martes, 20 de abril de 2010

LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.

Guadalajara, Jal. 24 de febrero de 2009.
LA EDUCACIÓN SEXUAL DE LOS HIJOS.
Algunas de las grandes preguntas que se plantean la mayoría de los padres es ¿cómo y a qué edad hablar con los hijos de la sexualidad? ¿Se les debe contestar a todo los qué preguntan?, ¿lo deben hacer ambos padres o a la niña la mamá y al varón el padre?, ¿se les debe decir la verdad o hay que matizarla? Las respuestas a estas preguntas es que se les debe hablar con claridad, a la edad en que preguntan, que es desde muy pequeños, de preferencia deben estar presentes ambos padres y no se les debe ocultar nada, pero la información debe dárselas de manera que sea comprensible para ellos. La información sexual se consigue en la escuela, en la calle y en los medos de comunicación, pero la mejor educación sexual se obtiene en casa con el ejemplo paterno.
Los pequeños comienzan a preguntar sobre la sexualidad desde temprana edad. Cuando quieren saber ¿en dónde estaban antes de nacer, si estaban en el vientre de mamá, cómo salieron y cómo entraron? ¿Por qué son diferentes los niños de las niñas en la zona genital? ¿Es posible que un niño se transforme en niña y viceversa? Son algunas de las preguntas que tienen que ver con la curiosidad sexual infantil. Las respuestas a estas preguntas deben ser claras y con una actitud natural, como cuando se les responde a las inquietudes de ¿por qué hay sol y hay luna? Claro que se les debe decir que ellos estuvieron en el vientre de su madre y que al crecer tuvieron que salir al mundo por vía vaginal, que fueron hechos con amor entre papá y mamá y que el padre puso su semillita dentro del cuerpo de la madre, juntándola con el ovulo de ésta. Las explicaciones no deben ser muy complejas, se debe responder una pregunta por vez para no confundirlos y al hablar de la semillita del papá no se debe hablar de los millones de espermatozoides que arroja el hombre en una eyaculación, ni del proceso de la ovulación materna, esas explicaciones se dejan para cuando el niño y la niña ya están en la preadolescencia y su mente es capaz de comprender todo el proceso de la concepción. Para explicar las diferencias sexuales, solo basta decirle que así es el mundo: hay hombre y mujeres, papás y mamás, niños y niñas y que unos tienen pene y las otras vulva y vagina. Que no es posible que un varón se transforme en niña ni ésta en niño. Si se les explica todo esto en un clima de confianza y armonía, sin asustarse con el tema, los niños reaccionaran con naturalidad y se irán animando a hacer más preguntas, conforme crezca su curiosidad por saber más de sí mismos, esto facilitará su interés en el aprendizaje escolar.
Es recomendable que ambos padres estén presentes para explicar estas dudas, pero si el niño las hace a uno solo de ellos, éste (a) debe responderlas y posteriormente dialogar con el otro (a) para retomar la pregunta del hijo (a) y abundar en las respuestas, de tal manera que los hijos sientan que pueden hacer este tipo de preguntas a cualquiera de los dos. Un padre debe estar preparado y no apenarse para explicarse a su niña porqué los varones tienen pene, lo mismo que la mamá deberá saber decirle a su hijo porqué las mujeres tienen vulva y senos. Los padres no deben avergonzarse al hablar con sus hijas sobre el proceso de la menstruación cuando llega el momento de hacerlo, lo cual debe ocurrir antes de la primera menarca de la hija, explicándoles que es un hecho normal y natural de la feminidad. No se les debe infundir miedo, ni hacer creer que será algo doloroso ni vergonzoso. A los chicos se les debe decir, previo a la pubertad, que tendrán poluciones nocturnas de las cuales no deben angustiarse, que es un proceso normal y que indica que están madurando, dejando de ser niños para transformarse en adolescentes.
También es importante hablar con los niños sobre la masturbación y hacerles sentir que es un proceso natural, que es normal que sientan placer al tocarse sus genitales, pero que es algo que deben hacer en privado y con higiene. Si se les llega a ver masturbándose, no deben regañarlos ni espantarlos, se deben hacer de la vista gorda y después abordar el tema en un ambiente de respeto y de clarificación, para que los hijos no se sientan culpables por su auto erotismo. Tampoco deben poner el grito en el cielo cuando los descubran en juegos sexuales infantiles, con los amiguitos, primos o entre hermanos, siempre y cuando sean de la misma edad. En el caso de sospechar de que haya habido algún abuso sexual por parte de alguien mucho mayor que ellos, se debe explorar en qué consistió dicho abuso y no hace sentir culpable al niño o niña que lo haya experimentado, pero si tomar cartas en el asunto para protegerlos del abusador, que por regla general suele ser un familiar cercano y, en muchas ocasiones, alguien de respeto en la familia.
Cuando estén por entrar a la pubertad es momento de aclarar muchas dudas sobre la sexualidad: las relaciones sexuales, el embarazo, los anticonceptivos, el preservativo, las enfermedades de transmisión sexual, el riesgo de los abusos sexuales, aunque desde pequeños es conveniente enseñarlos a cuidar de su cuerpo y a no permitir que nadie se los toque ni que los obliguen a hacer algo bajo amenazas. Es muy recomendable hablar sobre el noviazgo y los deseos sexuales, así como los riesgos de un embarazo no deseado. También se les debe hablar sobre las emociones, el afecto y el amor que se siente por la pareja. Que las relaciones sexuales conllevan un compromiso y una gran responsabilidad, por lo que se requiere de madurez para tenerlas sin riesgos innecesarios.
Si los padres no se sienten preparados para responder las preguntas sexuales de sus hijos, deben investigar en la literatura o consultar con un profesional de la salud sexual para que los oriente y calme sus ansiedades.