con el tratamiento adecuado suele desaparecer la negativa al sexo. En las situaciones en las que la mujer ha manifestado rechazo al sexo, a pesar de haber tenido hijos y estar casada, su historia infantil es determinante para comprender las razones de su oposición.
En muchos ambientes sociales a la mujer se le enseña que el sexo es algo malo, que solo lo pueden experimentar para tener hijos pero no para disfrutar del mismo, se les hace creer que los hombres solo las buscarán para tener sexo, pero que ellas no deben acceder al placer, so pena de convertirse en prostitutas. Estas actitudes familiares provocan que tengan que reprimir sus deseos normales y naturales y vivan a la sexualidad como algo que se tiene que evitar y que cuando se ven obligadas a complacer a su marido no deben dar muestras de ningún tipo de disfrute. Por lo general las madres de estas mujeres fueron personas que no pudieron disfrutar de su sexualidad, porque les transmitieron un mensaje similar o porque sus parejas masculinas solo las utilizaron como recipientes de semen, sin miramiento y sin interés por complacerlas en su sexualidad. Las mujeres que rechazan el sexo no pudieron ver muestras de afecto amoroso entre sus padres, a su madre siempre la vieron triste o enojada y a su padre distante y poco amorosa con su madre y con ellas mismas.
En el supuesto caso de haber experimentado juegos sexuales infantiles y autoerotismo, fueron duramente reprimidas y se les hizo creer que habían pecado con su cuerpo, debiendo ofrecerlo en sacrificio para ser dignas de ser amadas, pero sin ningún tipo de placer. Por lo general no recibieron información adecuada sobre su cuerpo, sus sensaciones y deseos sexuales, mucho menos sobre la sexualidad masculina, de tal manera que llegan a la adolescencia y a la adultez en la ignorancia y el miedo sexuales. Se llegan a casar porque así toca socialmente, pero reprimiendo todo interés por la sexualidad, de tal manera que no sienten ningún placer en la relación con su marido. Esto provoca que en muchos matrimonios, el hombre se sienta rechazado y salga a buscar otro tipo de mujeres que no se muestren reacias al sexo, con los consecuentes problemas de celos e infidelidades. Sin embargo, algunas de estas mujeres llegan a decirles a sus maridos que las dejen en paz y que se busquen otras mujeres para el sexo, sin por ello dejarlos. Ellas valoran el matrimonio y a los hijos, pero no les gusta ser asediadas sexualmente por sus esposos, ya que no disfrutan en lo más mínimo de las relaciones. En algunos casos de rechazo al sexo, existió abuso sexual en la infancia, lo cual marca negativamente a la persona y si no pudo elaborar adecuadamente la mala experiencia, ésta le impedirá disfrutar de sus experiencias sexuales.
Existe otro tipo de mujeres que rechazan el sexo, pero no por malas experiencias en su infancia, sino porque su esposo no supo hacerlas disfrutar de la experiencia desde la luna de miel, ya que no tomo en cuenta sus necesidades sexuales y amorosas, utilizándolas solamente como objetos en donde depositar su pene y su semen. En estos casos, las mujeres no sienten ningún deseo, pues las experiencias son malas y frustrantes y con el paso del tiempo prefieren anular sus deseos, pues las constantes frustraciones las decepcionan. Rechazan al sexo porque no les satisface la manera en que su partenaire las trata, como sucede con las parejas de eyaculadores precoces, que cansadas de tener esos contactos fugaces y sin disfrute, prefieren darse la vuelta y dormirse, rechazando esas manifestaciones truncas, que solo les genera malos ratos y tragos amargos.
Pero no toda la culpa es de los hombres, existen parejas en las que ellos son amables, amorosos y preocupados por el bienestar de ellas, pero no pueden luchar contra la historia de represiones, prejuicios, inhibiciones y experiencias negativas que su mujer vivió en su infancia y adolescencia, razón por la que se hace necesaria una terapia de pareja que les ayude a modificar sus patrones de conducta sexual y que ellas aprendan a experimentar la sexualidad de manera placentera, sin miedos, sin inhibiciones y sin culpas. En muchos casos, los hombres de estas mujeres se desahogan en otras relaciones, pero mantienen el vínculo afectivo con su esposa, por los hijos, la costumbre, las conveniencias económicas y sociales y en ocasiones porque las siguen queriendo a pesar de que los rechazan en la cama.
Por lo general las mujeres que rechazan el sexo viven amargadas, frustradas, enojadas, deprimidas y son exigentes con la limpieza, el orden y el control. Algunas suelen ser muy trabajadoras y eficientes en lo que realizan, pero la represión de su sexualidad les dificulta disfrutar de las demás cosas de la vida. Cuando estas mujeres se deciden a buscar ayuda profesional y dejan de rechazar el sexo, descubren que han estado viviendo en el error, logrando romper con esas inhibiciones, represiones, prejuicios y aprenden a disfrutar de su sexualidad en beneficio de su vida personal y conyugal.