miércoles, 21 de julio de 2010

LAS FANTASIAS SEXUALES.

Guadalajara, Jal. 5 de junio de 2007

Todos los seres humanos tienen fantasías sexuales a lo largo de su vida. Desde el pequeño que fantasea con ser el galán de mamá y la niña que quiere ser la princesa de su papá, el adolescente que sueña con su maestra, con la mamá de su amiga o con una compañera que no le hace caso, hasta el adulto que en la relación sexual con su pareja se está imaginando miles de situaciones que le ayudan a incrementar su excitación y placer en la relación con ella. Las fantasías sexuales ayudan a contrarrestar la rutina que invade a las parejas con el paso del tiempo y a incrementar la pasión y el placer en su intercambio libidinal.
Existen personas que no se permiten tener fantasías sexuales porque se sienten culpables, se angustian por el contenido de las mismas o creen que son unos perversos por desear situaciones que los excitan. Es importante señalar que todo mundo desea tener algo más y diferente a lo que tiene a la mano, y que es normal y sano. Tanto los hombres como las mujeres fantasean con experiencias nuevas y más excitantes, lo cual no implica ser infiel a su pareja, ni es señal de insatisfacción conyugal. Las fantasías pueden ayudar a mejorar las relaciones con la pareja y pueden ser múltiples. Pueden ser con el partenaire o con otras personas, heterosexuales u homosexuales. En las fantasías sexuales no hay más límite que el de la propia imaginación y creatividad. Una persona puede recurrir a la fantasía para incrementar su excitación o para aguantar más tiempo el momento de la descarga eyaculatoria u orgásmica. Las fantasías le ayudarán a ser diferente en su interacción con la pareja, enriqueciendo su experiencia. Pueden ser individuales o compartidas.
Las fantasías individuales solo las conoce el autor y únicamente él o ella saben en lo que están pensando y lo que les excita más. Se pueden cambiar de acuerdo con las circunstancias y a la velocidad de la luz. Una persona puede estarse imaginando con una actriz o actor, con una amiga (o), ser un potente seductor, tener un cuerpo fabuloso, ser incansable en el sexo, ser súper deseado por su pareja y todo ello en una misma relación sexual. Al terminar se podrá quedar callado (a) y no compartir su fantasía con su pareja, sin que esto implique nada anormal. En cambio, las fantasías compartidas conllevan dialogarlas para llevarlas a cabo juntos. Tal es el caso de quien se imagina que hace el amor con su pareja y alguien los observa o está presente en la experiencia, o de quienes juegan a que uno de los dos es un determinado personaje, como es el caso en el que él juega el rol del alumno que es seducido por su maestra o su jefa laboral y ella, desempeña dicho rol. Esta fantasía, llevada a la realidad a través del juego de roles conlleva compartir con el otro (a) qué partes del juego son más excitantes y qué se espera que haga cada uno para que resulte realmente excitante y placentera.
En las fantasías individuales, cada participante se imagina las cosas como mejor le parecen y puede cambiar de una escena a otra sin tomar en cuenta al otro (a). De él o ella depende el flujo de ideas, imaginaciones, cuadros mentales, escenas o situaciones que más le complacen y las puede manejar a voluntad. Tienen la libertad de conservarlas en la intimidad o de compartirlas con su pareja.
Lo relevante de las fantasías sexuales, sean individuales o compartidas, es que contribuyan a incrementar el deseo, la excitación y el placer en la experiencia, de tal manera que fortalezcan el vínculo amoroso e inviten a repetir la experiencia libidinal. Es importante que la persona no se sienta culpable por lo que ha fantaseado y que entienda que aquello que se ha imaginado es algo agradable y que no le hace daño a nadie. Si alguna fantasía le resulta desagradable, tendrá que reprimirla para que no lo dañe haciéndolo sentirse malo por ello.
Cuando no se tienen a la mano una pareja o se tienen problemas con ella y no se puede llegar a tener sexo por tales dificultades, las fantasías son buenas opciones para practicar el auto erotismo. Incluso pueden ayudar a evitar las infidelidades, pues quien fantasea se excita y complace con la imaginación, sin tener que pasar a la acción. En algunos casos las fantasías pueden dar pie a que la pareja realice nuevas experiencias que enriquezcan su vida sexual. Como sería el caso en el que ambos planean irse de vacaciones a algún sitio especial y dedicarse todo el tiempo a sí mismos. Quienes planean hacer un intercambio de parejas, primero juegan en la fantasía y de esta manera se van preparando para su realización. Otras parejas suelen quedarse en la fantasía y de esta manera enriquecen su vida sexual, sin necesitar pasar a la realidad lo que han imaginado.
Sean del tipo que sean, las fantasías son un elemento que enriquecen la vida sexual de todas las personas. Hay quienes son más ambiciosos que otros, pero todos se imaginan cosas agradables y desean experimentar nuevas situaciones. Quienes se dejan llevar por sus fantasías sexuales para enriquecer su vida intima, logran mayor placer y variedad en sus relaciones. Cuando la pareja se sabe comunicar con franqueza y confianza y se participan sus fantasías sexuales, pueden jugar a que las realizan a través del juego de roles o practicarlas en la realidad si así lo acuerdan.
La mente es el órgano sexual más poderoso y si se fortalece la sexualidad a través de la imaginación y las fantasías, el placer puede llegar a ser infinito y servir para fortalecer y enriquecer el vínculo amoroso de los amantes.