miércoles, 21 de julio de 2010

COMPARTIENDO FANTASÍAS.

Guadalajara, Jal. 23 de Octubre de 2007.

Ellos sueñan con ellas y ellas sueñan con él. Las fantasías sexuales son diferentes entre ambos sexos. Ellas son más enamoradizas, requieren de sentirse queridas y deseadas para disfrutar de un sexo mejor. Ellos se sienten bien con el desahogo, aunque si se sienten deseados su placer también aumenta. Ellos sueñan con un harem, ellas con un sultán. Los contrastes en los sueños y fantasías sexuales tienen que ver con las diferencias genéricas y la distinta educación sexual. La cultura siempre ha sido más permisiva con los deseos masculinos y más represiva con el erotismo femenino. Sin embargo las fantasías son parte del encanto de la relación sexual y cuando se comparten sin temores, falsos prejuicios o inhibiciones, la experiencia sexual de la pareja se enriquece.
A la mayoría de las personas se les ha educado en la consigna de que no se debe hablar del sexo, que esto es algo muy íntimo y personal, razón por la que no se comparten los deseos y fantasías con la pareja, limitándose de esta forma la posibilidad del placer compartido. Contarle las fantasías sexuales a la pareja no implica que éstas se realicen necesariamente. Al contrario, muchas veces este compartir propicia que disminuya el deseo de realizarlas, por el hecho de haberlas expresado. Simplemente se compartió la fantasía con la persona querida. Algunas parejas se sienten heridas porque su partenaire fantasea estar con alguien diferente, por querer compartirla (lo) con otro (a) o porque desea hacer cosas que él o ella no habían contemplado que alguien las pudiera realizar. La realidad es que todo el mundo tiene fantasías sexuales, el problema es que no las comparte por temor a la crítica o al rechazo.
Muchos hombres sueñan con hacer el amor con dos mujeres a la vez, algunas mujeres desean estar con dos varones al mismo tiempo. Un alto porcentaje de hombres anhelan tener sexo anal con su pareja, la mayoría de ellas se niega a esta idea por el temor al dolor, por prejuicios y por miedo al castigo divino. Muchas mujeres fantasean con experiencias sexuales románticas como una velada, un lugar especial, mientras que otras desean tener sexo en lugares peligrosos o públicos con la intención de hacer algo atrevido: en un elevador, en el baño de un avión, en un parque, en el auto en un estacionamiento público, etcétera. Los hombres fantasean con relaciones sexuales en las que duran mucho tiempo o en las que las mujeres admiran el tamaño de su pene y quedan muy satisfechas. Otros sueñan con relaciones sexuales con algún personaje de la familia: una prima, la cuñada, la tía o la comadre, porque esto les da un plus de excitación.
Cualquiera que sea la fantasía sexual, si existe suficiente confianza e intimidad emocional entre la pareja, se puede compartir, dialogar y acordar su realización, siempre que ambos estén de acuerdo y no haya reclamos posteriores. Para lograr esto es necesario que existe suficiente madurez emocional y que ambos estén conscientes de los riesgos y evalúen los pros y los contras de su realización. Si alguno no está de acuerdo en hacer algo debe existir la suficiente confianza para expresarlo y el otro deberá considerar los argumentos esgrimidos en contra de su propuesta. Si se comparten las fantasías es con la idea de mejorar la comprensión y el conocimiento mutuo, con la finalidad de enriquecer la vida sexual. Siempre que se realice alguna fantasía, es conveniente disponer de tiempo suficiente para dialogar cómo se sintió cada uno. En ocasiones el que la propuso es el menos satisfecho y quien acepto resulta que disfruto más. En otras situaciones, puede resultar afectada la relación amorosa. Si se habla de lo que cada uno experimento, podrán decidir si la repiten o la dejan de lado como una experiencia más.
En algunas fantasías sexuales se incluyen a terceros, como son los tríos o el intercambio de parejas, siempre habrá que utilizar protección para evitar cualquier susto; en otras sólo son situaciones especiales, como la inclusión de juguetes sexuales: dildos, consoladores, ropa sexy, cremas, lociones, etcétera. También se pueden proponer lugares especiales como la playa, el campo, un río, debajo de un puente, en un concierto, la sala de un cine, en el auto o en cualquier lugar que para la pareja resulte provocador y excitante. En estos casos se deben calcular los riesgos de ser descubiertos por la policía y tener que acudir a los separos o salir en el periódico.
Existen las fantasías sexuales en las que los personajes principales son la pareja misma; en éstas él o ella sueñan con hacer el amor de manera especial. Puede ser que anhelen un fin de semana para ellos solos, dedicados a complacerse mutuamente, que sueñen con relaciones muy placenteras e interminables, que alcancen más de un orgasmo en cada sesión coital, que experimenten diferentes posiciones y exploraciones corporales, etcétera.
Independientemente del tipo de fantasías, lo importante es la confianza que exista en la pareja para confiar uno en el otro y compartirlas. Cuando ambos se lo permiten, aumenta el lazo afectivo entre ellos, se sienten más comprometidos, mejora la confianza y se fortalece la intimidad. No todas las parejas tienen la capacidad de poder compartir sus fantasías sexuales, pero cuando lo hacen, mejora mucho la calidad de su vida sexual. También es importante reconocer que ambos sexos son diferentes y si fueran del mismo sexo, entender que son dos personas diferentes y que tendrán que dialogar para compartir sus fantasías sexuales, con el ánimo de mejorar su vínculo amoroso.